Ella no tiene amplia gama de elección.
Su embarazo, al no estar planeado, le ha dejado dos alternativas.
En una será llamada asesina.
Y en la otra, luchona.
Cualquiera de las dos la deja como parte del escándalo social; siendo atacada o motivo de burla, dependiendo si la ven verdugos o público de comedia.
En ambos escenarios será catalogado como una mala decisión.
Porque la gente habla, no escucha.
Enjuicia, no se aleja.
La gente perjudica al querer responsabilizarse de vidas que no les corresponden.
Y ella tendrá que aprender a vivir con eso porque el perfecto hombre que le prometió amor eterno se marchó hace tiempo.
Porque ella será tema a debatir, pero él seguirá tranquilo, cual cobarde refugiado en el anonimato.