Lo veía imposible y sin darse cuenta lo consiguió.
Ya le da igual ver como regala besos a cualquier tonta.
No anhela las caricias que solía otorgarle a su cuerpo.
Está conforme con el precio que pagó.
Su momento de gloria acabó, es capaz de verlo a la cara.
Y sonreírle a la espalda mientras él se marcha.
Quiere disfrutar la primavera.
Perseguir los días que ya no le quedan.
Aprovechar su libertad de vuelta.