Camina imaginando todo lo que pudieron llegar a ser, hoy su tiempo juntos sumaría otro aniversario.
Desearía que los dulces momentos hubiesen tenido más peso que las discusiones.
Que las bromas y el jugueteo no se hubiesen convertido en distracciones, evitando las muestras de afecto.
Que la rutina no se volviera jaula, ni la espontaneidad un escape en solitario.
Las lágrimas nublan su visión, incapaz de admitir cuanto odio le atribuyó.
Es tarde para arrepentirse, pero daría cualquier cosa por evitar el momento exacto en que lo conoció.
Y va andando sin rumbo, prometiéndose que no le dedicará un instante más.
Con la vaga idea de que en realidad, no es capaz de olvidar.