Cap. 43
"Este es el momento"
Josielen
- Debes cumplir tu destino
- Esto vas más allá de todos nosotros
- Busca la justicia
- Él se alimenta de nosotras
Todas las voces e imágenes se arremolinan en mi mente, las muertes y el fuego, la profecía, mi poder, cada párrafo.
Mi mirada vuelve a Matt, me mira y algo tiñe su mirada, él sigue esperando con su vaso, miro el mío.
- Es tu destino, el mundo está en juego- dice mi conciencia
Y el vaso cae de mi mano.
Una lagrima sale y me pongo de pie, corro y me encierro en el baño, dejó salir las lágrimas, el peso de lo que acabo de hacer me aplasta, me comprime el pecho y me deslizo por la puerta hasta quedar en el suelo, trató de acallar los sollozos con mi mano.
Mi estómago se cerró y mi cuerpo tiembla, mi cabeza duele, las emociones se mezclan, los sentimientos de tristeza y molestia generan un huracán en mí, soy consciente de lo que paso, soy consciente de lo que hice, soy consciente de la respuesta que acabo de darle…
Y duele, duele demasiado
Al calmarme salgo del baño.
La imagen frente a mí me hace saber que esta noche no termino.
Matt está sentado en la cama con su rostro entre sus manos, el me mira y se pone en pie.
Respiro hondo.
Matthew
La miro, sus ojos están rojos y suspiro.
No sé qué me paso, no sé porque dije eso, la declaración de Esteban hizo saltar todas mis alarmas, me sentí celoso y egoísta.
Y ebrio
Las palabras salieron de mi boca sin pensar, pero no me arrepentí, hasta que vi la confusión en su rostro, hasta que el vaso cayó de sus manos y ella se fue, me di cuenta de que había cometido un error.
El silencio reino entre los siete que quedamos, hasta que Fran dijo que debíamos retirarnos, sentí la mirada de Esteban sobre mí y no pude hacer nada, había arruinado todo.
- Estás bien? - pregunto acercándome, ella me mira
- Tú? - pregunta ella, suspiro
- Satis yo…- digo acercándome y acariciando su rostro con una mano- lo siento, no sé porque lo hice
- Si lo sabes- dice ella, se aleja de mí, ata su cabello en una cola, su mirada se pierde en la ventana
- Tú también lo sabes- digo acercándome a ella, ella suspira- sabes porque no bebiste- veo como baja su rostro, la abrazo por detrás
- No podemos hacer nada- dice ella girándose, me mira y noto sus ojos cristalinos- no? - dice, cierro mis ojos- contra el destino no se puede hacer nada- afirma con tono viciado por molestia y tristeza.
- Lo siento- digo porque en este momento es lo único que me sale decir, uno nuestras frentes
- Sería muy egoísta hacerlo- agrega acariciando mi rostro con sus manos, aprieto su cintura- pelear con él, con mi destino
- El mundo…- digo sin poder terminar, porque lo sé, porque sé que pasara
- Esto va más allá de nosotros- dice ella- debo entenderlo- abro mis ojos
- Serás la salvadora, eres especial- digo tragando el nudo de mi garganta- todos te amaran- ella sonríe con tristeza, con toda la incoherencia de esa expresión
- Y si solo quería que uno lo haga- dice ella mirándome, me pierdo una vez más
- Lo hace y hará…- digo reteniendo las lágrimas que intentan salir
Ella acaricia mi rostro, marca cada lugar mientras sigue el recorrido de sus manos con su mirada
- Lo hago y lo haré- me permito observarla porque no se cuanto pueda volver a tenerla así
- Ahora es cuando te vas de mi habitación? - pregunta ella a media voz y duele, no contesto, cierro mis ojos- ahora es cuando en verdad se termina todo- agrega volviendo a unir nuestras frentes
Ambos lloramos, lo hago y lo sé, sé que ella está igual que yo
- Por favor di algo- dice ella
- Te amo- digo en susurro abriendo mis ojos, los suyos siguen cerrados, lágrimas caen de estos ella aprieta sus labios- no me importa decirlo, te amo, mi amor, mi Satis, siempre será así.
Beso su frente, demorando un momento y me aparto de ella, sus ojos siguen cerrados y las lágrimas salen, limpio las mías y despeino mi cabello.
Ella se abraza a sí misma.
- Serás feliz- digo abriendo la puerta, duele demasiado, la punzada en mi pecho duele- me olvidaras
- No- dice ella abriendo sus ojos
- Quiero que lo hagas- digo bajando mi rostro, ella camina hacia mí, pero se detiene a unos pasos, la miro
- Que suerte que nadie puede obligar a la princesa- dice tratando de sonreír
- Te amo- digo en susurro
- Te amo - contesta ella y salgo de su habitación