"Cumpleaños número 21"
(parte 1)
Josielen
Abro mis ojos ante el murmullo fuera de mi habitación, los rayos de sol entran e iluminan el lugar.
Me desperezo
La puerta se abre y me siento sonriendo
Todos se paran mirándome, llevan gorritos de colores y Emma trae un muffin con una vela.
Rio.
Soplo la vela y todos aplauden.
Los chicos se van para que pueda cambiarme, las chicas ocupan mi cama
Me meto al baño, lavo mi rostro y me cambio, me miro al espejo
Salgo, tratando de sonreír
Ellas sonríen y vienen hacia mí, mientras una me peina, la otra me maquilla, nos sumergimos en charlas y risas, haciendo que todo tome forma.
Luego de una hora, vamos hacia el salón, los chicos nos esperan sonriendo.
Jan se acerca y me abraza envolviéndome en un abrazo levantándome del suelo
El siguiente es Esteban, se acerca cautelosamente, una sonrisa tierna se forma en su rostro, sé que todos miran hacia nuestro lugar
Él no está, no vino a mi habitación ni tampoco está aquí, una vez más la realidad me golpea, siento que algo se apaga en mí, no puedo seguir así, esperando algo que nos lastimara más, mucho más.
Respiro hondo y vuelvo la vista al hombre, frente a mí, él me mira con una sonrisa, sus ojos me transmiten emociones, recuerdo cada palabra, cada cosa que le dijo a Matt y la carta.
Sus brazos se envuelven a mi cuerpo, yo rodeo su cintura con los míos, su perfume me envuelve.
La sensación de cariño está, la sensación de confianza esta, pero solo es eso.
No se acelera mi corazón, no me tiembla el cuerpo, no me pongo nerviosa, cierro mis ojos ignorando esas faltantes.
El color de mis sueños se hace presente, trato de quitarlo, pero ahí sigue, presente, tan clavado en mí, su mirada, sus labios, su sonrisa.
Luego de separarnos nos sentamos, Esteban roza su mano con la mía, nuestros meñiques están pegados y me permito mirarlo, todos hablan sin darse cuenta, miro ese roce que solo genera un malestar de no poder corresponderle.
Respiro tratando de mover mi mano para tomar la suya y lo hago, tomo su mano, automáticamente él gira su rostro y mira hacia el lugar, sube su vista hacia mí, una sonrisa se abre paso.
Me repito a mí que es lo correcto, me repito que es lo que debo hacer, que él será mi esposo, que el destino así lo quiso, que Dagda así lo predestinó y siento un poco de seguridad, hasta que la silla frente a mí se corre.
La sala queda en silencio y se porque, estaba tan metida en mis pensamientos que no escuche la puerta, que no escuche los saludos.
Aprieto mis ojos al sentir su perfume, al sentir mi cuerpo reaccionar ante su mirada, sé que me mira, sé que lo hace y levanto mi rostro.
Su cabello va perfectamente peinado hacia atrás, unos mechones rebeldes caen sobre su frente, se ha afeitado, sus labios están fruncidos, mi mirada busca la suya y obvio la encuentra, pero no donde quisiera.
Él mira la unión entre mi mano y la de Esteban, mi mirada va a ahí, no están entrelazadas solo unidas como cuando saludas a alguien, pero siguen así.
Subo mi mirada y la suya ya me mira, noto tantas emociones en esta, tantas, pero ninguna es de enojo ni decepción, es más, solo noto tristeza, arrepentimiento, noto esa emoción cuando ves algo que pierdes, lo sé porque sé que ambos nos perdimos, ambos perdimos una parte de nosotros, en el otro.