Cinco años después.
La puerta era tocada con desesperación, Olivia suspiró frustrada saliendo de su habitación, sabiendo de quien se trataba, ya que nadie de los que vivieron en el distrito se atrevería a tocar la puerta, menos a mitad del invierno. Bajó las escaleras limpiando su nariz antes de abrir la puerta con desgana.
-Alec sigue dormido.- dice sonriendo falsamente.- Vuelve después.- intentó cerrar la puerta pero Haymitch la detiene.
-Buenos días para ti cielito.- dice visiblemente enfadado, Olivia enarco una ceja.
-Ya no tienes alcohol, ¿verdad?- cuestiona cruzándose de brazos con una sonrisa divertida, el hombre rodó los ojos entrando hasta la cocina agitando las botellas de vidrio vacías.- No vas a encontrar nada.
-Haymitch, ¿Qué haces?- la voz somnolienta de Alec llama la atención de los dos.- No vas encontrar, ayer se terminó.
-Querrás decir que, ayer, Haymitch se las terminó.- dice Olivia ladeando la cabeza.
-¿Qué día es hoy?- cuestiona viendo a los dos jovénes.
-Jueves.- responde Alec confundido pero al ver la sonrisa de Haymitch entendió a donde querría llegar.- Es el turno de Olivia.
-No se vale.- se queja la chica.- Yo fui la semana pasada.
-No cielito...- niega Haymitch.- Por desgracia yo tuve que ir la semana pasada.
-Exacto, y yo tuve que ir a traerte porque no podías mantenerte de pie.- recrimina la pelirroja, Alec sonrió divertido.
-Ivy, es tu turno.- le dice su hermano alzando los hombros mientras da la vuelta subiendo por las escaleras. Olivia suspiró frustrada, habían acordado que se turnarían entre los tres para comprar comida o lo que necesitarán.
-Bien, en diez minutos.- dice molesta.
-Date prisa, no quiero que se terminé.- le dice su ex mentor.
-Lo que digas patrón.- responde subiendo las escaleras, se vistió con ropa de invierno, cuando volvió a bajar miró al hombre con una taza de café.
-Estaré aquí esperando.- dice husmeando por la cocina.
-Mi casa es tu casa.- le dice sonriendo divertida.
-Es la casa de tu hermano.- responde de la misma manera, ella alza los hombros.
-Es mi casa.- responde antes de salir de la casa. Olivia tenía su propia casa, estaba justo a la par de la de Alec, la cual usaba las veces que no quería que ni su hermano ni mentor supieran lo que hacía para olvidar las pesadillas, pero después de la "recuperación" vivía junto con Alec.
Caminó a pasos tranquilos para poder fumar un cigarrillo tranquila y sin los reclamos de Alec o Haymitch, antes de salir de la aldea de los vencedores lo apago para seguir caminando por las calles, al llegar al comercial compró todo lo que necesitaba y el alcohol de Haymitch.
Cuando iba de regresó a su casa, pasó cerca de la panadería, recordó que a Alec le encantaban las tartas de manzana con canela, así que entró al lugar en donde el señor Mellark se encontraba junto a su hijo conversando.
-Buenos días.- habla Olivia con un tono educado pero su expresión era neutral.
-Buenos días señorita Davis.- asiente el hombre.- ¿En que podemos ayudarla?
-Quiero tres tartas de manzana y cuatro hogazas de pan.- responde serena, mira como le indica a su hijo que la atienda a ella mientras él atendía a otro cliente que había entrado.
-Aquí tienes.- le extiende lo que había pedido, Olivia lo recibe para después sacar el dinero que llevaba.
-Quédate con el cambio.- dice dando la vuelta para salir de la panadería antes de que se lo quisiera devolver. Caminó en silencio pasando por el edificio de justicia, miró al alcalde quien le hizo señas de que se acercará, la pelirroja maldijo mentalmente caminando a paso apresurado.- Alcalde.- saluda Olivia sin sonreír.
-Señorita Davis...
-¿Necesita algo?- cuestiona directamente, el alcalde sacó de su abrigo un sobre con el sello del capitolio.- ¿El presidente Snow?- cuestiona con cautela, el hombre asintió provocando un nudo en la garganta de Olivia.
-Mañana por la tarde llega el tren.- avisa bajando la mirada.
-Gracias. Nos vemos.- responde recuperando su tono frio y con pasos firmes se alejó de ese lugar, aunque por dentro tenía ganas de llorar.
Al entrar a la casa se dirigió directo a la cocina, donde aún se encontraba Haymitch y un Alec ya despierto como bañado, Olivia dejó las compras encima de la mesa, mostrando su molestia.
-Tardaste mucho.- le dice Alec tomando una tarta de manzana, Olivia lo ignoró abriendo el sobre y se dejó caer en la silla.
-Pero que humor...- Haymitch no terminó la frase viendo la carta.
-Olivia...
-Mañana tengo que partir.- avisa interrumpiendo a Alec.- Este hombre no tiene a quien más joder.
-Eres de las favoritas Olivia.- le responde Haymitch con desgana.- Todos quieren estar con...
-Ni termines esa frase.- lo calla Alec, odiaba que su hermana tuviera que pasar por ello, pero no podía hacer nada, ambos estaban amenazados con el otro.
Olivia sabía que no tenía opción, durante los últimos cinco años aprendió que si algún vencedor era considerado deseable, el presidente Snow los ofrecía como un objeto y los vendía por cantidades altas, pero no sólo es una de las más populares, otro favorito era Finnick Odair.
Al caer la noche, no pudo pegar el ojo y sólo se limitó a ver el techo esperando a que llegará el otro día, intentó dormir pero nuevamente las pesadillas e imágenes indeseadas aparecían por su mente, una y otra vez.