En algún bar de Guanajuato, vemos un hombre desmayado en la barra, este tiene una cicatriz en el ojo izquierdo, este estaba vestido de charro, el cantinero lo despierta empujándolo un poco.
¿Que pasó? - dijo confundido y volteando a todos lados
Ya es de día Pedro - comentó mientras servía un vaso de tequila
¿Tan rápido? - dijo con un poco de resaca
Si - dijo poniendo el vaso en la barra - para la resaca amigo - sugirió
Gracias - dijo agarrando el vaso, para después tomárselo de un trago, lo pone en la barra y se limpia la boca con la mano, agarra su sombrero y se lo pone
Tengo una pregunta Pedro - dijo
Dime - dijo
¿Por qué siempre por estás fechas te pones así? - preguntó intrigado
Una mujer - dijo para después levantarse
Seguro - dijo después de reír un poco - por cierto tu mariachi está dormido afuera - dijo
Gracias - dijo para después salir del bar y decirles a los mariachis que se levantarán.
Pedro llevo a los mariachis hasta el panteón municipal, dónde se acercaron a una lápida la cuál tenía el nombre de "Abigail Fernández Infante" y le pusieron en su lápida"amada madre"
Échenle muchachos - demandó para que los mariachis tocaran, lo cuál empezaron hacer, Pedro se quita el sombrero para después cantar "Volver, Volver"- Feliz cumpleaños mamá - dijo después de dejarle una flor, el mariachi lo deja solo.
Dos mil cinco, seis días después de lo sucedido en la casa de Sebastián, el cielo estaba nublado, además de que toda la familia se encontraba despidiendo a la madre de Sebastián, por qué aunque un vecino llamó a la policía, ella no sobrevivió, y su padre fue encarcelado, la lápida decía "Abigail Fernández Infante amada madre", el único que no se encontraba en el funeral era Sebastián, pues este se encontraba alejado, sentado bajo la sombra de un árbol, llorando su perdida, vestido de negro, de las sombras aparece un charro, este se acerca al niño, el sombrero le tapaba la cara a aquel hombre.
¿Quién eres tú? - dijo asustado
Tranquilo chico, es raro que no me reconozcas - comentó para después quitarse el sombrero
Pedro infante - dijo el niño sorprendido - ¿usted no estaba muerto? - preguntó intrigado
Que no me ves, estoy aquí, parado frente a ti - dijo acercándose - ven acompañame - dijo extendiendo su mano, el niño le da la mano al levantarse, Pedro lleva al niño hacía el bosque, llegan a un claro lleno de rosas blancas y amarillas y rojas, con una luz, que cegaría a cualquiera
¿Dónde estamos Pedro ? - pregunto intrigado
En un lugar seguro - dijo para después voltear hacia la luz, dónde aparece la madre del niño, el niño la ve, y corre hacia ella, la madre lo recibe con un abrazo, la madre ve su cara
Hijo - dijo llena de felicidad
Mami - dijo con lágrimas de felicidad
¿Qué haces aquí? - dijo acariciando la cara de su hijo - no deberías estar en este lugar - dijo
Pedro infante me trajo - dijo
¿Pedro Infante? - preguntó extrañada mirando a todos lados - hijo yo no veo a nadie - dijo
Que raro estaba aquí hace un momento - dijo extrañado después de voltear - no importa, lo que importa es que estamos juntos de nuevo - dijo para después acurrucarse en lo brazos de su madre
Hijo, no puedo quedarme - comentó
Entonces iré contigo - dijo cerrando los ojos
No puedes hijo, tu tienes que quedarte - dijo
No, mami yo quiero estar contigo - dijo abriendo lo ojos
Hijo, sabes que te quiero mucho, y yo por mi me quedaría, pero no puedo - dijo
No, ma' no te vayas - dijo empezando a sollozar - te necesito, eres lo único que me queda - dijo
Hijo, sabes que no es cierto, en la tierra lo tienes todo y tienes una vida por vivir - dijo limpiando las lágrimas de los ojos de su hijo - vívela por mi quieres, cumple tus sueños, canta, baila, sueña, crece, enamórate, ten una familia y se mejor padre que el que tuviste, te quiero hijo - dijo para después darle un beso.
Entonces el niño despierta debajo del mismo árbol, el niño se limpia las lágrima, se levanta, se sacude la suciedad, cierra los puños y camina hacia el lado contrario al cementerio, osea hacía la vida.