No quiero que camines a mi lado.
Quiero que bailes conmigo para siempre.
-Liz Cielo-
CAPITULO 01
Detallo mi rostro en el espejo y ahora entiendo la frase “Le llego la pubertad” porque ya lo siento así, inhalo e exhalo… A partir de hoy o mejor dicho mañana, empieza el nuevo cambio en mi vida, para mejor por supuesto y no hablo de algo físico. Miro mis maletas al lado de la puerta, la habitación que he tenido toda mi vida. Los peluches en la cama y toda la ropa vieja o que no me queda que dejo en el armario.
-¡Ya llegaron!- el grito de mi madre me hace volver a la realidad, frente al espejo termino de colocarme el collar que mi abuela me dio antes de morir y agarro mis cosas bajando a la sala donde mis padres y mi hermana menor se encuentran.
Mamá es la primera en abrazarme con lágrimas en los ojos, mi padre y mi hermana terminan uniéndose y deseándome buena suerte –Ya basta, que hoy no quiero llorar- digo mientras me limpio las lágrimas retenidas, mi madre se pasa un pañuelo por las mejillas empapadas.
-Llámame cuando llegues Alaya, y cada cosa que veas estúdiala, te llamaré a cada rato para ver si has comido y no salgas a fiestas con desconocido hay mucho peligro ahora, ya no es como en mis épocas- dice volviéndome abrazar- cuídate mucho.
Ruedo los ojos con risa -Mamá pueden ir a visitarme cuando quieran- les recuerdo por milésima vez, ella asiente y de nuevo se pone a llorar.
-Bueno ya, yo también quiero abrazarla- dice mi hermana alejando a mamá.
-Pórtate bien Elizabeth- le digo- Mi cuarto es prohibido- hace puchero –No lo vuelvo a repetir- rueda los ojos por detrás de sus gafas.
-Ya arruinaste mis planes de tener mi propio lugar para ver películas- se va al mueble de la sala molesta, suspiro. Mi padre se acerca y me abraza con un beso en la sien.
-Cuídate y sé la mejor- asiento, me ayudan a sacar las cosas de la casa para montarlas en el auto de mis amigas que esperan impacientes en la acera, mi madre va a abrazarlas para ella mis amigas son sus hijas adoptadas. Y por último mis padres nos recuerdan que debemos cuidarnos entre todas, termina yéndose a la casa cuando vuelve a llorar pero antes me tira un beso para desaparecer por la puerta seguida de mi padre.
-¿Estas lista perra?- pregunta Hanna al volante le sonrió, se coloca unos lentes de sol y baja el techo del auto, Katherine que va a su lado coloca música y arrancamos con un -¡Nos vamos a la universidad!
Esas son mis mejores amigas, Hanna la típica rubia del grupo de chicas, alegre, extrovertida y muy buena onda. Katherine, todo lo contrario a ella su cabello es castaño claro, es la más seria de las tres, la que siempre está pendiente de que no cometamos algo que nos vamos arrepentir después y luego estoy yo, no me considero una chica loca ni tampoco la santa paloma, soy el medio entre las dos, tengo mis momentos para divertirme y olvidarme del mundo pero también momentos donde estoy concentrada y pendiente de mis cosas.
Hanna por fin estaciona el auto en un espacio vacío del aparcamiento del edificio de la residencia de la universidad, bajamos las cosas y estiramos las piernas cuatro horas en el auto te las duermen fácil, atrás del mostrador nos encontramos a una señora al teléfono.
-¡Disculpe!- dice impaciente Hanna, la señora hace a un lado su celular para vernos –Somos Katherine Mendoza, Alaya Castellano y Hanna Moncada, somos las nuevas estudiante, llame esta mañana para confirmar lo de la habitación y me dijeron que nos estarían esperando.
La señora revisa en una hoja y asiente- Si, la habitación 202 es de Katherine Mendoza y Alaya Castellano y la 230 de Hanna Moncada con Yuliana Mora- todas fruncimos el ceño.
¿Escuchamos mal?
-Debe haber un error, la habitación era para las tres.
Niega.
-Las reglas dicen que son dos personas por habitación- nos entrega las llaves- Por favor firmen aquí, dice que si pasa algo tenemos el permiso de revisar su habitación- explica lo que dice la hoja, pero por si acaso la leo y firmo cuando compruebo que no dice nada malo.
-¿Quién demonios es Yuliana Mora?- le pregunta Hanna a la recepcionista mirándola con ojos acusadores.
-No ha llegado aún- dice volviendo a revisando la hoja- Si salen tienen que informarlo y el toque de queda es hasta las doce de la noche, si llegan después de eso estoy en la obligación de informar a la universidad por supuesto si tiene una excusa razonable me la tienen que hacer llegar antes de que vayan a salir ¿Entendido?- pregunta con una sonrisa.
Asentimos.
-Por cierto me llamo Rochell- Sus mejillas redondas se sonrojan cuando por el movimiento repentino la dona en su mano cae al suelo- Sus habitaciones quedan en el segundo piso y deben dormir en sus habitaciones porque a las doce paso revisando y no acepto que hagan pijamada- dice firme, las tres hacemos puchero.
¿Sin pijamada? ¿Cómo viviremos?
Entre las tres subimos todas las cosas, tenemos suerte de que la habitación de Hanna queda al frente de la nuestra, no estaremos juntas pero si cerca que es lo importante. Desempacamos alguna de nuestras cosas para poder ir a conocer el campus.
Le avisamos a Rochell donde estaremos y ella lo anota mientras come otra dona. Decidimos ir caminando hasta la universidad, queda a dos cuadras y así aprovechamos de conocer el lugar.
Hoy es domingo y no hay nadie por aquí, las facultades están cerradas pero todo el lugar es como en las fotos hermoso, al aire libre y con mucha naturaleza rodeando el terreno. Después de tomarnos unas fotos para mandarlas a nuestras familias, buscamos por google maps un lugar de comida rápida, ya que está anocheciendo y no queremos estar por ahí solas, por suerte hay una pizzería a tres cuadras, llegamos y el lugar está a reventar. Nos cuesta conseguir una mesa para que nos atiendan pero cuando las dos pizzas familiares llegan las devoramos como si no hubieras probado bocado en todo el día.