Ffxv: El Protocolo de lo Absurdo Real, Temp 2.

Capítulo 4: – El vuelo de La Oráculo y desayuno en el Madre Perla.

7 agosto de 756, casi medianoche.

Puerto de Aequora Sylva, Tenebrae.

El Solaria, con el techo duro puesto, descendía por las carreteras de Tenebrae serpenteando entre montañas. El motor V12 sonaba con suavidad, a un lado de la ruta corrían las vías del tren, y más adelante, el mar empezaba a brillar en la distancia con reflejos de la Luna.

Luna conducía, En el asiento de copiloto, Aranea mantenía la vista atenta al camino, como una guardiana en tensión aunque los faros dispaban cualquier posibilidad de una aparición de un cadente.

En el asiento trasero, Cindy y Iris dormían recostadas, sus respiraciones acompasadas, cabeceando suavemente con los movimientos del auto.

El Solaria entró en la ciudad, primero se detuvo en una gasolinera y minimercado iluminado por luces amarillentas. Luna llenó el tanque, mientras que Aranea fue por provisiones rápidas. Al volver, La Oráculo encendió de nuevo el motor y guió el vehículo hacia el puerto.

En el puesto de control, soldados de Tenebrae aguardaban, el guardia recibió los papeles que Lunafreya le entregó con calma, los revisó y, tras un saludo respetuoso, comentó:

—La nave está lista para partir, Lady Lunafreya.

El soldado devolvió los documentos y levantó la barrera.

Aranea se giró con un arqueo de ceja.

—¿Qué? ¿Una nave? … ¿Luna? ¿No era un barco lo que nos esperaba?

Luna, con una sonrisa tranquila y un brillo en los ojos, respondió:

—Sí… con eso llegaremos rápido a Lucis. Un secretito.

Aranea soltó un largo suspiro, recostándose contra el asiento.

¿Cuántos secretos tiene esa mujer…? —pensó, llevándose la mano a la frente.

El Solaria avanzó hacia un hangar apartado de los demás en la penumbra. Dentro, el lugar hervía de actividad: técnicos de Tenebrae caminaban, luces parpadeaban en paneles de control, y en el centro, reposaba algo inesperado.

Una aeronave.

No tenía el aspecto militar de Niflheim ni es un dirigible, Su diseño era diferente:
Fuselaje blanco de contornos aerodinámicos, líneas verde esmeralda recorriéndolo. A los costados, motores de reacción, un prototipo, una tecnología que ni siquiera los ingenieros imperiales habrían soñado. (como una nave espacial pero solo dentro de la atmósfera)

El Solaria se detuvo justo detrás de la nave, cuya rampa estaba ya desplegada.

En ese instante, Cindy e Iris despertaron a la vez, parpadeando confusas, hasta que sus miradas se dirigieron hacia adelante. Primero vieron la expresión serena y orgullosa de Luna, luego la boca abierta de Aranea, y finalmente, más allá del parabrisas… aquella nave.

Ambas chicas abrieron lentamente las puertas traseras del auto. Cindy dejó escapar un largo silbido de asombro, mientras Iris murmuró con incredulidad:

—¡Eso es imposible…!

Luna se bajó del asiento del conductor con la misma calma de siempre. Su andar firme la llevó directamente hacia el jefe del hangar, con quien comenzó a hablar.

Aranea salió también, todavía mirando a la aeronave como si necesitara convencerse de que era real.

Luna regresó al grupo con pasos ligeros.

—En unos momentos partiremos. Súbanse.

Mientras hablaba, un técnico se adelantó, entró al Solaria y lo condujo por la rampa hasta el interior de la nave. Una vez estacionado, lo aseguraron con anclajes y la compuerta trasera se cerró con un zumbido metálico.

Las chicas subieron detrás de Luna. El interior las dejó sin palabras:
Parecía una mezcla entre el Palacio de Fenestala y una limusina de lujo, solo que a una escala mucho mayor. Paredes de tonos claros, ornamentos discretos, asientos amplios y una suave iluminación.

—¡Eso es increíble! —exclamó Iris con ojos brillantes.

Pero Luna apenas se detuvo a disfrutar del asombro del grupo. Caminó directamente hacia el centro de la cabina y, con su voz firme, indicó:

—Ajusten sus cinturones.

Todas obedecieron de inmediato. El piloto encendió los sistemas y la nave vibró suavemente. Desde afuera, las enormes puertas del hangar se abrieron, y la nave avanzó como si fuese un barco, deslizándose sobre el agua. Minutos después, con un rugido de motores, despegó como un avión, ganando altura con un impulso que aplastó a todas contra sus asientos.

El estómago de las tres chicas dio un vuelco. Era la primera vez que experimentaban esa sensación de acceleración. (En Eos no existen aviones, solo dirigibles lentos y pequeñas naves y exclusivos de Niflheim)

Iris apretó los apoyabrazos, nerviosa, con los ojos cerrados.
Cindy, en cambio, tenía la boca abierta de fascinación.

—¡¿Eso va a 500 km/h?! ¡¿Cuánto empuje genera?! ¡¿Qué clase de combustible usan esos motores?!

Aranea, aplastada contra el asiento, apenas podía mover el cuello.

—¡Luna! ¡¿Qué tan rápido va esto?! ¡¿Y qué tan alto piensa subir?!

La respuesta llegó con una sonrisa calma, como si estuviera recitando el clima.

—2.200 km/h, 11.000 mts de altura. Llegaremos a Lucis en menos de cuatro horas.

¡¿QUÉ?! —el grito de Aranea resonó en toda la cabina—. ¡Ni siquiera las naves más rápidas de Niflheim llegan a eso y duran dias en llegar! ¡Luna, ¿qué demonios escondes?!

El piloto estabilizó la aeronave y, al poco tiempo, el ascenso se suavizó. La nave quedó nivelada, deslizándose en el aire como si flotara en silencio.

Luna se levantó con absoluta naturalidad y, como si nada hubiese pasado, sirvió café en tazas de porcelana para cada una.

Después, al pasar junto a Aranea, se llevó un dedo a los labios en un gesto de silencio y le regaló una sonrisa pícarona.

Aranea la miró fijo, suspiró por 4ta vez en lo que iba del día y murmuró entre dientes:

—Si sus secretos tuvieran peso, esta nave ni despega.

Luna, sentada con elegancia, sostenía la taza de café en sus manos. Giró lentamente el asiento hacia las demás. Cindy, Iris y Aranea la miraban mientras tomaban el suyo.



#415 en Fanfic
#121 en Ciencia ficción

En el texto hay: comedia, amistad, juego

Editado: 04.10.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.