Ffxv: El Protocolo de lo Absurdo Real, Temp 2.

Arco 3: El Ascenso de Prom El Plateado y el Juicio Final del Peluche.

Capítulo 1: Prompto el Plateado y el Látigo del Destino™

8 agosto 756, noche.

Ignis se inclinó lentamente hacia la caja.
La observaba con la misma seriedad con la que un cirujano examina un corazón, o peor aún, como alguien que sabe que dentro de esa caja hay caos emocional en forma de felpa mágica con ojos.
Extendió su mano enguantada, decidido a iniciar el protocolo de contención total.

Pero no llegó.

—¡DETENTE AHÍ, GUARDIÁN DE LAS FORMAS! —gritó una voz dramática desde la entrada.

Ignis se giró. Gladio también.

Y ahí estaba.
Prompto Argentum.
Con una capa plateada, un sombrero puntiagudo torcido con una pluma brillosa. Y un bastón, decorado con pegatinas de chocobos.

caminó con la capa oneando orgullosamente y se paró justo entre la caja del peluche y Ingis y Galdio y aunció con orgullo.

¡Soy Prompto El Plateado! —anunció con voz solemne

Levantó el bastón con teatralidad absoluta, y lo clavó con fuerza en la tierra de la tienda.
Una chispa ridículamente pequeña salió volando.

Un silencio.

La capa ondeó con un viento inexistente.

Prompto frunció el ceño.
Muy serio.
Demasiado serio. El grito salió de lo más profundo de su ser, un rugido digno de un héroe (o de un Chocobo con problemas)
¡Y no pasarás!
Noctis, en la entrada, soltó una risa ahogada.
Y el minidroide ID10-A, oculto en el techo de la tienda y en una esquina, vibró sutilmente y emitió un rápido y casi inaudible
—bip-bip-bup.
Como si no pudiera contener la risa.

Ignis parpadeó. Gladio cruzó los brazos y sonrió.

—Muy bien —dijo el escudero con voz grave—. Si quieres juego… lo tendrás.

Chasqueó los dedos.

El látigo de Gladio apareció entre llamas. Una lengua de fuego le recorrió el brazo como si lo reclamara. El calor se hizo físico, visual, casi cinematográfico. Su silueta se volvió oscura contra el fondo de las antorchas. Era como si el mismísimo Balrog hubiera decidido tomarse unas vacaciones en Eos.

El minidroide ID10-A con un rápido parpadeo, su lente se apagó, Con dos de sus pequeñas patitas mecánicas, cubrió el lente como si se negara a presenciar o registrar semejante batalla épica y absurda que estaba a punto de destatar.
Ignis reaccionó de inmediato.
Sujetó a Noctis por los hombros.

—Esto se va a poner peligroso.

Y sin más, lo arrastró fuera de la tienda.
Afuera de la tienda, Noctis y Ignis se detuvieron y se giraron para ver el interior desde la distancia.
La tienda tembló ligeramente.
Luces azules, rojas y amarillas se filtraban por los pliegues de la tela como si dentro estuvieran celebrando una batalla épica o un espectáculo de luces muy caro.

Hasta que todo se apagó.

Silencio.

Y entonces…

Las cortinas de la lona de la entrada se abrieron de golpe.

De entre el humo salió Prompto el Plateado, con la capa ondeando, el sombrero ladeado, el bastón humeando en la punta… y una expresión de orgullo absoluto.

Alzó la mirada al cielo estrellado y proclamó.

—He cumplido mi destino.
El equilibrio ha sido restaurado.
Y el peluche sigue confinado.
Tú no pasarás, emocionalismo innecesario…

Pero antes de que pudiera cerrar su monólogo…

¡ZAS!

Un látigo rojo salió disparado desde la oscuridad de la tienda y le rodeó la cintura.

Prompto bajó la mirada, vio el látigo brillando contra su abdomen y luego subió la mirada lentamente hacia Noctis y Ignis.

¡Corred, insensatos!
Gritó con absoluta convicción como si supiera que el destino ya lo había reclamado, mientras era arrastrado hacia adentro por una fuerza ardiente.

Y justo cuando desaparecía, una llamarada final iluminó la entrada…
…y luego se apagó.

Noctis se quedó inmóvil.
Su mano extendida.

—¡NOOOOOOO, HERMANOOOO!
Gritó, cayendo de rodillas al césped como si acabara de perder a su hermano de alma en Moria.

La cámara sube lentamente, por encima de la tienda.

Y en el cielo, se formó una imagen mágica, etérea:

Prompto sonriendo, guiño de ojo, Pulgar arriba.
A lo meme legendario con bendición emocional™.

Noctis lo vio.

Y en voz baja, como si entendiera por fin el sacrificio, murmuró:

—Así que… eso es lo que querías decir…
Un F por Prompto.

Y bajó la cabeza.

Con respeto.

Con honor.

Con absurdidad mágica.
Con la solemnidad que solo un amigo disfrazado de mago plateado puede inspirar.

Con el eco de una chispa azul flotando en la memoria.

Con un fondo de la triste flauta de Rivendell que nadie pidió, pero que el universo proveyó.

Con un suspiro que decía “no lo entiendo, pero lo valoro”.

Con una lágrima que sabía a té de manzanilla y locura compartida.

Con todo el corazón... y absolutamente ninguna lógica.
“Y así, en la historia de Eos, quedó grabada la leyenda del día en que un mago plateado salvó un peluche emocional.”

Desde su caja, el Peluche Carbuncle había presenciado absolutamente todo.

Primero se estremeció. Luego intentó esconderse entre los pliegues de la manta, después, simplemente aceptó su destino.

Sus ojitos vidriosos miraban al cielo como preguntando:
¿por qué yo?

Cuando Prompto fue tragado por la tienda y gritó su frase final, el peluche lentamente giró la cabeza hacia el lector.

Le temblaban las orejitas.

Estoy muerto, F por mí?, ¿Hay seguros mágicos para daños colaterales emocionales?

Y se dejó caer de espaldas dentro de su caja con un suspirito.



#359 en Fanfic
#181 en Ciencia ficción

En el texto hay: comedia, amistad, juego

Editado: 25.10.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.