Ffxv: El Protocolo de lo Absurdo Real, Temp 2.

Arco 4: El Plan del Misterioso Encapuchado Moguri.

Capítulo 1: — La Sombra en el Campamento.

9 agosto 756, noche.

El Encapuchado Moguri subió al Regalia con paso silencioso, acomodándose en el asiento trasero sin decir una palabra. Los chicos se miraron entre ellos, con la curiosidad evidente, pero nadie se atrevió a romper el silencio primero. El viaje transcurrió con un aire tenso, apenas roto por el ronroneo del motor y algún que otro suspiro.

—¿De dónde vienes? —Preguntó Prompto mirando hacia atrás a el Encapuchado, incapaz de contener la curiosidad más tiempo. Su voz era baja, pero firme.

El Encapuchado no respondió. Sus ojos apenas se distinguían bajo la sombra de la capucha.

Noctis, a su lado, decidió intentar otra táctica:

—¿Qué quieres? ¿Por qué nos sigues?

El Encapuchado finalmente habló, con voz grave y pausada:

—No los sigo. Estoy aquí para proteger... y advertir.

Ignis viendo el espejo retrovisor central frunció el ceño, intrigado.

—¿Proteger? ¿Advertir de qué?

Pero el extraño no dijo más. El resto del trayecto continuó en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos.

Cuando llegaron al campamento, el Encapuchado Moguri se bajó sin prisa, sin despedirse, y caminó hacia el borde del claro. Allí, se sentó con la espalda contra un árbol y se cubrió con su capa, dispuesto a pasar la noche en silencio.

Los chicos se miraron, sorprendidos, y finalmente decidieron dejarlo en paz. La incertidumbre quedaba flotando en el aire como un manto invisible.

Más tarde, alrededor de la fogata, la cena se sirvió mientras los Chocbros intentaban retomar cierta normalidad, pero el tema inevitablemente volvió a la mente de todos.

Ignis, como siempre, el analista del grupo, fue el primero en hablar:

—Lo que más me inquieta es el arma que vimos hoy. Nunca había presenciado algo así. Ni siquiera en los informes más avanzados que he leído. Un disparo de plasma directo a la cabeza de un cadente... y cayó como si fuera papel y eso que son dificiles de matarlos.

Noctis asintió:

—Sí, es... impresionante. —dijo, con un dejo de respeto—. Algo que sobrepasa todo lo que conocemos.

Prompto no pudo evitar unirse a la conversación, con su habitual entusiasmo y energía:

—¡Eso sí que es genial! Si el mundo entero supiera de ese tipo de armas, la noche sería lo de menos. ¡Nada se atrevería a salir!

Los tres se miraron y, como si se hubieran puesto de acuerdo, levantaron el dedo índice al mismo tiempo.

—¡Cállate! —dijeron al unísono, con una sonrisa divertida—. O invocaremos al ejército de Carbuncles Tacticos.

Gladio, que había permanecido en silencio hasta ese momento, dejó caer su cuchillo de cocina sobre la mesa y miró a los otros con seriedad.

—¿Y si esa arma... no es de aquí? —dijo despacio—. ¿Y si viene de otro mundo?

El silencio se hizo aún más denso. Los tres lo miraron fijamente, sorprendidos por la idea.
No era la primera vez que pensaban en algo así, pero escuchar a Gladio decirlo en voz alta les hizo sentir la realidad de la posibilidad.

Noctis fue el primero en romper el silencio:

—Si es verdad... entonces estamos en problemas mucho más grandes de los que imaginamos.

Ignis asintió, visiblemente preocupado:

—Y deberíamos prepararnos para lo inesperado. No solo por el arma, sino por lo que pueda venir junto con ella.

Prompto intentó aligerar el ambiente, pero su voz sonó más temerosa de lo habitual:

—¿Y qué pasa si ese Carbuncle también es de ese “otro mundo”? ¿O si está ligado a esa arma de alguna forma?

Un escalofrío recorrió la espalda de todos, y la luz de la fogata pareció vacilar por un instante, como si el mismo campamento reconociera la gravedad de la situación.

Gladio se recostó en su silla y soltó un suspiro profundo.

—Esto va a ser más complicado de lo que pensábamos.

Noctis cerró los ojos por un momento, respirando hondo.

—Mañana tendremos que investigar más. No podemos dejar cabos sueltos.

Ignis terminó la conversación con un tono firme:

—Todos necesitamos estar atentos. La noche apenas ha comenzado, y el verdadero peligro puede estar acechando en las sombras.

El grupo permaneció en silencio un rato, cada uno procesando lo ocurrido, mientras la fogata seguía crepitando y el encapuchado dormía apartado, como una sombra misteriosa en el borde del campamento.



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En el texto hay: comedia, amistad, juego

Editado: 25.10.2025

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