Fictober 2020 (drarry)

Velas.

Cuando Harry empezó a salir con Draco, fue una sorpresa para todos. Incluidos ellos mismos. Las riñas terminaron cuando Voldemort murió y justó ahí tuvieron tiempo de conocerse, de conectar a un nivel extraño pero funcional.

Harry jamás esperó lo que vino consecuentemente con su amistad ni con el trabajo en el ministerio. Draco empezó una productiva carrera junto a los inefables y Harry como auror, se cruzaban a salida del ministerio o la academia. Se cruzaban en el hall del ministerio o en las esquinas del caldero chorreante. A veces coincidían en algún partido de Quidditch o en la tienda de artículos de Quidditch.

Poco a poco las risas dieron pasos a miradas más largas y las conversaciones derivaron en temas más íntimos. En algún punto Draco empezó a hacerle chistes insinuantes y Harry a responderle. Draco se lanzó por su boca y Harry solo se rindió.

Increíblemente, todo fue tan fácil… No tranquilo, obvio. Draco y él podían hacer de todo menos ser tranquilos. Se burlaban uno del otro, se metían constantemente entre ellos y muchas veces Hermione le preguntaba que tan seguro estaba de la decisión que tomaba. Pareciera que no, pero sí lo hacía.

Claro que cuando empezaron a cruzar relaciones familiares, empezaron los… inconvenientes. Harry no se molestó en hacer otra cosa que no fuera sentarse bajo la dura y lacerante mirada de Narcissa por cinco horas donde tragó la comida que se le dio y tomó los vinos y té que se convidaron. No habló, no dijo palabra y puso cuidado de solo verla directamente a los ojos para que entendiera que sin importar qué, él estaría ahí con su hijo. No fue tan mal como esperó, Draco le dijo que fue un desastre. Harry salió vivo, fue un éxito. Ahora, lo que sí fue un desastre fue Draco en el mundo muggle. Oh por Merlín.

Harry sabía que Draco no tenía ni idea de la cultura muggle. Sí lo sabía, pero jamás imaginó ese desastre. La cena fue una demencia y eso que Harry no tomaba en cuenta que Draco había querido hacer aquello bien y llegar de la forma más muggle posible. Malfoy y transporte público no debían ser compatibles.

Claro que él no dijo nada, le explicó cuanto pudo y lo que Draco simplemente no podía entender, Harry fingió no notarlo. Su primo miraba a Draco como si fuera una especie de animal de zoológico y su novio a su primo como si fuera de un circo. Draco se encontraba entre fascinado e incrédulo con el uso corriente de muchas cosas. Draco estudió como si Dudley estuviera haciendo alguna poción imposible, cuando lo único que hizo fue echar a andar la cafetera. Su primo en verdad se esforzó y demostró cuánto cambió, porque con diligencia empezó a usar cada electrodoméstico en su cocina, visto que Draco parecía alucinar con cada uno. Necesitó calmarlo cuando D prendió la deshidratadora de alimentos. Si bueno, no necesitaban tanto.

Pero, cuando volvían y Harry sentía que le palpitaban las sienes de la cantidad de preguntas llenas de “¿por qué?” que su novio formuló en esas pocas horas, se dio cuenta de que era Draco de quién hablaban y obvio que no pudo dejarlo así, obvio que se lo tomó de un forma completamente obsesiva compulsiva su nulo conocimiento de las prácticas y costumbres muggle y Harry temió al oírlo sentenciar de que iba a aprender todo lo mundano que se pudiera saber de los muggles.

En poco más de un mes la vida mágica parecía ser cosa del pasado, quemó tostadoras, ollas y un secador de pelo. Intentó soportarlo, intentó entenderlo y hacer la vista gorda. Harry empezó a comer comida grotesca, porque Draco no entendía como sazonar, ni el punto correcto de la comida. Tampoco entendía bien la diferencia entre crema para afeitar y la comestible y eso lo aprendieron a la dura, pues Harry tuvo que mandarlo a bañar cuando este se esparció betún en el rostro.

Con esfuerzo y algo de precaución lo apoyó, pero sin dudas de haber sabido hasta que punto su novio iba a querer extender sus conocimientos quizá lo hubiera apoyado con más énfasis.

Cuando Draco el mostró la soga gruesa de yute, Harry pensó en botes y en que quizá era hora de frenar esa locura pues morir en altamar sonaba muy probable, pero fue tremenda la sorpresa que se llevó cuando esa noche su tormento personal dejó caer la soga sobre su pecho y le susurró al oído que se había estado documentando muy afondo sobre todo tipo de prácticas comunes muggle.

Sí, Harry había gemido ligeramente al sentir cómo se subía a su regazo y lo aplastaba contra el colchón, vio algo hipnotizado como sus dedos largos moviendo con agilidad la soga, como ataba con nudos firmes y elegantes sus manos al cabecero y poco le faltó para venirse cuando vio su prodigioso trasero de frente al girarse y repetir el proceso con sus pies.

Harry reconocía que estuvo mucho pensando en lo suculento que se veía su cuerpo a la luz de las primitivas velas que llenaban el cuarto. Lo reconocía porque cuando Draco se volvió a sentar sobre sus caderas con una de las velas en sus manos no notó que se traía entre manos hasta que vio como inclinaba suavemente la gorda y clara vela, dejando que un par de gotas de cera caliente le cayera en el cuerpo.

Harry soltó una maldición y se empezó a revolver molesto. No, aquello no se suponía que estuviera pasand-

Draco se meneó sobre él, deslizó el dedo sobre la cera en su abdomen, Harry se quedó ligeramente mudo al ver cómo sus ojos brillaban lujuriosos y esa vez siseó al sentir la cera quemar su piel. Los vellos de sus piernas y brazos se erizaron cuando Draco gimió apoyando la palma de su mano abierta sobre su pecho y se derramó a si mismo cera.

—Joder, Draco…

El rubio alzó la mirada y le sonrió de una forma tan diabólica que no supo ni que decirle. ¿Se quería quejar? Mierda que no, pero no podía evitar sentir que aunque sea un poco debía molestarse estar siendo quemado.

Draco se meció sobre él, le sujetó la dura y pesada erección y se aseguró de borrarle de la mente cualquier maldita queja cuando empezó a caer sobre ella, rodeándolo con ese imposible calor y estrechez. Harry lo ayudó apoyando los tobillos sobre la cama, negando y gimiendo alto cuando otras gotas hirvientes de cera cayeron a lo largo de su abdomen.




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