Esta historia es la continuación de su predecesora:
Animago.
— ∞ —
—No me sacaré la re-remera —dijo viéndolo con los ojos desorbitados.
Draco le alzó una ceja y lo miró de arriba abajo. El rubio hundió los dedos en su larga melena y Harry vio un poco impactado que era bastante más larga de lo que originalmente creyó.
El rubio cabello le llegaba por debajo de los hombros y este bailó de izquierda a derecha mientras con diligencia los dedos lo sujetaban en lo alto y lo ataba con una goma negra.
—Deja de ser un llorón, nadie te hará nada. —se burló robándole los ojos— No me interesa quitarte tu honra Potter, tengo bastante mejor gusto que ese. —aclaró mirándolo entretenido con su tartamudeo— Solo quiero que te la saques porque apestas a sudor y no me acercaré a tí mientras seas una condensación de malos olores.
Sin saber bien como sentirse con el hecho de que su corazón se hubiera disparado de aquella forma tan infantil, Harry sujetó su remera y la olió discretamente en lo que el rubio ajustaba su coleta alta.
Arrugó un poco el rostro y con pesar admitió que olía fatal. Quizá lo mejor solo era darse una ducha y…
—Potter, lavaré esa porqueria de remera contigo en ella si no te la quitas y me alegra mucho poder infórmate que será incómodo para ti.
—Deja entonces que me de una ducha y vuelv-
—Potter, si quisiera que te des una ducha, lo diría. —lo cortó sin mucha paciencia— Puede oh, su gloriosa majestad sacarse la remera. —pidió con una ligera reverencia, en completa burla— Deja de preocuparte, no le diré a tus fans que no tienes el abdomen tallado y un cuerpo esbelto. —se burló— Juro que diré que tienes cuerpo de Adonis si solo dejas de malgastar las horas de mi vida en peros y quejas. —se carcajeó ligeramente.
Harry lo miró con odio y se arrancó la remera por encima del cuello.
El punto es: Harry sabía que Draco era gay, porque el rumor oficial era que Draco deambulaba con chicos por las torres más altas a horas poco apropiadas y Draco, que se la pasaba desmintiendo cualquier cosas que dijeran de él a los gritos como el berrinchudo que era, jamás lo negó.
Bien, no es que Harry fuera de los que creen que por alguien ser gay, le gustan todos, pero, no se sentía muy cómodo poniéndose en esas.
La extendió y Draco la miró sin prestarle mínima atención a su pecho descubierto y a su abdomen que, Harry sentía orgullo de decir, sí estaba ligeramente torneado.
No por esfuerzo personal jamás ni se le cruzó la idea de ir a un gimnasio o entrenarse con regularidad, el año en la academia era agotador porque te exigían una destreza física, aparte de mágica y mental.
Un poco incómodo con su inicial preocupación, se giró y volvió a acomodarse en el medio de la sala de entrenamiento, mirando la pared. Necesitaba relajarse, así no iba a conseguir nada y se suponía que terminó en aquella extraña situación porque había algo que necesitaba con mucha más urgencia.
Draco soltó un par de encantamientos a su espalda y la remera volvió a flotar hasta él.
—¿Seguro no quieres que me bañe? —ofreció intentando no ser un cabrón.
Ya habían acordado ayudarse mutuamente, seguir a la defensiva solo haría la experiencia más insufrible.
—No, igual sudaras como cerdo, y casi se fue todo el olor. Bien. —dijo resuelto, parándose a su lado— No es tan difícil, solo necesitas vaciar tu mente. Pero limpia Potter, no como seguro tienes bajo tu cama. Limpia. —dijo separando lentamente las letras, como si él fuera un niño pequeño al que el estaban enseñando una palabra por primera vez.
Bastó solo que lo mirara y Draco solo los ojos alzando las manos.
—Correcto. Ese es el truco. Limpia tu mente.
Harry se acomodó el cuello ahora seco de su remera y se sorprendió cuando esta desprendió un olor sumamente exquisito. Miró de refilón al rubio y se mordió la mejilla antes de preguntarle cómo hizo aquello. Detestaba hacer la colada de forma muggle pero no sabía hacerlo por medios mágicos, al menos no sin dejar sus remeras duras y con extraño olor a almidón.
—Para hoy Potter. —lo apremió el rubio y Harry saltó.
Empezó a alejar los pensamientos. Empezó a vaciar su mente y respiro con calma. Sabía todo eso. Así que hizo lo que se le dijo.
El silencio en la sala ayudó, francamente no había nada para oír que no sea el ínfimo ruido que hacía Draco al respirar.
Harry se esforzó por no empezar a golpeteo su pie contra el piso o retorcer sus manos y solo pensó en que quería transformarse. Apretó un poco los ojos, pensó con más fuerza en su animal interior y pese a que visualizo completamente, nada pasaba.
—Solo respira y limpia bien tu mente —dijo con voz neutra y pausada Draco a su lado.
Como si Harry no entendiera cómo debía hacerlo, Draco se puso a inspirar sonoramente y a exhalar con aún más fuerza.
Si bueno, él podía no sentirse menos que Ron porque este lo logró antes, pero no podía evitar que la respiración de Draco se burlara de él.
Sin querer, limpiando su mente, Harry hizo lugar para el verdadero problema allí. No era Draco, o al menos no en esencia. Su padre lo había hecho, solo, con un par de amigos y Merlín, ni siquiera con ayuda de algún maestro, solo lo hicieron con su astucia. Le dolía pensar que lo estaba defraudando, así que puso más empeño.
Casi se vio a sí mismo en los terrenos de Hogwarts, se vio con ellos rodeándolo, se vio mirando la luna y se vio convertido en lobo.
Nada.
—Por Merlín Potter —suspiró más impaciente— Respira. Solo respira e intenta no pensar en nada.
Harry apretó los ojos y sin querer gruñó por lo bajo. Daco chasqueó la lengua y pese a no verlo, supo que meneó la cabeza. Su cabello atado se agitó lo suficiente para que pudiera percibirlo.