Un cigarrillo posaba en mis labios, mientras este se consumía lentamente al igual que mi alma.
Con remordimiento, enojo y tristeza me preguntaba porque la mala suerte me había atentado. Vertí un poco alcohol en una copa y lo bebí de golpe, ahora bien no sabía que trabajo clandestino pudiese encontrar para sobrevivir en las próximas semanas.
Suspire y tomé mas alcohol. Encendí la radio y deje una melodía que lograba hacerme quebrantar y en un par de minutos las lágrimas ya se habían acumulado en mis ojos verdosos bajando poco a poco, quedando absorbidas en mis regordetas mejillas.
Tomé el periódico con las manos temblorosas y busque en la sección de empleos, mi vista vago por cada empleo que estaba disponible, sin embargo no eran lo suficiente para ganarse la vida, justamente cuando me disponía a encender otro cigarrillo, lo deje a un lado para analizar un empleo que llamo mi atención.
"SE SOLICITAN PERSONAS COMPLETAMENTE NORMALES PARA PARTICIPAR EN UN COMERCIAL PUBLICITARIO, EL PAGO ES JUSTAMENTE ADECUADO Y DA LA POSIBILIDAD DE CONOCER A VARIOS ARTISTAS. ¡NO SE NECESITAN REQUISITOS ESPECIALES! VE AHORA MISMO A ESTA DIRECCIÓN Y/O LLAMA A EL NÚMERO QUE TE MOSTRAMOS, PARTICIPA."
Me quede absorta mirando aquel anuncio de empleo y pensé que no estaría mal participar en aquel comercial publicitario, pero me daba un poco de temor el no saber que clase de ocupación tenía que hacerse. Tome mi teléfono y marque el número que el anuncio presentaba, al tercer timbre descolgaron.
—¡Hola! Buenas noches, ¿En qué podemos ayudarte? —Dijo una voz femenina del otro lado del móvil
—H-Hola —Dije tartamudeando—. Quisiera saber si el puesto para participar en el comercial publicitario aún esta disponible. —Musito
—Sí, aún quedan varios lugares disponibles, es importante que acuda mañana a las 7.00 am en la dirección que aparece dentro del periódico para darle la información necesaria, ver algunas reglas dentro de lo que sería la participación, asignarle un lugar y conocer a los representantes, ¿Está claro? —Agrego dando un tono exagerado a su pregunta.
—Sí, todo claro. Muchas gracias —Conteste con voz rasposa
—Estamos para servirle.
Dado a eso la mujer colgó. Por mi mente vagaba de que sería muy buena idea, no se sabía que clase de trabajo era, sin embargo me resultaba amigable la propuesta de participar en un comercial publicitario, aunque no soy lo suficientemente atractiva la ilusión de salir en televisión me agradaba bastante, aunque mi subconsciente con voz chillona siempre se empeña en gritar mis defectos «como planeas salir en un comercial si eres una chica robusta.» Sí, esta claro que soy una chica robusta, por más que fuera al gimnasio y me matara de hambre para quemar esos quince kilos de más, no conseguía resultados y la grasa no se desvanecía, por lo que trato de convencerme a mi misma de que ser de huesos anchos no se considera ser gorda. Mis más cercanas amistades me dejan en claro que no soy una chica gorda, utilizan el termino acuerpada y eso sin duda mejora mi poca autoestima.
La radio aún seguía encendida y reproducía Rock clásico, este genero musical es uno de mis favoritos, hace que mis ánimos suban por lo cual mi tristeza se iba disipando poco a poco. El agente causante de mi estado de animo había sido porque fui injustamente despedida de la editorial donde trabajaba, estaba a punto de publicar mi segundo libro pero repentinamente la mala suerte toco a mi hombro, dando un giro inesperado a las cosas, perdiendo así lo único que tenía. Quede bastante desilusionada por aquella situación inesperada, pero aún tenía en mente ser una escritora independiente.
Pasaron alrededor de tres horas y ya pasaba de media noche, tenía que tratar de dormir para mañana madrugar para asistir a mi "entrevista de trabajo" «vaya mierda —pensé—»
Me desvestí y coloque un pijama blanco de algodón con conejitos rosados. No pasaron ni diez minutos cuando logre conciliar el sueño.
• • •
El despertador se hizo presente con su melodía escandalosa, escondí la cabeza debajo de la almohada. Había amanecido con la pereza más grande de mi vida, esa sensación se producía cada vez que me levantaba para ir al Instituto, ya hace años, sin embargo ahora se había vuelto a colar dentro de mis sentidos. El despertador seguía sonando y cada vez su pitido se volvía estresante, removí la almohada que estaba sobre mi cabeza y le di un fuerte manotazo al despertador parando su escandalosa melodía. Observé la hora y me percato de que son las 6.10 am, logro levantarme de la cama arrastrando los pies y voy camino hacia el cuarto de baño. Me doy una ducha caliente alrededor de diez minutos. Al salir, planifique el vestirme lo más formal posible. Al estar ya lista fui hacia la cocina para prepararme un sándwich con milanesa de pollo.