CASSIE KELLER
¿Pareja para ir a la boda?
¿ERA UNA BROMA?
Si tuviera una pareja, no estaría aquí ahora con el guapo ladrón de teléfonos tomando un te helado en un horrible sweater rojo pasado de moda.
Si tuviera una pareja, estaría mareando a mi familia con mi atractivo, inteligente y rico novio con aspecto de Chris Evans, ¡porque si! en mi mente mi novio súper increíble seria el irresistible actor que daba vida a Capitán América.
-Yo podría ser tu pareja, si me invitas- arrojo como si nada
-Espere- dije- ¿que le hace creer que no tengo pareja?
-No estaría aquí conmigo de tenerla, le aseguro que estaría restregándoselo a toda su familia y el tendría el aspecto de un actor y la sonrisa de un superhéroe
¡¡DIABLOS!!
¡ACABA DE LEER MI MENTE!
Los términos "Libro abierta", "Mirada transparente", "Alma desnuda" encajaban a la perfección con mi persona.
-Se equivoca, si tengo pareja-enarco otra vez su ceja derecha, ¿como un simple gesto era tan caliente?- tengo un novio, pero no ha podido venir a la boda.
A máxima velocidad mis pensamientos bullen con imágenes mías y de este guapísimo hombre, que si bien no es Chris Evans cumple todos los requisitos para ocupar su lugar en la realidad.
La fantasía se dio forma así misma en mi alocado interior.
Mi tío Charles tendría a alguien con quien hablar de un trabajo importante, ya que la vibra que brotaba de Miles Sammers decía definitivamente EJECUTIVO en letras grandes , y mi ti Sarah, Dios, se callaría al fin, y la mejor parte mama y Maddie , mama se ahogaría con su propia lengua y Maddie bueno quizás no le agradaría mucho que llevara a uno de sus ex´s pero estaría gozosa con Rob no le daría importancia.
¡No puedo creer lo que estoy pensando.!
¡No puedo creer lo que voy a hacer.!
Mis neuronas iban a mil millas por hora.
Aparecer de la mano con Miles Sammers a la boda, me libraría por otro año de las habladurías de mis parientes con respecto a " mi neurastenia" como ellos le llamaban de ser soltera toda la vida. Si fingía tener el corazón roto, luego de una trágica y falsa ruptura nadie tendría el derecho a convencerme que mi filosofía estaba equivocada.
Siendo un aceptable salvavidas (Miles Sammers), en medio de las aguas turbulentas(criticas familiares), me aferraría a el como una garrapata (por mas asquerosa que fuera la comparación)
-Esta bien- acepte- puede venir a la boda como mi acompañante, le diré a mi madre que llevare a alguien y le enviare la invitación por correo.
Una breve sonrisa se extendió por el masculino rostro, una hilera de dientes blancos y perfectos asomo de sus labios, el gesto de complacencia hizo temblar mis piernas a pesar de estar sentada.
-Perfecto- asintió
- Solo prométame que no hará nada raro o malo en la boda de Maddie.- proferí
-Puede confiar en mi palabra- realizando un anticuado, elegante y seguro ademan, asevero- Puedo asegurarle que será recompensada.
-Oiga, ya le he dicho que no quiero su dinero.-espete molesta
-Estaré a una llamada de distancia si me necesita, me tome la libertad de ingresar mis datos de contactos en su móvil.- la calma en su voz me resulto exasperante
¡¡¡¡¡QUE HIZO QUEEEEEE!!!!
Atónita boquee como un pescado fuera del agua para decir algo.
Miles se incorporo, ni siquiera me percate de cuando termino su café.
- Ya que hemos cumplido con el propósito de esta reunión, me retiro- anuncio
Y así, sin mas me dejo.
Incrédula,alucinada y ridiculizada.
Posterior a disparar semejante bomba se esfumo.
Vaya hombre.
Lo mire salir y perderse en la multitud del exterior, estuve así un buen rato hasta que por segunda ocasión la chica del Starbucks me sobresalto.
-Gracias por la propina
-¿Que?
-La propina- la chica levanto un billete de 100 dólares - el caballero lo dejo.
-Oh- sonreí- de nada
Parece que mi pareja para la boda era tan rico como había insinuado, ¿quien diablos soltaba billetes de 100 a diestra y siniestra?
Cuando volví a casa la algarabía previa a la boda termino de agriar mi temperamento, aun no creía lo que recién sucedió y mi fácil aceptación a tan estólido plan.
¡Tenia que estar loca!
¡¡Chris Evans, perdóname!!
-¿Cassie?
Me disponía a subir las escaleras para ahogar unos cuantos gritos de inconformidad en mi almohada cuando la voz de mi madre me hizo virar al área del comedor.
Nuestra casa era una bonita edificación victoriana que fue hábilmente rehabilitada para acomodar una familia de 4, la recepción era amplia y fresca, a la izquierda estaban las escaleras que llevaban al segundo nivel, del lado derecho un pasillo se extendía hasta un closet pequeño para los abrigos, botas y paraguas en invierno y para zapatos y sombreros en verano. Luego estaba el comedor dispuesto con una mesa para 8 comensales; jamás entendí porque teníamos una mesa tan grande si tan solo éramos la mitad de las sillas. La cocina era luminosa y se separaba del comedor por una barra de porcelanato de color oscuro, el resto de la casa se dividía en un jardín trasero, una puerta que daba a la lavandería en el sótano y otra que era un baño para los invitados, todas las habitaciones y dos baños mas se encontraban arriba.