ONLINE había llegado a su fin, pero, nadie había salido de él aún.
Se podría decir que estaban encerrados en ONLINE.
Aunque…
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–Eso es magnífico.
Una voz llena de éxtasis resonó por toda la sala, en la cual la oscuridad reinaba.
Una persona se retorcía, estaba completamente fuera de sí.
Se doblaba de un lado a otro, como su fuese un péndulo, moviéndose constantemente en su silla, la cual estaba manchada ligeramente de un rojo que no saldría por mucho que se lavara.
En una ubicación desconocida, una sala llena de computadoras.
Cientos de teclas se pulsaban a la vez, emitiendo ruido cada vez que esto sucedía.
Parecía como una orquesta, o, más bien, una colmena, ya que el ruido era semejante a una de esas.
Pero, eso no era algo por lo que había que preocuparse en este momento, sino…
–¡Señor!, ¡Estamos listos para la implementación y alteración!
El sujeto parado en la cima de todos, literalmente, ya que su escritorio se encontraba en el centro, tan alto que se ocupaban escaleras para llegar a él.
Volteó, con una mirada llena de éxtasis, estaba en su propio mundo de fantasía.
–Excelente.
Su voz era siniestra.
Su actitud había cambiado completamente.
Ahora, rastros de una ligera seriedad ante lo que ocurría se podía ver en su rostro, bueno, mejor dicho, en sus ojos, ya que una máscara le tapaba la mayor parte de la cara.
El tipo se volteó, dando la espalda a todos los presentes.
–Llegó la hora.
Con solo tres palabras, había decidido el destino de la humanidad por los siguientes años, bueno, de una pequeña parte de la humanidad.
1,000 especímenes en excelentes condiciones.
Todos habían estado en un lugar donde la muerte era permitida, y no solo eso, sino que era promovida por todos.
ONLINE.
Ni uno solo de los 1,000 jugadores había sido desconectado por completo, pero, ninguno de estos lo sabía, excepto uno de ellos, el cual era el ganador.
La conciencia de todos los jugadores estaba perdida, todos los que estaban ahí estaba en una especie de coma inducida.
El objetivo, sencillo.
Manipular las mentes de esos 1,000 jugadores para que crearan un conflicto a nivel mundial, pero, ninguno de ellos sabía que el mundo entero había tomado cartas en el asunto, ¿o sí?
Con estos jugadores, se crearía una especie de ejército, el cual estaría mucho mejor preparado que todos los cuerpos militares del mundo, en un tiempo que se podría considerar como récord o imposible.
En otras palabras, lo que estaba sucediendo era que, todos los que estaban en ONLINE, estaban siendo manipulados, no, sus cerebros estaban siendo manipulados desde afuera, lo mismo que le había sucedido a Gallet al final del juego.
Al menos, habían comprobado que el plan era factible totalmente, y que su realización a gran escala era posible, sin importar lo lejos que se encontraran uno del otro.
Mientras las direcciones IP de sus interfaces estuviesen conectadas a ONLINE, estaban a merced de todos ellos, serían las víctimas en esta ocasión.
El plan estaba saliendo perfectamente como había sido planeado.
Solo que, había una variante, de la cual no se habían percatado en lo absoluto.
Había un jugador, cuya mente no era posible de alterar, mejor dicho, había dos, pero, ninguno de estos dos jugadores estaba en ese momento sumergidos en ONLINE, ni siquiera se sabía dónde estaban mucho menos si estaban vivos.
Estos dos jugadores, eran especiales.
–¡Señor!
Una voz que gritaba destruyó el silencio reinante, y sacó a la persona que estaba en la silla del jefe de su mundo de fantasía.
–¿Qué es lo que pasa?, ¿acaso quieres morir?
En su voz había un pequeño rastro de disgusto.
–No Señor, mire la pantalla.
El tipo en la silla no sabía de qué estaba hablando, por lo que lentamente volteó su silla, hasta quedar completamente de frente a la pantalla gigante.
En la pantalla, había una imagen que la cubría por completo.
Era la grabación en tiempo real de la cámara de seguridad a las afueras del recinto donde estaban todos ellos.
En ella, se podían ver a cientos de personas, la cuales caminaban por la calle frente al recinto, sin saber que, en ese lugar, todo estaba ocurriendo.
Eran completamente ignorantes de lo que en realidad estaba ocurriendo en ONLINE y en esa construcción, la cual no tenía pinta de haber estado habitada recientemente.
Lo único que se veía, o escuchaba, era el ruido constante de cientos de motores de los generadores a gasolina que había por todos lados, los cuales eran los que alimentaban todo lo que se encontraba adentro.