El mundo ya temía la nueva guerra de la bruja, después de tanta paz, traída por el Seed legendario, ese al que artemisa tanto temía. Al que los Shumis contaban como él mata brujas, había escuchado relatos de como lo haría, blandiendo su espada generando una onda cortante que atravesaría su pecho de un lado a otro. Así que cada noche soñaba con ese ser, del cual en Esthar se erigía una estatua en su honor, y esa estatua la mataba cada noche… pues la había visto en una revista. Ya que había ordenado a un Shumi, traer libros y libros, necesitaba una biblioteca llena de estos, para sus conocimientos.
Furiosa, y con necesidad de ser más fuerte, con el castillo en funcionamiento, gracias a la tecnología antigua de centra. Vuela por las nubes, primero decide buscar a Tiamat, un GF antiguo, y Ente-artema una criatura muy independiente que solo acepto ayudarla debes en cuando solo si sonaba cierta melodía en el ambiente, y por pocos instantes. No tuvo intención de doblegarlo pues le bastaba, las criaturas nunca le habían desobedecido, tenía suficiente enlazándolo a su mente. Aun así, con tantos poderes, temía del Seed legendario…
Recordó entonces, viajando ya a un enfrentamiento en Esthar, a aquella bruja, Edea, y si pudiese absorber más poderes de Xian de otras brujas para completar todo el poder de este dentro de sí misma, y convertirse en una diosa completa. Nunca temería de ese Seed legendario.
Su caballero apareció interceptando su castillo, su grupo eliminado por completo pereció, el rogaba perdón y que dejara que él, la aconsejara nuevamente, que había sido un tonto. Ella se burla de él, pues no lo recuerda del todo, solo sabe que es un ser inferior, que no merece perdón de nada. Lo confina a sus mazmorras, hechizado, usando sus poderes para determinar sus miedos, decide experimentar con él, finalmente lo termina convirtiendo en un GF. Luego de muchos experimentos, dejando las mazmorras como prueba viviente de ellos.
El tiempo también le jugaba en contra, cada vez se hacía más vieja, y más frágil, y si moriría por algo tan tonto, por tardar en controlar el mundo… algo imposible de concebir, resolviendo que su mayor temor por sobre todo era morir…
Tenía que ser inmortal, atemporal. Para ello debía hacerse con la tecnología de Esthar y descubrir como de una vez por todas.
Artemisa batalla con Esthar, que seguía siendo una nación independiente del resto, sus avances le dieron mucha pelea, y la única traba del exterior fue cuando el jardín de Balamb apareció en su ayuda, demasiados Seed blancos.
Ella solo tenía en su poder, criaturas, controlando varias zonas de Esthar se dio con la tecnología necesaria para fabricar mas GF, como quería llamarlos, como NEODRAGON, para poder pelear sin problemas. La batalla fue brutal, algunas de sus criaturas cayeron en batalla, pero su castillo ganaba más.
Con sus habilidades, logra escabullirse dentro de las instalaciones de Odine, sin mirar hacia la capital de Esthar pues mirar la estatua del legendario solo le haría temblar, había leído mucho sobre Odine y sus inventos en su estadía por Trabia. El invento que más le interesaba era aquel que simulaba a la segunda presidenta y desaparecida Eloine Loire. Capaz de mandar la conciencia al pasado, con sus estudios sabía que si una consciencia colectiva, rasgaba el espacio tiempo podía generar una comprensión temporal, con ello podría absorber a todas las brujas de los tiempos, y ser inmortal del tiempo.
Aparecen guardias, y los elimina, dejando que uno le escolte por amenaza hasta la máquina, luego lo elimina. La única forma de usarla era regresar a una bruja anterior, había leído de Abel, su fuerza podía compararse con la suya y era el poder que necesitaba, y Esthar temía. Aparte que podría encontrar a Eloine, a quien necesitaba para realizar la comprensión del tiempo. No sabía que bruja le había dado sus poderes, no obstante, podía sentirla. Con Eloine manipularía la conciencia a través del tiempo, estando en el pasado-presente-futuro, ocasionando su omnipresencia en todos los tiempos, destrozando a todos y controlándolo todo, gobernando la eternidad.