Después del almuerzo, Ignis y Gladio decidieron hacer una caminata al río. Noctis y Prompto se quedaron descansando en el campamento. La brisa suave y el murmullo de los árboles invitaban a la pereza, pero Prompto propuso:
—Ey, ¿jugamos algo? Para matar el rato.
—¿Tipo qué? —preguntó Noctis, tirado sobre una silla plegable.
—El clásico: "¡Adivina el gesto!" Pero con castigos suaves si se falla.
—¿Castigos suaves? Suena a que estás tramando algo...
—Solo para hacerlo más interesante, jeje.
Empezaron a jugar. Prompto hizo gestos ridículos: un chocobo deslizándose, un cactuar nervioso, incluso imitó a Gladio haciendo flexiones. Noctis adivinó la mayoría. Pero cuando le tocó a él, hizo uno muy abstracto ("Ignis enfadado en silencio") y Prompto falló.
—¡Te toca castigo! —dijo Noctis, sonriendo con malicia—. Tienes que hacer una pose de combate épica por cinco segundos.
—¡¿Qué?! No traje mi cámara, eso no se vale...
—Nada de excusas, vamos.
Prompto dudó... pero lo hizo. Adoptó una posición dramática: brazo derecho flexionado, izquierdo extendido, como un espadachín tras la victoria. Pero lo hizo demasiado bien. El bíceps se marcó más de lo esperado. con la camiseta de tirantes puesta, Noctis lo notó.
Una sorpresa genuina cruzó el rostro de Noctis al ver el progreso de Prompto. Lo miró con atención, una mezcla de asombro y una sonrisa apenas contenida.
—¿Qué pasa? —dijo Prompto, soltando la pose—. ¿Demasiado bueno?
—No... es que... nada —respondió Noctis, aún procesando.
Se hizo un silencio momentáneo.
—Vamos a la tienda a ordenar las cosas —dijo Noctis, levantándose lentamente.
Se hizo un silencio momentáneo. Noctis se levantó lentamente, una sonrisa en los labios que Prompto no pudo descifrar del todo. —Vamos a la tienda a ordenar las cosas. —Prompto asintió, con el corazón algo acelerado. Temía haber revelado demasiado su "proyecto secreto"
La primera pose definitiva.
Ya dentro de la tienda, tras una cena sencilla y palabras cruzadas con Gladio antes de dormir, Noctis se acomoda primero en su saco de dormir. Dice poco. Parece cansado... pero sus ojos están más despiertos que nunca.
Prompto, por su parte, se queda en silencio. Escucha los sonidos nocturnos del campamento, y siente cómo su brazo izquierdo le "llama". Ese cosquilleo de autoestima que crece en secreto.
Mira a Noctis. Lo oye respirar. Cree que está dormido.
Se sienta muy lentamente. Observa su brazo en la tenue luz que entra por la lona.
—Solo una pose —se dice, apenas un susurro.
Se recuesta de lado, el torso un poco inclinado. Su brazo derecho estaba cómodamente doblado y apoyado sobre la lona, con la mano sosteniendo su cabeza, en una postura que recordaba a alguien absorto en la lectura. Con el brazo izquierdo, libre y apoyado sobre su propio cuerpo para mayor comodidad, lo flexiona. Siente cómo se contrae el músculo, cómo se ve más redondo, más firme.
—Hmm… esta pose… es la que más me favorece —murmura, apenas audible.
Noctis, de espaldas, abre los ojos ligeramente. No gira la cabeza, pero lo ve todo… reflejado en la lona. Ve la sombra de Prompto levantando el brazo. Flexionando. En silencio. Como si se tratara de una misión secreta personal.
—¡Así que esto es lo que está haciendo! —piensa Noctis, una diversión traviesa creciendo en su pecho.
—¿Desde cuándo...? Pero no dice nada.
Solo cierra los ojos lentamente, con una mezcla de asombro por la dedicación de su amigo, y una divertida curiosidad
4 de julio 756, mañana.
El canto de los pájaros despierta a Prompto. Parpadea unos segundos, luego mira hacia Noctis, quien ya está semiacostado, con los brazos tras la cabeza, mirando el techo de lona de la tienda.
—Buenos días... —dice Prompto, forzando una sonrisa.
—Hmm. Buenos. —responde Noctis sin girar la cabeza.
El tono es seco. Neutro. Pero algo está... distinto. Noctis no parece enfadado, pero sí más pensativo. Más observador. Como si intentara descifrar un rompecabezas.
Durante el desayuno, Gladio y Ignis discuten sobre raciones, mientras Noctis lanza miradas fugaces a Prompto, que intenta mantenerse natural… y falla.
—Te ves… eh… ¿más activo últimamente? —dice Noctis casual, mientras comen.
—¿Sí? Jeje, debe ser que estoy durmiendo bien —responde Prompto, tragando nervioso.
—Ajá…
El resto del día fluye con normalidad: una caminata, tareas menores, algo de entrenamiento con Gladio. Pero Noctis se mantiene cerca de Prompto, en silencio, como si estudiara cada gesto, cada movimiento. Prompto comienza a sentir la presión.
5 de julio 756, mañana.
A la mañana siguiente, el campamento se llenó de luz y sonidos domésticos. Ignis preparaba café. Gladio revisaba las armas. Prompto se mantenía cerca de la tienda, fingiendo revisar su cámara, pero en realidad miraba de reojo su reflejo en una pequeña superficie metálica de una olla.
Intentaba algo. Estiró el brazo, luego lo dobló, sintiendo la tensión. Repitió el movimiento, buscando la forma más eficiente, la que le diera más potencia en un golpe o al cargar algo. Como si ensayara una nueva técnica.
Noctis lo ve desde una corta distancia, sin que Prompto lo note. No dice nada, pero su rostro refleja un creciente asombro y algo más que no sabe cómo nombrar. Una mezcla de divertida confusión y respeto. —Ahí está otra vez... —piensa Noctis. —No es casualidad. Esto es... una obsesión silenciosa.
—Ahí está otra vez... —piensa Noctis. —No es casualidad. Esto es... una costumbre.
Prompto se gira repentinamente y lo ve.