Final Fantasy Xv: El Protocolo de lo Absurdo Real, Temp 1.

Capítulo 4: — La Gran Prueba: De la Inspección al Caos Real.

29 de julio de 756, mañana.

Al amanecer siguiente, la luz se cuela por las costuras de la tienda como delgadas cuchillas doradas, y el sonido del viento moviendo las hojas anuncia un nuevo día en el campamento. Pero dentro de la tienda, Prompto y Noctis apenas abren los ojos. Están enredados en las mantas, cada uno en su lado, pero ambos con los músculos tensos por un solo pensamiento:

Hoy… vendrá Lunafreya.

Noctis se sienta lentamente. Su cabello es un desastre y su expresión, la de alguien que no ha dormido nada tranquilo.

—¿Tú crees que... estaba bromeando? Lo de Lunafreya... —preguntó Noctis.

Prompto, con una voz áspera y soñolienta, se tapa la cara con la almohada:

—No lo sé, tío... pero cuando Ignis dice cosas con ese tono, uno no puede arriesgarse.

Se miran.

Y se levantan.

Fuera de la tienda, el desayuno ya está dispuesto. Ignis está sentado, imperturbable, tomando su café con absoluta calma. Gladio está de pie, con los brazos cruzados, mirando a los dos con una ceja arqueada y una expresión que mezcla burla con autoridad contenida.

—Buenos días, campeones del entrenamiento táctil. ¿Durmieron bien...? —dijo Gladio (al verlos salir).

Prompto se atraganta con el aire.

Noctis le da un codazo (no muy disimulado).

Ignis no dice nada, pero tras su taza murmura:

—Tendremos visitas hoy. Deberían estar presentables.

—¿Qué tipo de visitas...? —preguntó Prompto.

Ignis baja la taza. Lo mira con la misma expresión con la que da órdenes de guerra.

—La realeza.

Noctis se pone blanco.

Prompto se tambalea un poco.

Gladio ríe por lo bajo, satisfecho.

—Yo les dije que no impresionaran al príncipe. Ahora, van a tener que impresionar al reino entero.

Mientras mastican pan con cara de funeral, ambos muchachos saben que el entrenamiento de anoche fue solo el comienzo.

Y que si realmente aparece Lunafreya —o si Ignis de verdad la llamó—, el día no solo será largo... será una montaña rusa emocional frente a testigos.

El viento fresco de la mañana apenas ayuda a enfriar los rostros aún sonrojados de Prompto y Noctis. Ya comieron, ya recibieron la amenaza velada de Ignis, y ahora están de pie... frente a Gladiolus, quien los observa con los brazos cruzados, como un instructor militar con cero tolerancia al drama.

—Bien. Ayer fue solo la introducción. Hoy, vamos a corregir posturas, presión, y control de tensión muscular. No quiero ver ni una gota de duda. ¿Entendido? —ordenó Gladio.

—Sí, señor... —dijo Prompto (con voz bajita).

Noctis asiente sin decir nada, ya resignado.

Gladio camina alrededor de ellos como un general, luego señala a Prompto con firmeza.

—Tú, primero. Pose base, brazo izquierdo, vista de tres cuartos. Y esta vez, mantén el control del pico del bíceps desde el primer segundo.

Prompto traga saliva, se posiciona, y eleva el brazo lentamente, el codo hacia atrás, el antebrazo firme. Ya no hay bromas ni timidez. Solo concentración. Su bíceps se activa como si entendiera que está en evaluación. Un músculo bajo escrutinio real.

Gladio, con la mano abierta, lo corrige tocando la parte baja del tríceps:

—Más tensión desde el deltoides. No solo es mostrar volumen, es mostrar dominio. ¿Quieres que Noctis lo sienta? Pues dáselo con precisión.

—¡Sí! —afirmó Prompto.

Entonces Gladio le hace un gesto a Noctis.

—Príncipe, tu turno. Repetirás la secuencia de inspección que te enseñé. Tres puntos de presión: base, centro y cima. Nada al azar. Siente, evalúa, repite. Como si fuera una criatura mágica a punto de atacar.

Noctis avanza, aún con un leve temblor, pero su mano va firme hacia el brazo de Prompto.

Primero la base: la palma recorre la inserción del brazo, siente la densidad.

Luego el centro: presión más intensa, los dedos se cierran un poco.

Y al final, el pico: los dedos pulgar e índice lo rodean. Prompto, al sentirlo, incrementa justo lo necesario. El músculo se eleva apenas medio centímetro más, endurecido.

—Ahí. Eso. Memoricen esa tensión. Prompto, manténla. Noctis, ahora suéltala, espera tres segundos y repite. Queremos precisión reactiva, no adivinanza —instruyó Gladio.

Así lo hacen, varias veces, con el sol ascendiendo lentamente sobre ellos.

Detrás, Ignis los observa, con una pequeña libreta en mano. Va anotando con frialdad quirúrgica:

“Tiempo de respuesta del brazo: 1.3 segundos. Coordinación visual-táctil: 80%. Sincronía entre respiración y contracción: aún inestable.”

Gladio a ratos gruñe, a ratos asiente.

Noctis y Prompto están empapados de sudor, no tanto por el sol... sino por el nivel de tensión emocional y corporal.

Gladio al final del bloque dice:

—Bien. Receso de 15 minutos. Pero no se relajen mucho... lo que sigue será en condiciones más 'formales'.

—¿Formales...? —jadeó Prompto.

Ignis, sin levantar la vista de su libreta:

—Con túnicas reales. Y cámaras de práctica. Quiero evaluar la respuesta bajo presión visual.

Noctis escupió un sorbo de agua.

Durante esos 15 minutos de descanso, Prompto y Noctis apenas se arrastran hasta una pequeña sombra junto al coche. Se desploman como dos muñecos desinflados, el sudor aún bajándoles por las sienes.

Prompto cae sentado con las piernas estiradas. Noctis se recuesta a su lado, cubriéndose los ojos con el brazo.

—Bro... ¿me duele el alma o es parte del entrenamiento? —jadeó Prompto.

—Si me dices que hay otra fase con "cámaras de práctica" voy a fingir una lesión. Pierna rota. Brazo... desaparecido. Lo que sea —dijo Noctis (sin moverse).

Prompto suelta una risita, pero se queja al hacerlo.

—Siento el bíceps como si fuera un volcán dormido... y que Gladio lo quiere despertar a gritos.

Noctis gira apenas el rostro hacia él.

—Oye... lo haces bien.

—¿Eh? —preguntó Prompto sorprendido.



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En el texto hay: comedia, amistad, final fantasy xv

Editado: 21.09.2025

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