28 de julio 756, noche,
Palacio Fenestala, Tenebrae.
La luz de la luna caía sobre el Palacio, iluminando el balcón. La habitación era silenciosa, decorada con telas suaves y flores recién cortadas. Lunafreya sostenía la pluma con delicadeza, su caligrafía elegante avanzando sobre el papel crema. A su lado, una pequeña vela parpadeaba, iluminando la mesa con un resplandor cálido.
En la oscuridad del balcón adyacente, oculto entre las sombras de una imponente columna, un pequeño droide ID11 permanecía inmóvil. Su cuerpo negro mate se mezclaba con la noche, y su ojo óptico, un tenue punto azul, se mantenía fijo en la figura de la Oráculo. Observaba sin ser visto, un mero espectador de los destinos que se entrelazaban.
Desde su posición, el droide giró lentamente su cabeza esférica hacia la densa oscuridad del bosque que rodeaba Tenebrae. Su ojo óptico parpadeó tres veces con una luz roja, emitiendo una ráfaga de destellos rápida y codificada, casi imperceptible.
—Noctis y Prompto... —susurró mientras escribía.
Luna no sabía mucho de la rutina exacta del campamento, pero Ignis le había mencionado —en tono vago y burlón— que ambos estaban “comprometidos con cierta rutina nocturna”. No explicó más, y ella prefirió no insistir. Lo asumió como una broma. De las de Ignis.
Aun así, sintió que algo había cambiado en las últimas semanas. Noctis no escribía como antes. Prompto, cuando enviaba fotos, mostraba más cosas del entorno que de ellos mismos. ¿Estarían bien?
La ceremonia de coronación se acercaba aunque lejana. Aún faltaba, sí, pero Luna ya había comenzado a planear detalles. No solo por protocolo, sino porque quería que ese día marcara un cierre... y un inicio real para todos.
Tomó una hoja nueva y comenzó a escribir:
“Para Noctis y su fiel amigo, Prompto...”
Les habló de los preparativos. De cómo algunos días se reorganizarían. De cómo el protocolo exigía ciertos ajustes. Quiso que la carta sonara formal pero cercana. Que fuera un puente, no una orden.
Y al final, como siempre, añadió una nota a mano:
“P.D. No olviden preparar su entrenamiento físico según el protocolo establecido. ¡Espero verlos brillar cuando llegue el día de la coronación! Me encargaré de que sea una ceremonia única.”
Sonrió con dulzura al terminar.
—Estoy segura de que se lo tomarán con seriedad... o al menos Prompto lo hará —dijo para sí, sin saber lo mucho que esa frase cambiaría el ritmo de las noches futuras.
Doblando la carta con cuidado, selló el sobre con el símbolo de Tenebrae. Lo entregó a su asistente con instrucciones claras: debía llegar pronto. A tiempo para que ellos pudieran adaptarse a los cambios.
Desde su posición en el balcón, el droide registró cada movimiento, cada palabra susurrada de La Oráculo, y el contenido completo de la carta antes de que fuera sellada. Toda la información fue transmitida al instante, a un punto inobservable más allá del cielo de Eos.
No sabía que estaba activando una reacción en cadena.
No sabía que una posdata, escrita con amor y formalidad, terminaría desatando ansiedad, malentendidos... y un nuevo capítulo en la tienda.
Pero lo hizo. Sin querer.
Y esa noche, sin imaginarlo, Lunafreya se fue a dormir con el corazón en calma, creyendo que todo seguía bajo control.
[CORTE DE ESCENA]
Acantilado a 1km del Palacio Fenestala.
La gélida brisa de la noche acariciaba el acantilado rocoso que ofrecía una vista privilegiada del Palacio, iluminado por la luna a la distancia. Una figura mediana y enigmática, envuelta en una capucha que ocultaba casi por completo su silueta, se erguía inmóvil contra el cielo estrellado. Observaba el palacio con una paciencia sobrenatural.
De repente, una serie de pequeños parpadeos rojos brillaron desde el balcón de la Oráculo. La figura sacó un dispositivo de su túnica: una linterna de mano. Con movimientos precisos, respondió al instante, enviando su propio código de luces blancas de vuelta a la distancia.
Una vez terminada la comunicación, la figura llevó un smartphone con una antena satelital muy modificada a su oído.
—Aquí el Agente 5... sí... reportando: ID10 y ID11 en sus ubicaciones, vigilancia instalada…. Misión de contención de amenaza a La Oráculo, completada.
…
Ravus Nox Fleuret... se mostrará más cooperativo de ahora en adelante. Su posición ha sido asegurada. No se interpondrá en el camino de La Oráculo.
…
¿próxima misión? —Su voz era baja, apenas un murmullo que se perdía con el viento, pero cargada de una extraña autoridad—.
Confirmado... Kupo.
Colgó el teléfono y se lo guardó.
—Ok, Chocobros, en poco tiempo irán a su nuevo destino, kupo! —murmuró para sí mismo.
Justo cuando se disponía a marcharse, una sombra se desprendió de los árboles cercanos al acantilado. Un Cadente Ronin con una espada samurái, se acercaba con silencio . La figura encapuchada se giró con una calma absoluta y, con gracia, se puso en guardia.
El Cadente también se detuvo, con su espada en alto, su cuerpo tenso. La tensión del momento se hizo densa. El Agente 5 miró la figura sombría frente a él, y una nota de respeto apareció en su voz.
—Vaya, un Cadente que aún recuerda su honor —dijo el Encapuchado—. Acompáñame en mi danza de la muerte.
De su espalda, una pieza triangular de color verde oscuro, que parecía flotar por antigravedad, se desprendió y se colocó automáticamente, flotando a milímetros de su brazo. La pieza se abrió con un click sutil, y de su interior emergió una espada ancha de luz amarilla vibrante.
Zzzwwwooommm.