31 de julio 756, mañana.
La luz del sol comienza a filtrarse por las rendijas de la tienda, iluminando lentamente el pequeño espacio donde Noctis y Prompto se encuentran. Ambos están aún en la lona, sin ganas de levantarse, pero sabiendo que el día comienza.
Noctis se estira, aún con algo de incomodidad en sus músculos después de todo lo sucedido, y lanza un suspiro. Mira a Prompto, quien está mirando el techo, pensativo. Hay una mezcla de vergüenza, confusión y, tal vez, un poco de alivio al haber terminado con la carta. Sin embargo, la conversación no ha terminado.
—Oye, Prompto, ¿alguna vez imaginaste que todo esto empezaría por algo tan simple como... un simple flex de tu bíceps? —dice Noctis, rompiendo el silencio con una sonrisa nerviosa.
Prompto se ríe un poco, aunque su tono es pensativo.
—Nunca. Al principio no pensé en las implicaciones. Solo quería mostrar algo de fuerza. Pero cuando Ignis nos miró tan fijamente, algo me dijo que había más.
Noctis lo mira, su rostro serio pero con una ligera sonrisa en los labios.
—Yo pensé lo mismo... creí que habías hecho un movimiento tonto, pero ¿qué tan tonto fue, en realidad? Porque luego Gladio empezó a... bueno, a entrenarnos de una forma que no esperaba. Todo esto se volvió mucho más extraño y confuso.
Prompto se sienta de golpe, cruzando los brazos detrás de su cabeza y mirando al techo con una leve mueca.
—Fue como si las cosas se desbordaran, ¿no? Gladio se puso muy serio, y la presión en el entrenamiento fue una prueba. Pero luego todo se complicó. Cuando usted empezó a tocarme mi bíceps, sentí una conexión peculiar. Ya no era solo un simple ejercicio. Algo más estaba pasando.
Noctis asiente lentamente, entendiendo perfectamente lo que su amigo quiere decir.
—Sí, lo sentí también. Recuerdo que, al principio, era solo yo tocando tu brazo, pero luego… el simple hecho de tocar tu bíceps de una forma más cercana me causó una sensación de... no sé cómo explicarlo. El entrenamiento trascendió lo físico. Algo cambiaba entre nosotros.
Prompto se pasa la mano por el cabello, visiblemente incómodo.
—¿Crees que fue una especie de... conexión? Es raro, ¿no? Gladio no nos dijo nada sobre lo que se sentía. Solo nos estaba… guiando.
Noctis baja la mirada, pensativo. Luego, con voz baja, dice:
—Creo que sí. Es como si algo se hubiera “despertado” dentro de nosotros. No solo un entrenamiento físico, sino algo más profundo. No sé si fue solo la presión, tu reacción, o la situación tan extraña… Pero el asunto con el toque del bíceps… algo cambió para mí.
Prompto lo mira, un poco sorprendido, pero asintiendo.
—Sí, me sentí igual. Como si hubiera algo más profundo allí. Es raro, porque no era una situación de combate, sino algo más... personal. Como si ese toque te llevara a un lugar donde no sabes exactamente qué pasa. No como cuando entrenamos para luchar o hacemos cosas normales.
Noctis sonríe con algo de complicidad, pero también con una pizca de incertidumbre.
—Exacto. Y después de todo eso, cuando Ignis y Gladio empezaron a presionarnos aún más... fue como si hubieran notado eso entre nosotros. Como si sintieran que había algo más detrás del entrenamiento, algo que no podían ignorar.
Prompto suspira y se recuesta de nuevo, mirando el techo, reflexionando.
—Es raro, ¿verdad? Nunca había sentido eso antes... como si, de alguna manera, todo ese entrenamiento fuera solo el comienzo de algo. Como si ese toque no fuera simplemente físico, sino que nos estuviera llevando a algo mucho más grande.
Noctis también se recuesta, mirando hacia el frente mientras sus pensamientos siguen girando en torno a todo lo que había ocurrido.
—Creo que también me pasó lo mismo. Si no hubiera sido por Ignis y Gladio, no habría prestado atención a lo que realmente estaba pasando entre nosotros... Pero después de todo lo que sucedió, me doy cuenta de que, de alguna forma, todo lo que hicimos nos conectó de una manera distinta.
Prompto hace una pausa y luego dice en tono más ligero, aunque aún nervioso:
—De verdad que nunca imaginé que el entrenamiento de los bíceps terminaría siendo así. Pero, bueno, ahora ya estamos metidos hasta el cuello en todo esto.
Noctis se ríe levemente, aunque sigue algo pensativo.
—Sí, yo tampoco... Esto ha sido más raro que cualquier cosa que haya pasado hasta ahora.
Prompto mira hacia la entrada de la tienda, donde los primeros rayos de sol se cuelan. Suspira profundamente.
—Bueno, supongo que ahora tenemos que lidiar con lo que Lunafreya y todos piensen sobre esto, ¿eh?
Noctis asiente lentamente, con una expresión más grave.
—Sí, esa parte va a ser complicada... pero por ahora, solo tenemos que salir de aquí sin que nos miren como si fuéramos unos completos locos.
Prompto se ríe un poco, finalmente relajándose.
—Eso debería ser fácil, ¿no? Después de todo lo que hemos pasado, ya nada nos puede sorprender.
Ambos se quedan en silencio un momento, antes de que Prompto se estire y se levante de la lona.
—Vamos, tenemos que salir de aquí. Pero antes de que lo hagamos, quiero saber... ¿qué piensas tú de todo esto, Noctis? Después de todo lo que pasó, ¿cómo te sientes realmente?
Noctis lo mira y se levanta también, la tensión de antes desapareciendo un poco con la pregunta.
—Me siento... extraño. Confuso, pero también... como si finalmente entendiéramos algo más. Algo que, tal vez, ni siquiera sabíamos que necesitábamos.
Ambos se quedan mirando un momento, sabiendo que aunque sus pensamientos no estén completamente resueltos, ahora están más conectados que nunca.