Poco después de que Gladio se va.
La tienda está en silencio. Prompto mira su propio brazo con una mezcla de orgullo… y duda.
—Noct… —dice de pronto—. Voy a… necesito medirlo.
Noctis se gira, confundido.
—¿Medir qué?
Prompto se saca una pequeña cinta métrica de su mochila como si fuera un instrumento prohibido y la enrolla con precisión alrededor de su bíceps flexionado.
Silencio.
Mira la cifra. 37 centímetros.
Baja lentamente el brazo. Mira al vacío. Suspira.
—Necesito 39… —murmura como si fuera la cifra maldita.
—¿Y…? ¿Por qué ese número?
—¡Ignis lo dijo! Está en su pizarra blanca. Categoría ceremonial. “Impacto visual mínimo aceptable: 39cm”.
Noctis se queda mudo.
Entonces, Prompto se pone de pie… con una solemnidad que asusta.
—Dame… una katana.
—¡¿QUÉ!?
—¡Dámela! No necesito dos centímetros. ¡Necesito cortar esta decepción de raíz!
—¡NO, PROMPTO! —Noctis corre a interponerse— ¡¿Estás loco?! ¡Es solo músculo! ¡No te cortarás nada!
—¡Es por el honor del escuadrón! ¡Por la estética ceremonial! ¡Por la luz de Lunafreya! —grita Prompto, teatral, con lágrimas invisibles en los ojos.
—¡No digas eso mientras estás en pantalones cortos deportivos y con una cinta métrica en la mano!
Silencio.
Ambos se miran. El drama se disuelve un poco.
Noctis se acerca y le pone la mano en el hombro.
—Mira… yo estuve ahí cuando empezaste con esa flexión rara en la tienda. Y te juro… desde el primer día ya era notable, grande y curva y se ha hecho más definido. Tal vez no son los 39, pero…
Se queda unos segundos, y agrega:
—…pero es tu bíceps, ¿sabes? Es el único capaz de cambiar el rostro de Ignis, de dejarme mudo, de hacer que el protocolo de etiqueta tiemble. No importa la medida. Importa el efecto.
Prompto lo mira, con los ojos brillantes. Suelta la katana invisible.
—¿De verdad crees eso?
—Lo vi. Y lo toqué.
Silencio. Luego los dos se ríen nerviosos.
—Ok, príncipe. Entonces... entrenaré más duro. Y ese bíceps... ¡va a hacer temblar la realeza!
Ambos se chocan los puños, renovados, aunque aún en pánico existencial.
Interior de la tienda – noche profunda
La luz de la linterna dentro de la tienda es tenue. Solo ilumina lo justo para que se vean los rostros. Ambos ya se han acostado, envueltos en sus sacos de dormir, pero sin poder cerrar aún los ojos.
—Ey… —susurra Prompto, mirando al techo de lona—. Fue un día raro, ¿no?
—Raro es poco —responde Noctis desde su rincón—. Desde lo de Ignis vestido como mayordomo hasta… tú pidiéndome una katana para cortarte el brazo.
—¡Era simbólico! —se queja Prompto, con voz baja—. Una declaración de crisis.
Noctis ríe un poco.
—Y luego hablaste de temblar la realeza…
—Lo dije con el alma.
Silencio. Solo se oye el viento rascando la lona afuera.
—...Oye, Noct —dice Prompto, más serio ahora—. Gracias, por no reírte cuando... ya sabes, cuando me obsesiono con todo esto. No cualquiera aguantaría.
—No cualquiera me dejaría tocarle el bíceps en silencio total mientras otros duermen —responde Noctis con una media sonrisa.
Ambos se ríen un poco, cansados.
—Va a ser memorable mañana, ¿no? —dice Prompto, con voz soñadora.
—Sí… lo sé. Algo va a pasar. Siento que todo va a cambiar —responde Noctis, mirando hacia un punto imaginario en el techo.
El silencio vuelve. Uno más cálido, más tranquilo.
—Buenas noches, príncipe.
—Buenas noches, brazo de impacto visual clase A.
Ambos sueltan una pequeña risa final.
Pasan unos minutos. Y lentamente, como en sincronía, sus respiraciones se hacen más profundas. El sueño los envuelve, llevándolos hacia el día siguiente...
...un día que, aunque aún no lo saben, marcará el antes y el después del entrenamiento, del grupo... y del protocolo real.
[Sueño de Noctis y Prompto – El Gran Evento Real]
El cielo es de un azul pálido e irreal, como si fuera pintado. El viento sopla con ecos que suenan a fanfarrias reales. Están en un gran coliseo, repleto de miles de personas. Banderas de Lucis ondean, y en el centro hay una plataforma de mármol blanco.
Noctis está vestido con un traje ceremonial dorado, con capa negra. Prompto lleva una camisa sin mangas, ceñida, con su nombre bordado en letras elegantes. Ambos están... en el centro del escenario.
Una voz real, profunda, retumba en el cielo:
"Y ahora, el evento de coronación más esperado… ¡La Flexión Real!"
Las luces se enfocan en Prompto. Él voltea a Noctis, aterrado, pero el público grita.
"¡FLEXIONA, FLEXIONA!"
Prompto, tembloroso, levanta su brazo. La luz del sol lo baña. Se ve definido, brillante… pero…
Noctis lo observa con cara seria. Se acerca y toca el bíceps con dos dedos… y en ese momento, se activa una plataforma mecánica que los eleva aún más.
La voz vuelve a gritar:
"¡Evaluación emocional y estética en proceso! ¡¡ATENCIÓN: ha sido detectada presión afectiva categoría B!!"
Aparece una gigantesca pantalla donde Lunafreya, elegantísima, observa todo en directo, con Aranea, Iris y Cindy a su lado. Todas están comiendo palomitas y usando lentes 3D.
Luna dice con una sonrisa:
—Interesante... no sabía que esto era parte de la ceremonia.
Noctis se congela. Prompto se gira, avergonzado al máximo, y la voz grita:
"¡¡AHORA, LA MEDICIÓN!!"
Un dron baja del cielo con una cinta métrica robótica y le mide el brazo a Prompto. La cinta emite un sonido seco: