Final Fantasy Xv: El Protocolo de lo Absurdo Real, Temp 1.

Arco 8: Revelación – El regalo de las Chicas y el principio del Caos. Capítulo 1: – La Calma antes del Caos.

5 agosto 756, mañana.

El sol apenas comenzaba a filtrarse entre las ramas del bosque, tiñendo con dorados los rincones del campamento. Prompto despertó antes que Noctis, estirándose despacio mientras la brisa fresca acariciaba su piel. Se levantó y decidió aprovechar el día sin entrenamientos para intentar hacer una fogata. Con manos hábiles, tomó pequeñas ramas secas y hojas, frotando una piedra contra otra hasta que, finalmente, una pequeña chispa prendió. El humo comenzó a elevarse lento mientras el fuego crepitaba con suavidad.

Noctis apareció en la entrada de la tienda, todavía con el cabello despeinado y esos ojos que mezclaban sueño y algo de preocupación. Se sentó junto a Prompto, quien le pasó un poco de agua. El príncipe dejó escapar un suspiro profundo mientras observaba el cielo entre los árboles, sus pensamientos visibles en el leve fruncir de su ceño.

—Hoy no tenemos que preocuparnos por nada —dijo Prompto, rompiendo el silencio.

—Eso creo... aunque algo no deja de rondar mi mente —respondió Noctis, sin mirarlo.

Prompto frunció el ceño, adivinando que el tema estaba en la carta que sabían que llegaría pronto. Sin embargo, prefirió cambiar de tema y se puso a recolectar bayas cercanas, lanzando una sonrisa burlona.

—¿Recuerdas cuando intenté cocinar el otro día y casi incendiamos el campamento? —dijo mientras lanzaba una baya a Noctis, quien la atrapó.

La risa se escapó entre ellos, y por un momento, el mundo pareció más ligero, menos amenazante. Pero esa calma tenía una sombra. Gladio pasó cerca, con su típica mirada seria, y aunque no dijeron nada, la tensión creció un poco. Ignis estaba apartado, leyendo, con un brillo distante y casi inquietante en sus ojos.

La tarde se deslizó lentamente, y el sol empezó a caer, pintando el cielo con tonos anaranjados y púrpuras. Prompto y Noctis se recostaron sobre la lona de la tienda, mirando las estrellas que comenzaban a brillar.

—¿Crees que la carta cambiará todo? —preguntó Prompto en voz baja.

—No lo sé... pero tengo miedo —confesó Noctis.

El silencio volvió, pero esta vez fue cómodo, como si las palabras no hicieran falta. Solo el susurro del viento y el crujir de las hojas acompañaron su compañía.

[Más tarde ese día – Zona de tiro]

Mientras el sol se ocultaba y el campamento se movía en calma, Prompto y Noctis decidieron intentar una actividad relajada lejos de la tienda: practicar tiro al blanco con unas latas viejas que Gladio había desechado. Prompto, con su entusiasmo habitual, tomó el revólver y comenzó a disparar con poca precisión, las balas levantando polvo lejos de los objetivos. Noctis observaba con una sonrisa divertida, ofreciéndole consejos que Prompto ignoraba con gracia.

Finalmente, Noctis tomó su turno. Con una puntería mucho más certera, logró derribar varias latas seguidas. Prompto, impresionado pero con un toque de competitividad, quiso intentarlo de nuevo, concentrándose al máximo. Apuntó con cuidado, conteniendo la respiración... y en el momento del disparo, tropezó con una raíz que no había visto, perdiendo el equilibrio y disparando el arma hacia arriba, asustando a un grupo de aves que salió volando en estampida.

El ruido atrajo la atención de Gladio, que pasaba por la zona. Al ver a Prompto en el suelo, con el arma apuntando al cielo y una expresión de sorpresa en el rostro, y a Noctis tratando de contener la risa, Gladio no pudo evitar soltar una carcajada sonora.

¡Ja! ¡Así que así es cómo se relajan estos dos! ¡Un espectáculo de puntería... y de caídas inesperadas!

Ambos chicos se pusieron de pie rápidamente, más avergonzados que heridos, tratando de explicar lo sucedido sin mucho éxito.

—No es lo que parece... solo perdí el equilibrio... —balbuceó Prompto, con la cara roja.

—Estábamos... practicando... disparos... verticales... —añadió Noctis, tratando de mantener la compostura, aunque una sonrisa aún asomaba en sus labios.

—Solo estábamos... entrenando... coordinación... —añadió Prompto, tratando de sonar convincente.

Gladio simplemente rió mientras se alejaba, y la escena dejó a ambos con una mezcla de vergüenza y risas nerviosas, sabiendo que esa imagen quedaría grabada para siempre en la memoria del mayor del grupo.

tarde y noche.

Gladio, riendo a carcajadas, salió corriendo del arroyo en dirección a la tienda principal, con la intención de contarle a Ignis lo que había visto. Pero justo cuando pensaba que podía ir tranquilo, Prompto y Noctis, se miraron con determinación.

—¡No podemos dejar que se lo cuente a Darth Ignis! —dijo Prompto, levantando su cámara y preparando un hechizo.
—¡Tenemos que atraparlo antes de que llegue! —añadió Noctis, sacando su espada y activando un poco de magia para acelerar el paso.

Gladio giró la cabeza con una sonrisa burlona mientras aceleraba, pero Prompto lanzó un destello de luz que casi lo alcanzó en los talones. Noctis corrió con velocidad mágica, bloqueando los caminos y esquivando árboles para acortar la distancia.

El campo de entrenamiento se convirtió en una pista improvisada, con hechizos de luz y ráfagas de viento creadas por Noctis intentando cercar a Gladio, quien saltaba ágilmente tratando de escapar. Prompto, con su cámara en mano, disparaba flashes para distraerlo, mientras gritaba:

—¡No tienes escapatoria, Gladio! ¡Esto es por arruinarnos la reputación!

Finalmente, con un último hechizo combinado, lograron detener a Gladio justo antes de llegar a la tienda. Exhaustos, y con risas mezcladas con jadeos, lo miraron seriamente.

—Prometemos que no se lo contaremos a Ignis —dijo Gladio con una sonrisa— pero solo si me dejan ir... y me dan algo para secar esta ropa.

Los tres estallaron en risas, sabiendo que la batalla verbal con Ignis apenas comenzaba.



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En el texto hay: comedia, amistad, final fantasy xv

Editado: 07.08.2025

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