Los inicios del financiero

El financiero era una persona sencilla. No conocía a muchas personas y no tenía muchos amigos. Su círculo de comunicación se reducía a cinco amigos. Un día, mientras pensaba en cómo reunirse con ellos después de haber dejado su trabajo en la fábrica, donde era un simple cargador, se le ocurrió una idea fenomenal.

Los ahorros que había acumulado en esa fábrica, que ascendían a mil dólares, su hermana los depositó en un banco común. En un momento difícil, nuestro financiero decidió calcular cuántos intereses se acumularían en su cuenta en cuarenta años, hasta que cumpliera sesenta años, es decir, hasta su jubilación. En aquel tiempo, debido a la inflación, la tasa de interés de los depósitos no era de unos pocos puntos porcentuales, sino del quince por ciento, lo que resultaba en una suma multimillonaria en grivnas.

Así fue como, siendo un principiante en el mundo del dinero, comprendió el poder del interés compuesto. Descubrió que la clave para ganar dinero radica en la fórmula principal: el capital invertido a interés compuesto, acumulado durante años, crece en progresión geométrica, aumentando cada vez más con el tiempo.

El financiero tomó un cuaderno y comenzó a calcular su futuro capital año tras año, repitiendo los cálculos varias veces. Luego, aprendió a calcularlo usando la fórmula del interés compuesto, sin necesidad del cu