Financier

El trabajo del financiero

El financiero llamó a la bolsa de valores y comenzó a investigar otras formas de acumulación de capital. Un corredor de bolsa, es decir, un asesor financiero, le explicó que los bancos solo ofrecen un pequeño porcentaje de rentabilidad, mientras que el resto del rendimiento se ve erosionado por la inflación, lo que prácticamente anula cualquier ganancia.

Luego, el financiero aprendió sobre las acciones, sus precios y descubrió que los profesionales son quienes realmente operan en este mercado. Los inversores sin experiencia, en cambio, suelen invertir en fondos de inversión, donde especialistas gestionan el capital de muchos pequeños inversores y lo multiplican mediante la compra y venta de acciones. Aquí, la rentabilidad era mucho mayor que en los bancos, pero también existía el riesgo de grandes pérdidas. A pesar de ello, el financiero sintió que estaba en el camino correcto y continuó su arduo trabajo en la acumulación de riqueza.

Su siguiente plan fue el mercado Forex, un mercado internacional de divisas donde traders profesionales predicen la oferta y demanda de monedas y realizan operaciones. También descubrió que los inversores sin experiencia podían participar invirtiendo en cuentas PAMM, similares a los fondos de inversión en la bolsa de valores. Sin embargo, el financiero se dio cuenta de que este mercado estaba lleno de riesgos, fraudes y volatilidad extrema. Le ofrecieron aprender a operar por sí mismo, pero terminó perdiendo cientos de dólares.

Después de esa experiencia, decidió invertir en cuentas PAMM y depositó 500 dólares en la firma Investments, donde esperaba obtener un rendimiento anual del 30%. Según sus cálculos, a los 60 años, su capital acumulado mediante interés compuesto ascendería a cinco millones de dólares. Además, invirtió 100,000 grivnas en fondos de pensiones y mantuvo algo de dinero en bancos. Sin embargo, la incertidumbre lo atormentaba. No podía dormir por las noches, temiendo que su corredor lo estafara. Sus dudas lo consumían hasta que un día, su bróker cerró operaciones, y en su lugar apareció una criptomoneda llamada Bitbon.

Las criptomonedas, una nueva evolución del dinero, lo dejaron impresionado. Las promesas de crecimiento acelerado y la idea del "oro digital" lo tentaron. Sin embargo, dudaba, investigaba y analizaba todos los detalles hasta que concluyó que Bitbon era otra estafa. Retirar dinero era casi imposible, y el repentino crecimiento de esta moneda, supuestamente respaldada por activos, le pareció una completa ficción. Finalmente, perdió sus 500 dólares.

Desilusionado, intentó invertir en joyas, antigüedades, plata, monedas conmemorativas, billetes de colección y medallas del Banco Nacional. Pero poco a poco fue perdiendo la fe. Terminó regalando sus joyas, billetes y medallas, y vendió sus monedas por la mitad de su valor. Ya no quería saber nada del dinero. Se sentía enfermo de tanto perseguir la riqueza, que al final solo resultaba en pérdidas por culpa de los estafadores del mercado financiero.

Entonces, decidió buscar asesoramiento de verdaderos consultores financieros y, por última vez, tomó un riesgo calculado: invirtió en Bitcoin. Comprendió la lógica de las criptomonedas: el dinero nuevo reemplaza al viejo, y el precio de una criptomoneda sube mientras el mercado mundial no esté completamente saturado. Dado que en sus inicios el mercado de criptomonedas alcanzó un billón de dólares, estimó que su crecimiento potencial podría llegar hasta 90,000 billones, es decir, un aumento de 90,000 veces su valor inicial, sin contar el crecimiento de la economía mundial. Según sus cálculos, el precio de las criptomonedas podría multiplicarse por 320,000.



#4156 en Otros
#510 en Aventura

En el texto hay: financier

Editado: 12.03.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.