Fire Island 1º ( 1° libro Hasta que te conocí )

Capítulo 15º Al Descubierto

Amanece y Brenda se despierta; le duele la cabeza. Esa madrugada ha bebido demasiado. Ya son las siete y media.

Llena la bañera de agua caliente y se sumerge en su interior; ahí permanece un buen rato.

Mientras piensa en la noche que ha pasado con Lucas, lo bien que se siente con él, lo echa de menos...

Pero en la mente de Lucas nunca está Brenda.

Esa misma madrugada, después de estar con ella, Lucas está en la cama con su prometida.

Su prometida llegó a la mansión sobre las siete de la mañana; él hacía poco que acababa de llegar, pero ya estaba acostado.

Ella es hija única también como Lucas; sus padres tienen dos multinacionales, una en Nueva York y otra en California.

Una mansión no muy lejos de la de Lucas vive rodeada de lujo y se permite todos los caprichos del mundo: la ropa en las mejores boutiques, los mejores salones de belleza, las joyerías exclusivas de Nueva York; vive como una princesa. No le falta nada.

En las grandes fiestas que organiza su padre, viste los mejores modelos, vestidos carísimos y grandes collares con diamantes, que la hacen lucir bellísima; es siempre admirada por todos los invitados.

Lucas la trata siempre muy cariñosamente, siempre tiene regalos para ella: collares de perlas, sortijas preciosas con diamantes, buenas cenas en restaurantes de lujo, donde va gente importante y adinerada, y la lleva a algún viaje, donde la suite es impresionante.

No hace mucho la había llevado a París al Grand Hotel du Palais Royal, donde disfrutaron mucho de su estancia y de todos sus servicios.

Después la llevo a uno de los restaurantes que están situados en la Torre Eiffel; el Julio Verne se encuentra a una altura de 125 metros.

En el segundo piso del monumento parisino, es elegante y sofisticado y ofrece vistas fascinantes de la ciudad de París.

En París pasaron momentos inolvidables.

Lo que no sabe su prometida es que ese dulce y tierno Lucas, ese que la llena de tantas cosas buenas, que la trata como a una reina, que le da todo su amor apasionadamente, tiene otra vida, otro carácter, dominante y perverso, y que es un mujeriego.

Brenda se viste y se prepara algo para desayunar, decide sacar a Otto al parque y así tomar un poco el aire, aunque hace mucho frío, pero quiere despejarse.

Por el parque no se ve nadie; suelta a Otto, que disfruta de la hierba y corretea, mientras ella pasea de un lado para otro, pensando en qué estará haciendo Lucas ahora.

Hace frío y, tras permanecer diez minutos en el parque, decide ir ya para el apartamento.

Entra y en la cocina se sirve un café con leche bien caliente y se come unas tostadas con mantequilla, y cómo no, su zumo de naranja.

Le pone el pienso a su perro y el agua, y él también se pone a comer en su alfombra.

Recoge todo en la cocina, limpia la mesa, barre y friega el suelo; le gusta tener todo recogido y limpio, es una chica muy ordenada.

Va a su habitación; allí en la mesa saca sus libros y apuntes para repasar de nuevo todo. Quiere ir preparada al examen, no quiere fallos, quiere buenas notas.

Por fin ha llegado el momento; los alumnos van entrando en la clase, las mesas ya están separadas, cada uno tiene su sitio.

—¡Hola, Brenda! ¿Qué tal? Yo estoy supernerviosa.

—Yo también, espero que me salga bien, estudié mucho.

—Oye, ¿has visto a Dylan? No lo veo hace días.

—No, yo tampoco, Margaret, no sé nada de él.

—Pero ¿dónde estará? Llega tarde al examen.

—Seguro que está llegando, no te preocupes. Margaret.

El profesor cierra la puerta y se dirige a su mesa.

—No quiero ver nada encima de las mesas, solo el bolígrafo y el folio con las preguntas del examen; no quiero oír nada, ni un solo ruido. Las personas que no se han presentado al examen, veo varias sillas vacías, están suspendidas con un 0. Tenéis una hora para hacer el examen, a partir del momento en que haya repartido todas las hojas a cada uno de ustedes.

El aula se quedó en silencio; el profesor caminaba entre los pasillos que separaban las tres líneas de mesas paralelas, observando a sus alumnos.

Según van terminando, le entregan la hoja al profesor, el profesor la pone sobre la mesa y los alumnos van saliendo.

Margaret terminó en media hora, lo entregó y se fue.

Brenda tardó un poco más; después de terminar el examen, volvió a repasar las respuestas, casi salió de las últimas.

Ya había pasado la pesadilla del examen, ya estaba totalmente relajada y caminaba hacia su apartamento.

Hacía frío, pero se sentía muy bien, así que paseó un buen rato por las avenidas, mirando los adornos y las luces de los escaparates.

Y en su mente, nuevamente ahí está Lucas.

Ella se pregunta y él...

¿Qué estará haciendo justamente ahora? ¿Se estará acordando de mí? ¿Lo volveré a ver este domingo?

Brenda no sabe que ella es una de entre tantas que Lucas ha tenido en sus brazos, que ella es simplemente una diversión.




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