Fire Island 1º ( 1° libro Hasta que te conocí )

Capítulo 19º La lejanía.

La vida de Dylan en Castroville es muy tranquila, nada que ver con la vida de Nueva York.

Aquí sus días son muy relajados, tiene dos días libres a la semana para poder disfrutar y los aprovecha al máximo.

Los domingos los disfruta en Castroville Regional Park.

Este es un parque espacioso adecuado para muchas actividades recreativas; también hay otros senderos cerca, un área para acampar, cancha de fútbol, cancha de voleibol, juegos infantiles y áreas de picnic, especialmente para los niños más pequeños.

El río Medina recorre el parque y los sitios; son hermosos. Dylan recorre esas zonas tan tranquilas todos los domingos; es su espacio preferido de la ciudad. Allí pasa momentos relajados, sin tensión, con la mente despejada y aprovechando el buen clima que tiene en el mes de diciembre: unos dieciséis grados por el día y unos siete grados de mínima por la noche, así hasta el mes de febrero.

Dylan trabaja de martes a sábado, comienza a las siete de la mañana hasta las tres de la tarde, y los domingos y lunes libra.

Por las tardes se lava la ropa, limpia y ordena la pequeña casa y hasta se prepara él solo la cena; por el mediodía, en el trabajo le dan un bocadillo y una botella de agua.

Por la mañana se prepara un buen termo de café con leche bien caliente, desayuna con pan tostado y mantequilla y deja la mitad en el termo, para tomárselo a mitad de la mañana, en el descanso de quince minutos a las once, que le da su jefe.

Siente nostalgia al estar tan lejos de Nueva York, de su querida abuela y sus ricos estofados, de las bromas de su primo Leonardo, de los chistes de la alocada Margaret, de no ver a Brenda, de sus compañeros del equipo de futbol y de haber abandonado su carrera de periodismo.

Pero sabe que ha tomado la mejor decisión; no le puede decir nada a Brenda y menos ahora que está con ese chico...

Lo ha dejado todo por amor, por amor a una chica que ni tan siquiera lo sabe, una chica que ahora disfruta en los brazos de otro, una chica que él mismo se ha dejado escapar, por cobarde y miedoso, por haberse callado y no soltar todo lo que lleva dentro desde hace ya mucho tiempo...

Mientras tanto, Margaret y Leonardo ya tienen planes para las navidades: ¡se van a Roma!

Margaret está tan contenta, que apenas se lo cree. Ella nunca ha viajado, pero Leonardo la ha invitado a conocer Roma, su casa, su gastronomía, su historia, la Fontana di Trevi, visita obligada, y esos días que ella tiene vacaciones son perfectos para hacer ese viaje.

Además, los resultados de los exámenes han sido muy buenos; Margaret está loca de alegría.

Mientras tanto, Brenda es todo lo contrario; ella no tiene planes, va a estar sola, no ha vuelto a saber nada de Lucas, y sabe que van a ser las peores navidades de su vida.

¿Por qué no vendrá a verme Lucas? ¿Acaso no puede escaparse ni cinco minutos de su trabajo? ¿No puede venir a verme un rato, un día de fiesta? Son los pensamientos que le rondan a Brenda por la mente.

En otro lugar, en la lejanía, los pensamientos de Dylan son muy parecidos a los de Brenda.

¿Pensará Brenda alguna vez en mí? ¿Me echará de menos? ¿Recordará los buenos momentos que vivimos en Fire Island?

Dos amigos separados, con distintos amores, pero en la misma situación, ella sufriendo por Lucas y Dylan sufriendo por ella.

Un trío en el cual alguien va a tener que jugar muy bien sus cartas y donde, por supuesto, habrá un perdedor...




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