37. El principio del fin

Sonic estaba saliendo del castillo cuando se encontró con la princesa en la salida con una canasta.

–Pensé estarías ocupada, princesa.– Dijo Sonic.

–Me tomé un poco de tiempo para prepararte esto.– Le extendió la canasta, la cual estaba llena de chilli dogs.

–Muchas gracias, princesa.– Dijo Sonic haciéndose agua la boca de tan solo imaginarse el sabor.

–No es nada.– Respondió Blaze mientras se mantenía un poco indecisa de su siguiente acción. –Por favor, cuídate. He oído rumores sobre los interiores de la isla, dicen que está maldita, así que intenta alejarte de ahí…– Dijo y después finalmente lo abrazó. –Esperaré con ansias tu regreso.– Le dijo.

Sonic correspondió al abrazo y después se separó de la princesa.

–Lo haré, no te preocupes.– Le prometió.

De vuelta en Lumĭna, Sonic comenzó a investigar discretamente, hablando con los habitantes y observando los movimientos de los encargados de distribuir la ayuda. No pasó mucho tiempo antes de que descubriera algo sospechoso: Un grupo de individuos que parecían estar desviando las ayudas que habían enviado de manera lenta (se llevaban pocas cosas, poco a poco).

Sonic decidió seguirlos, asegurándose de no ser visto, terminando en un almacén a las afueras de la ciudad en donde vio a los individuos guardar las pertenencias que habían robado.

–Esto debería ser suficiente por un tiempo. El Imperio nunca sabrá lo que estamos haciendo.– Dijo uno de ellos.

Sonic entonces gracias a la voz de uno de ellos pudo reconocerlo, era Johnny.

–Así que aquí es donde ha estado yendo toda la ayuda...– Sonic frunció el ceño.

Decidido a detenerlos, Sonic comenzó a girar alrededor de ellos a gran velocidad, sorprendiendo a los saboteadores.

–Blaze sabrá lo que habéis estado haciendo.– Les dijo mientras los ataba.

–¿Pero en qué momento nos ató?– Se preguntó uno de los individuos.

Sonic se percató que tenían un aparatejo en los bolsillos, por lo que se los quitó, mostrando su verdadera forma: Johnny, Mini y Mum.

–¿Por qué hicisteis esto?– Sonic comenzó a mover su pie izquierdo verticalmente.

Los hombres voltearon a verse mutuamente sin saber si deberían responder o no.

–¡Por el monstruo!– Respondió finalmente Mum.

–¿El monstruo?– Sonic arqueó una ceja.

–Sí, siempre viene cada fin de mes. Amenaza con destruir el pueblo si no cumplimos sus caprichos.– Respondió Mini.

Sonic se quedó pensando un largo rato mientras analizaba la situación, porque había algo que no tenía sentido en su historia, además, Johnny no parecía apoyarlos.

–¿Pero de qué le serviría a un monstruo materiales de construcción, aparatejos y, ya sabéis, cosas comestibles o algo así.– Cuestionó el erizo.

Todos se quedaron en silencio, pues no tenían idea del porqué los hacía conseguir todos aquellos materiales, sin nada más que hacer, Sonic comenzó a investigar el resto de la isla, sin embargo, jamás encontró un lugar en donde pudiese esconderse un monstruo. Sonic entonces regresó con los sospechosos.

–No he encontrado nada.– Les informó Sonic.

–Por favor, debe creernos, él vendrá hoy.– Suplicó uno de los hombres.

Sonic entonces comenzó a idear un plan más convincente: Si no podía ir hasta donde estaba el monstruo, esperaría que el monstruo llegase hacia él.

–Tengo una idea para poder comprobar su inocencia.– Dijo el erizo.

–¿Nos liberarás entonces?– Johnny le preguntó.

Sonic se giró y mientras pensaba al respecto, nuevamente volteó a verlos solo para negarse con la cabeza y una mueca de lástima.

–Lastimosamente, no puedo dejaros libres hasta que no confirme que lo que decís es verdad; espero podáis entenderlo.– Les respondió.

La noche cayó mucho más rápido de lo que esperaba Sonic, después de todo, había perdido gran parte del día buscando en la isla la guarida del supuesto monstruo. Sonic permaneció oculto en las sombras, vigilando el almacén que tan solo era iluminada tenuemente la zona por la Luna. De repente, un sonido agudo cortó el silencio de la noche. Era un chirrido metálico, como el de una puerta oxidada abriéndose lentamente. Sonic sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal, pero no se dejó amedrentar. Con los ojos entrecerrados, observó cómo una figura oscura se deslizaba hacia el almacén.

–No sé si alegrarme de que hayan dicho la verdad o no.– Pensó Sonic al verlo.

Sonic sabía que debía actuar rápido, por lo que, con un movimiento veloz, se lanzó hacia la figura, esperando sorprenderla, pero en el momento en que estaba a punto de impactar, la figura desapareció, dejando solo un eco siniestro en el aire.

–¿Lo derrotaste? Preguntó uno de los hombres.

–No, solo desapareció apenas lo toqué.– Respondió Sonic.

–Sonic The Hedgehog…– Dijo Johnny con duda de si decirlo o no. –Aquel monstruo es mucho más peligrosa de lo que vos eres capaz de manejar, como una pequeña muestra del respeto que te ganaste por nuestros enfrentamientos… no vayas.– Le advirtió.

Sonic podía sentir que Johnny quería decir algo, como si la culpa le carcomiese su orgullo.

–Lo siento, pero no puedo hacerlo.– Respondió Sonic.

Sonic frunció el ceño, decidido a resolver el misterio. No importaba cuán oscuro o aterrador fuera el ser, no permitiría que continuase perjudicando a la isla. Sonic salió de la bodega y divisó una sombra conocida alejarse en la inmensidad del bosque.

El viento aullaba con fuerza, como si la propia naturaleza le advirtiera del peligro inminente. Sonic se mantuvo firme y corrió tras la sombra, sus sentidos agudizados por la adrenalina. A medida que se adentraba en el bosque, la oscuridad se volvía más espesa, y los ruidos de la naturaleza parecían multiplicarse. El crujir de las ramas, los aullidos distantes y el susurro del viento aumentaban la tensión. Sonic siguió la figura hasta llegar a un claro donde se podía observar lo que parecían ser ruinas.

–Este lugar no estaba aquí antes.– Dijo Sonic mientras analizaba el lugar que se le hacía extrañamente familiar, pero que sabía con seguridad que no estaba allí antes.