Flavio y el Ángel Caído (libro 4)

6c La razón de todos los males

El calor era agobiante en las calles de Puerto Mérida, la gente trataba de permanecer en la sombra de los árboles o de los grandes edificios, y no servía de nada, hasta parecía que las calles se evaporaban a lo lejos. Muchos llevaban sus sombrillas abiertas para protegerse del inclemente sol, y caminaban como si el suelo les estuviese derritiendo la suela de sus zapatos. Un hombre delgado destacaba entre la multitud, y no por su ropa de vagabundo o su barba mal cortada, sino por el cartón sobre su cabeza que lo ayuda a mantenerse fresco mientras caminaba. «Es mejor que esa sombrilla» le decía a quienes lo miraban de forma extraña, «al menos yo camino fresco sin detenerme en las sombras» decía. Ese hombre delgado de piel curtida por el sol, de ropa envejecida y algo rota era un agente encubierto de las Fuerzas Místicas del Orden. Su nombre era Henrique y llevaba tres meses en las calles tratando de capturar a un conocido criminal de nombre José Luis.

Este criminal era buscado por manipular la mente de hechiceros para quitarles una pequeña cantidad de dinero. Las víctimas simplemente obedecían esta orden una vez al mes, como si fuese el pago de una factura, y siempre se dirigían a un sitio específico de la ciudad que ellos veían como una empresa de servicios. El crimen había pasado desapercibido para la FMO, hasta que uno de los hechiceros se enfermó y mandó a su hermano a pagar el servicio. Al ver que no existía dicha empresa en la dirección que le había dado, regresó a casa del hechicero e indagó lo que estaba pasando. Al darse cuenta el hombre que su hermano estaba bajo el control de un hechizo, inmediatamente informó a los agentes de la FMO para que deshicieran el conjuro.

El hechizo del hombre tenía la huella de José Luis, y trataron de localizarlo en toda la ciudad, incluso en las ciudadelas llenas de criminales donde siempre negaban conocerlo. Como era de esperarse, el criminal cambio la dirección de su falsa empresa al saber que una de sus víctimas no había cumplido con el pago. El agente Henrique empezó a deambular por las calles tratando de encontrar alguna seña de José Luis. En este día de calor insoportable logró verlo en su nueva dirección, final de la carreta Este con calle 34. Allí estaba el criminal sentado en unas escaleras de entrada a un edificio abandonado. Las víctimas empezaron a llegar y José Luis les recibía el pago, entregándole un pedazo de papel en blanco como recibo. El agente se dio cuenta que el criminal usaba un hechizo de alucinación que sólo un mago poderoso podía conjurar, así que pidió refuerzos. Un agente trajeado de piel trigueña y ojos azules apareció a su lado y le preguntó para qué lo necesitaba. Henrique se lo explicó y se pusieron de acuerdo en la forma de enfrentarlo.

El agente encubierto caminó hacia José Luis con el cartón sobre su cabeza, y empezó a molestarlo pidiéndole dinero. El hombre sentado en la escalera verificó que el indigente era un hechicero y lo amenazó con acostarlo y pegarlo en la vía para que un auto acabara con su vida. Henrique ignoró la amenaza y siguió molestándolo con menor intensidad. Rafael se acercó sigilosamente a él y al estar cerca, sacó las esposas inhibidoras de magia poderosa, y cuando estaba a punto de colocarle un extremo en una de sus manos, José Luis le dio un golpe en la cara, y una patada en el estómago a Henrique. Rafael cayó al piso con las esposas en su mano, y giró su cuerpo a tiempo antes de recibir una bola golpeadora. Henrique se lanzó sobre él y logró derribarlo haciendo que se golpeara la cara con el suelo, cuando ya tenía los brazos de José Luis sobre su espalda, conjuró una burbuja anti hechizos para anular el hechizo que lo dominaba, lanzando con fuerza al suelo al agente Henrique, rompiéndole la cara. Rafael al darse cuenta de lo que había sucedido, conjuró una burbuja protectora ordinaria y la encadenó con una soga mágica a la burbuja poderosa del criminal. Inmediatamente, conjuró el desvanecimiento con compañía y se trasladó a un lugar apartado de la carretera Este.

Al darse cuenta el criminal de lo que había hecho el agente, hizo explotar súbitamente su burbuja poderosa, y lanzó por los aires a Rafael. Henrique ya se había levantado y lanzó una soga mágica para envolver a José Luis, y tiró de ella con fuerza hasta hacer caer al criminal que se quejó del fuerte dolor de su brazo que se había dislocado por la soga. Rafael se levantó, se limpió la sangre de la nariz y se dispuso a colocar las esposas inhibidoras. José Luis con el brazo que tenía sano logró romper la soga mágica, y desde el suelo empezó a lanzar bolas aturdidoras con ese brazo, mientras trataba de levantarse. El agente Henrique no fue muy hábil al tratar de repeler las bolas de energía y una de ellas lo golpeó con fuerza y lo lanzó por los aires. Rafael evadió las bolas aturdidoras abanicando sus manos delante de él, y se deshacían sin tocarlo. En ese momento, sintió como su hija lo estaba invocando, pero siguió con el enfrentamiento.

En una ráfaga de bolas de energía de José Luis, Rafael logró agacharse al suelo y le lanzó una bola aturdidora sobre el hombro dislocado. El criminal cayó al suelo sobre sus rodillas gritando con profundo dolor, mientras se agarraba el brazo con el hombro dislocado. Antes que el agente Rafael se le acercara, movió su brazo sano para señalar a Henrique que estaba en el piso detrás de él, lo ató con una soga mágica y lo lanzó con fuerza hacia su compañero, y aprovechó para tratar de huir. Rafael logró levitar a su compañero antes que cayera al piso, y deshizo la soga mágica. Al ver como José Luis huía, volvió a sentir como su hija lo invocaba, y lanzó una bola aturdidora a la espalda del criminal haciendo que cayera al suelo. Con la cara ensangrentada y llena de moretones, José Luis trató de levantarse con los brazos, y cayó de nuevo al suelo por el dolor del hombro dislocado, giró su cuerpo para acostarse de espaldas, y ayudado con el codo de su brazo sano logró sentarse en el suelo. Rafael iba a pedir refuerzos al ver que Henrique no despertaba, y volvió a sentir la invocación de su hija, se puso nervioso, y en lugar de invocar a los agentes, invocó a su esposa dándole exactamente su ubicación.



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En el texto hay: fantasia, angelesydemonios, persecuciones

Editado: 09.07.2020

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