Flavio y el Ángel Caído (libro 4)

13 La herencia de Flavio

La sociedad mágica se había calmado al dar fin a la serie de asesinatos a ancianos sin magia, y los agentes especiales estaban estableciendo las estrategias, para que la fuerza pública y los tribunales de las personas sin magia, de forma de que los hechiceros permanezcan ocultos. Las cosas estaban caminando bien dentro de la FMO, ya los demonios que Balaam había infiltrado habían regresado al infierno sin oponer resistencia, y los agentes fuera de Puerto Mérida habían regresado a sus puestos. El Director habló con cada uno de los demonios y ángeles en cuerpos de hechiceros, y los reasignó según al círculo al que representaban, de esa manera sacaba mayor provecho a su naturaleza.

Un comunicado importante llegó al escritorio de Rafael, el papel decía que el agente Frank, después de salir del centro de salud mental, no se había presentado a trabajar, y estaba desaparecido desde hacía una semana. El director le restó importancia a la desaparición del agente, era un traidor a la fuerza, así que su desaparición era una solución práctica a fin de cuentas. El ángel de alas blancas, aquél que le otorgó el poder de crear expedientes secretos, se apareció ante Rafael mostrando sus respetos, y le pidió amablemente que buscara a Frank. El director asintió con la cabeza, y el ángel se despidió respetuosamente de él. Inmediatamente, Rafael solicitó la presencia de un agente especial, uno encargado de los delitos de secuestros, específicamente pidió al agente Anthony, un ángel del infierno. El agente al llegar a la oficina, saludó al Director y le preguntó que necesitaba de él. Rafael le giró instrucciones para ubicar al agente desaparecido, un demonio nacido hechicero llamado Frank. Tres días después, en la habitación 302 de un hotel en el cuarto círculo del infierno, un ángel del infierno nacido hechicero, tocaba incesantemente la puerta, y al abrirla su ocupante, quedó sorprendido al ver quién lo buscaba:

—Agente Anthony, ¿qué lo trae por aquí?

—Buenas tardes agente Frank, lo he estado buscando en la tierra y en el infierno, y al fin lo he encontrado.

—Yo ya no trabajo para las Fuerzas Místicas del Orden.

—Esa no es la información que tengo de usted, según los archivos usted lleva desaparecido más de una semana, y estábamos muy preocupados por usted.

—No me pareció necesario entregar una renuncia, con la asunción de Rafael al puesto de Director, era cuestión de tiempo que me la pidiera, o algo peor.

—Aunque eso fuera cierto, eso no explica el por qué usted está oculto en este lugar, usted sabe muy bien que ante todo es un humano, al igual que yo, aunque por dentro llevemos un ser del infierno, y vivir aquí escondido de todos, solamente le puede traer la muerte.

—De todas formas si me quedaba en el plano terrenal, seguramente con el tiempo llegaría al mismo futuro, en cambio aquí de seguro mi Señor me está cuidando, no he corrido peligro alguno.

—Con todo respeto, no creo que un príncipe del infierno esté interesado en cuidar a uno de sus demonios, o siquiera de buscar a uno de los que fue un leal lacayo, él tiene muchos de donde escoger si necesita alguno.

—A fin de cuentas, ¿a qué ha venido?

—Necesito que regrese conmigo al plano terrenal, el Director está interesado en reasignarlo dentro de la FMO.

—Eso es imposible, estoy seguro que ese hombre me quiere muerto.

—De ser así, no me hubiera mandado a mí a hablar con usted después de saber dónde encontrarlo.

—No entiendo que es lo que Rafael quiere de mi –dijo tragando saliva.

—Permíteme buscarlo para que se lo preguntes directamente.

El agente Anthony llamó a un ángel del infierno que estaba fuera de la habitación, el ángel lo envolvió en sus alas y se desvaneció con el agente. Frank aprovechó para huir de la habitación, y al abrir la puerta se encontró a Adonis.

—¿Vas a algún lado?

—¡No me hagas daño, por favor! –suplicó Frank.

—No me atrevería a desobedecer al señor Rafael.

—¿Por qué le faltas el respeto llamándolo así? Debes llamarlo mi Señor.

—El señor Rafael nos ofrece su amistad y respeto, es más nuestro amigo que nuestro dueño, para él no somos un lacayo como tú.

El ángel del infierno apareció en la habitación, y de entre sus alas emergió el Director. Frank al verlo, aterrorizado se arrodilló ante él, y bajando la cabeza dijo:

—Mi señor, por favor no me mate, le ofrezco mis servicios y mi lealtad.

—Levántate y veme a los ojos, agente Frank.

El agente lleno de miedo y temblando se irguió, y sudando copiosamente miró al Director a los ojos.

—No me mate, mi Señor –suplicó

—Para nada me interesa si vives o mueres. Estoy aquí porque un ángel celestial me lo pidió, sino ni siquiera me hubiese molestado en venir. Quiero que regreses a trabajar a la FMO, serás reasignado a un nuevo cargo, serás el guardián de los archivos de las Fuerzas Místicas del Orden.

—Pero mi Señor, soy un agente de campo, no un agente especial.

—Antes de continuar, te prohíbo llamarme de esa manera, te dirigirás a mi como corresponde, Director o señor Rafael, como prefieras.



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En el texto hay: fantasia, angelesydemonios, persecuciones

Editado: 09.07.2020

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