Flavio y el Ángel Caído (libro 4)

16a Epílogo 1-2

La ciudad de Puerto Mérida había progresado mucho en los últimos 20 años, su puerto comercial había crecido mucho, y sus astilleros eran considerados los mejores del país. Durante los 12 años que Rafael había sido director de las Fuerzas Místicas del Orden, la sociedad mágica había permanecido en calma, y la FMO había sido reformada para evitar que los directores, o sus agentes, fueran víctimas de magos oscuros, ángeles o demonios. El internado para magos poderosos fue transformado en una escuela para esa clase de hechiceros, y con los aportes de la fundación Kate & Lucero, pudieron ampliar sus terrenos para incluir estadios y domos deportivos, una zona extensa para que los hechiceros pudiesen acampar los fines de semana o las vacaciones. En el perímetro más alejado de la nueva escuela, la fundación había construido grandes invernaderos con todo tipo de vegetación en el mundo, además de un amplio zoológico, y ambos podían ser visitados por personas sin magia y hechiceros.

La universidad para hechiceros fue construida por la fundación en el lugar más retirado de la ciudad, y para el momento ya disponía de varias facultades muy prestigiosas, pero además había asumido la educación de carreras intermedias para la preparación de hechiceros profesionales calificados en todas las áreas, para incluirlos en un amplio sector laboral, en donde se iniciaban como aprendices, mientras culminaban sus estudios. El último acto de Rafael antes de retirarse de la FMO y la fundación, fue haber ampliado la enseñanza de las carreras intermedias para incluir a las personas sin magia, existía un sinnúmero de puestos vacantes en el puerto de Puerto Mérida, que estaban hechos a la medida para la gente sin magia. La universidad, en cambio, se mantenía como la escuela para magos poderosos, alejada de las personas sin magia, pues era necesario enseñar, junto a los contenidos normales, hechizos importantes para el trabajo profesional, y no era sencillo separarlo como se hacía en las escuelas básicas de las personas sin magia, donde los hijos de los hechiceros estudiaban.

La muerte de Rafael, tres años después de su retiro, conmocionó a la sociedad mágica en pleno, y a su funeral y disposición de cenizas, el Creador permitió que sus amigos del infierno asistieran con forma humana, y así mostrar su respeto. Sus hijos ya vivían en el infierno desde su retiro, y habían logrado formar una familia según las leyes del averno. El antiguo director murió en el hogar de ancianos donde la hija del poderoso hechicero trabajaba, y era su deseo expreso que fuese ella quién lo transitara al plano espiritual. Le pidió a LC y a Asmael que intercedieran por él para que su alma fuese llevada a El Limbo, quería cuidar a sus hijos de la misma manera que lo hacían las almas del cielo con sus hijos en el plano terrenal.

La vida del hechicero paramédico había transcurrido con normalidad, las reuniones de la familia de hechiceros, ángeles y demonios se hacía al menos una o dos veces al año en la casa del mago poderoso. El antiguo director asistía puntualmente a ellas para disfrutar un buen rato con sus hijos, durante los últimos años su cuerpo ya no toleraba los viajes al infierno. El terrible AJ había terminado sus estudios de Ingeniería Naval, y la fundación le había concedido un préstamo para que adquiriera un astillero, justamente del que había sido dueño su abuelo Diego. Se había casado con una hermosa hechicera de nombre Liliana, su tez era muy blanca, tenía unos hermosos y grandes ojos de color verde, y su cabello le llegaba a la cintura, era de un color negro hermoso, que al darle la luz se formaban unas ondas azuladas, que hacía parecer que el pelo tenía vida propia. De su unión habían nacido dos criaturas, un varón de 11 años de nombre Augusto José, y una hermosa niña de nombre Adriana María, tenía 9 años, su cabello era castaño lleno de rizos, y tenía los mismos ojos de la madre. El nuevo AJ era más alto que su padre y su abuelo, e incluso que su bisabuelo que era un hombre grande y robusto, pero era mucho más delgado que ellos, aunque su espalda era bastante ancha para sus 11 años.

La melliza había cumplido su sueño de graduarse de enfermera, y trabajaba en un hogar de ancianos, en el que ocasionalmente transitaba un alma como Ángel de la Muerte. El caprichoso destino la llevó al lugar donde una mujer agonizaba por una paliza descomunal, y al lado de ella estaba un niño de apenas cinco años, tenía la piel oscura y su pelo rizado era de color marrón. El Ángel de la Muerte inició su trabajo de dar paz al agonizante, antes que la muerte se hiciera presente, pero por primera vez no podía lograr que la mujer le permitiera hacerlo, era como si esperara algo o a alguien, y entre balbuceos le pidió a LC la promesa de que se hiciera cargo de su hijo Daniel, era importante que una persona como ella se hiciera cargo de él.

El Ángel de la Muerte no sabía qué hacer, las leyes del Creador le impedían tener hijos, ellos interferían con un trabajo que no tiene lugar ni hora. La mujer con ojos aterrados por el destino de su pequeño hijo, le pidió de nuevo que le prometiera hacerse cargo de la criatura. LC no podía engañar a un moribundo, eso era una crueldad que ningún Ángel de la Muerte podía hacer. Un murmullo llegó al oído de LC que le decía «haz la promesa, yo me encargo luego.» Era la voz de Asmael, el Ángel Guardián de los Ángeles de la Muerte y el Nacimiento. LC, entonces, formuló la promesa a la moribunda como le había indicado Asmael, y el terror desapareció de los ojos de la mujer, y después de dibujar una sonrisa en su rostro, murió. Su alma empezó a salir por sus ojos, y el Ángel de la Muerte la guio en su camino. De regreso del plano espiritual, tomó al niño en sus brazos y lo alejó de allí, mientras él lloraba gritando mamá.



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En el texto hay: fantasia, angelesydemonios, persecuciones

Editado: 09.07.2020

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