La mañana siguiente de la cena familiar, después del desayuno, JJ y su prometida cruzaban la puerta de la casa, y se acercaron a ellos para saludarlos. Catalina emocionada los abrazó con fuerza, y luego lo hizo Flavio.
—¿Qué hacen aquí? –preguntó Cata.
—Íbamos a esperar a las vacaciones para decirles, pero decidimos venir hoy a verlos.
—¿Qué será eso tan importante?
—Pusimos fecha para nuestra boda, nos casaremos el 20 de septiembre –dijo JJ.
—¡Felicidades! –dijo el poderoso hechicero y los abrazó de nuevo.
—Espera un momento, pero Betania aún no se ha graduado de Laboratorista, ¿no deberían esperar? –preguntó el paramédico retirado.
—¿Para qué? Ya vivimos juntos mucho tiempo, para qué debemos esperar.
—Con el matrimonio vienen los hijos, y en este momento sería fatal para Betania embarazarse.
—Vamos Papá, Arturo ya me dijo que sabes mi problema, y lo que mi hermana hará por mí –dijo JJ.
—Sí, y me pareció absurdo que te negaras a usar a tu hermano como donante –dijo Flavio.
—Yo no me negué, yo se lo pedí a él primero y fue él el que se negó, por eso recurrí sin esperanzas a mi hermana, y me dio tremenda sorpresa.
—¿Qué razones te dio el muy idiota?
—No pudo aceptar ser el tío de su hijo, no le pareció correcto, imagina que hasta Liliana intentó convencerlo y no lo logró –dijo JJ–. Otro día me llamó para decirme la absurda historia que había inventado para justificarse, y me pidió que me quedara callado, y le dije que no mentiría si tú me preguntabas.
—Yo le estoy muy agradecida a Leticia por el óvulo que nos va a donar, así mi primo Heriberto sirve de donador y el bebé queda en la familia –dijo Betania.
—Hubiese sido mejor si AJ hubiera aceptado ser el donante, igual todo quedaba en la familia y no se molestaba a nadie más –dijo Cata.
—Preferimos que sea así señora Catalina –dijo la prometida de JJ–, teníamos solamente el dinero para comprar el óvulo, de esta manera, nos queda para la inseminación y la boda.
—¿Comprar un óvulo? No comprendo –dijo el hechicero poderoso.
—Papá, los óvulos de Betania no sirven, es decir, ambos somos infértiles.
—Lo siento mucho. –dijo el paramédico retirado.
—No pasa nada señor Flavio, Joshua ya lo sabía desde el principio, lo que no esperábamos era lo de su infertilidad, y ya todo está resuelto, Leticia pone el óvulo y Heriberto el semen, y a cruzar los dedos a que todo salga bien.
—Te aseguro que con el primer óvulo ya todo saldrá bien –dijo Catalina abrazando a Betania.
—¿Usted cree señora Catalina?
—Estoy segura que sí, no te preocupes, después que te gradúes, le ponen fecha y ya serán padres.
La emocionada Betania abrazó a su prometido y le dio un pequeño beso en la boca.
—Yo pensé que ustedes no estarían de acuerdo con lo que vamos a hacer –dijo la prometida.
—Cómo se te ocurre, estamos felices con la idea, no te imaginas la diversidad de personas que forman nuestra familia, te sorprenderás cuando los conozcas a todos.
—Gracias señor Flavio.
—La palabra señor me hace ruido, llámanos por nuestros nombres, todos lo hacen.
La joven estudiante emocionada abrazó a sus futuros suegros y les dio las gracias.
—Te lo dije amor, mis padres iban a aceptar lo de la inseminación in vitro, ellos son de mente abierta.
—Es normal que estuviese nerviosa –dijo Catalina–, pero como habló mi esposo, nuestra familia es muy diversa, no te preocupes por nada, todos están muy emocionados por la noticia del bebé de ustedes.
—Es increíble, gracias de verdad, muchas gracias –dijo Betania.
—Bueno Papá, estoy antojado de almorzar unas pizzas en el parque, ¿te parece bien?
—Lo que tú digas JJ.
A la hora del almuerzo, los cuatro estaban en la pizzería del parque comiendo y riendo de las anécdotas del hospital donde estudiaba JJ su posgrado. Al terminar de comer, fueron a la heladería y Joshua se llevó a su madre un momento para hablar a solas con ella mientras Betania se quedaba con su padre.
—¿Le dieron el niño a Leticia?
—Pues sí, ese niño es un come galletas delicioso, es el cliente número uno de su abuela.
—Qué alegría me da señor Flavio, digo Flavio.
Joshua Josué y su madre se acercaron a ellos, y Cata le dio un enorme beso en la boca para luego decirle:
—Soy la mujer más feliz del mundo, tengo el mejor esposo que alguien pudiera desear, te amo mucho Flavio.
—Observa JJ, eso es lo que te dicen antes de la primera estocada para matarte.
Catalina lo golpeó suavemente en el hombro y lo regañó.
—Vamos a descansar un rato bajo la sombra de aquél árbol –dijo el hechicero paramédico señalando un hermoso árbol florido.