Cerca de la noche, Augusto regresó a buscar a su nieto. El niño se montó en el auto, saludó ásperamente a su abuelo, y se quedó en silencio hasta llegar a la casa. Mientras llegaban, Olga preparaba la cena y Catalina terminaba de hornear un bizcocho de chocolate, para tratar de consentir a su hijo en un momento tan difícil para todos. Ellas trataban de ocultar su dolor, y estaban muy preocupadas por la niña, no entendían para qué Asmael se había llevado a un pequeño Ángel de la Muerte, pues la niña aún no había desarrollado completamente sus poderes como ángel, y de nada le serviría. Se escuchó la puerta de la entrada abrirse, y el niño no tardó en llegar a la cocina. Al ver a su madre, la abrazó con fuerza y comenzó a hablar entre sollozos.
—Extraño mucho a mi hermana, extraño a mis amigos y a mi colegio. Busca a mi hermana, por favor, sé que puedes.
Olga se acercó a él, le acarició suavemente la espalda y dijo:
—Mi niño, debes ser fuerte, tu abuelo te puso allí para protegerte.
—Eso es lo que le he venido diciendo, –interrumpió Augusto–. Si regresas a tu colegio, los agentes de la FMO pueden echarte mano, no sabemos que quiere el Director de ti, él cree que tu padre sigue vivo.
—¡Yo mismo vi como su alma lo abandonó! No es posible que esté vivo –gritó AJ.
—Nadie cree que está vivo –dijo Olga.
—¡Pero mi hermana si está viva, búscala mamá, por favor!
Catalina lo abrazó de nuevo y le dio un pequeño beso en la cabeza para calmarlo. De pronto, se escuchó como la puerta de la entrada era azotada, y un grupo de agentes entraban brutalmente, todos con las manos en garras, prestos para atacar. AJ abanicó el aire con las dos manos, formando una burbuja protectora alrededor de la familia. Un agente de mediana estatura, con cara de pocos amigos y orejas algo grandes para su cara, se acercó a ellos y dijo:
—¿Dónde está Flavio?
—Él no se encuentra aquí, usted lo sabe –respondió Olga.
—¡Búsquenlo!
Los hombres entraron a todas las habitaciones, causando destrozos por donde pasaban. El agente de orejas grandes tocó la burbuja de protección y la desintegró.
—Si no nos entregan a Flavio, los detendremos por obstrucción de la justicia –dijo el agente.
—¿Cuál es su nombre? –preguntó Augusto.
—Mi nombre es Derek.
—Agente Derek, mi yerno murió ayer en el parque, ¿Por qué cree que él pudiese estar aquí?
—Hace unas horas detectamos una presencia extraña en esta casa, y estamos seguros que Flavio está aquí. Entréguelo.
—Aunque estuviera aquí no lo entregaríamos.
—Siendo así, me llevaré al niño a ver si sale o no de su escondite.
Las palmas de las manos de Cata comenzaron a brillar, y las colocó sobre los hombros de su hijo, AJ puso los ojos en blanco y abanicando el aire con las manos, formó una burbuja que envolvió de nuevo a la familia. El agente Derek soltó una carcajada y tocó la burbuja para desintegrarla, pero no lo logró, la burbuja permaneció intacta. Derek miró asombrado los ojos del niño que brillaban como dos luceros y dijo:
—Lo sabía, el niño es un mago oscuro, fue su magia la que detectamos.
—No sea idiota –bufó Augusto–, si fuese magia oscura usted no estarías vivo en estos momentos. Agita tus orejas y lárgate de aquí Dumbo, antes de que mi nieto te saque a patadas.
El agente llamó a todos sus hombres y dio la orden de atacar al mago oscuro. Ninguno de ellos lo obedeció y uno se le acercó.
—Señor, sólo es un niño.
—¡Dije que atacaran!
Los agentes comenzaron a lanzar pequeñas bolas de energía, que se deshacían apenas tocaban la burbuja, y al ver lo que sucedía detuvieron el ataque, lo que hizo que Derek se enfureciera aún más.
—¡¿Por qué se detienen?!
—Señor, es un mago poderoso, sólo usted puede enfrentarse a él.
—¡Cobardes! Así es como debe atacar un agente.
Derek puso las manos en garras y formó una bola golpeadora gigante, y sus hombres aterrorizados por lo que pretendía hacer al niño, intentaron detenerlo lanzándole bolas aturdidoras, que no llegaron a tocarlo. El agente finalmente lanzó la bola de energía gigante sobre la familia para desintegrarla, y cuando la bola tocó la burbuja, aumentó su brillo, mientras se deformaba alrededor de la burbuja protectora, y luego retrocedió en forma de una pared de energía hacia Derek, lanzándolo por los aires al chocar con él. Los agentes lo levantaron del suelo, lo alzaron en hombros y salieron de la casa despavoridos. Catalina soltó los hombros de su hijo, y ambos tambalearon sin llegar a caerse. El niño jadeaba un poco por lo que su madre había hecho, la miró a los ojos y le dijo:
—Ma…Mamá, ¿qué fue eso?
—Canalice mis poderes a través de los tuyos. Nada puede hacerle daño a un niño si yo estoy presente, pero ellos eran muchos, así que usé tu poder, lo siento hijo.
—Que dices mamá, estuvo genial.
De nuevo se escucharon pasos que entraban por la puerta, era el Director con unos agentes vestidos con ropa de faena. Antes que el niño formara una burbuja de protección, Augusto corrió hacia Leónides, dándole un fuerte golpe en el estómago que le sacó el aire. Los agentes cayeron encima del abuelo para derribarlo, y luego de dar un alarido, levantó sus brazos haciendo que los hombres cayeran al piso. Aprovechó la cara de asombro de Leónides, y le atinó un golpe en la cara con el puño derecho, luego le dio otro con el puño izquierdo, y los agentes volvieron a caerle encima derribándolo. Casi lo tenían sometido cuando se levantó del suelo, arrojándolos de nuevo al piso, y en el momento que iba a asestar otro golpe al Director, una soga mágica lo envolvió, y fue arrastrado hacia su esposa.