Flawless

accidente

A la mañana siguiente, madrugué gustosa a pasear con Hades, aunque la verdad era que tenía que hacer ejercicio para luego ir a la casa del duque a revisar el avance de la obra.

Se lo había prometido, aunque no era de mi agrado el querer ir a verlo.

La noche anterior, luego de ese rato agradable y las ganas de querer besar al duque, decidí por el bien de mi inquebrantable fuerza de voluntad, huir al interior de la casa y encerrarme en la habitación.

¡Había estado pensando en besarlo! ¿Qué diablos ocurría conmigo?

Lo odiaba.

El tipo era un incordio. Le hablaba mal a su hermana y puede que conmigo fuera un amor, pero no soportaba esa doble personalidad tan jodidamente desagradable.

Necesitaba sacarme todas esas ideas de mi mente y la única manera de despejarla era haciendo ejercicio, en la mayoría de esas ocasiones prefería un saco de boxeo, pero no iba a ser exigente.

Así que tras llegar a la fuente que quedaba al otro extremo de la casa de Robert se dejó caer del caballo.

-Muy bien amigo, necesito de tu apoyo incondicional para que nadie salga herido luego de esta sesión, así que pone de tu parte y ayúdame con el calentamiento.

Dicho esto, comencé a correr

 

POV ALAN

Debía reconocer que según lo que me informó Loren, tenía altas probabilidades de salir herido.

Y si bien en un principio pensé que tal vez estaba exagerando, la cara de seriedad y la veracidad con la que pronunciaba sus palabras me dieron a entender que no estaba hablando en broma.

Cuando Leah de repente salió corriendo y se encerró en la casa no pude hacer más sino ordenar todo de manera que el señor Robert no ser molestara por el desorden en su azotea.

Me tomé varios minutos en observar el eclipse — esta vez en serio, puesto que durante todo el rato que estuve con Leah no sirvió de mucho disimular la atención que intentaba no poner en su persona— y finalmente con la ayuda de sus doncellas todo se recogió.

Robert se encargó de recoger su telescopio y me dio una palmada amable en la espalda al tiempo que se retiraba a su recamara.

Iba saliendo de la casa cuando me encontré con Loren. La misma que me había dicho en dónde podía encontrar a su hermana, la misma que me había guiado a la azotea, la misma que en estos momentos me retenía.

- ¿Qué sucedió? - preguntó con algo similar a la lástima reflejándose en sus ojos.

¡Genial! Ahora era una víctima de la compasión.

-Se retiró a su recámara- contesté intentando restarle importancia. Pero mis manos apretadas en puños y la presión que ejercía en mi quijada evidenciaban mi enojo ante el rechazo.

De todas formas, la bella hermana, nada tenía que ver con el comportamiento de Leah.

Suspiré derrotado y me pasé las manos por la cara. Ni siquiera tenía sueño y tras el desplante, seguramente me pasaría la noche en vela.

-Lo siento- se disculpó ella en nombre de la morena- Leah es… diferente.

- ¿Qué debo hacer para que al menos me dirija la palabra sin que involucre una amenaza? Quiero acercarme a ella, pero… ¡Demonios! - exclamé por lo bajo. Estaba frustrado.

- ¿Por qué tienes interés en ella? - preguntó la rubia de repente.

-Yo… no lo sé- pero la verdad era que lo sabía. Leah era diferente, pero me gustaba, me atraía su cabello corto, esa sonrisa que dejaba escapar cuando leía algo particularmente gracioso, su espontaneidad, y ese carácter explosivo. Estaba seguro de que me atraía como ninguna otra chica antes había logrado atraerme, pero no estaba seguro de si me gustaba.

La única forma era acercarme a ella, yo no evadía mis sentimientos ni mis pensamientos y cuando quería algo, lo obtenía.

Pero Leah ni siquiera me daba oportunidad de resolver todo el enrollo que se estaba empezando a formar en mi cabeza. Y eso… era frustrante.

Por ello me encontraba aquí, en el lindero que separaba su casa de la mía, escondido tras los árboles que daban vista a la fuente en la que su hermana aseguró que ella visitaría para hacer ejercicio.

Creí que se refería a la cabalgata o quizá caminar, pero cuando la vi saltar de Hades con una habilidad sorprendente, no pude hacer nada más sino observarla.

La chica comenzó a correr dando vistazos hacia el acaballo, moviendo las manos en una clara señal se llamado. Estuve a punto de atorarme cuando el caballo comenzó a trotar en su dirección

¡¿Cómo diantres?!

La chica alargó el paso y pronto corría con todas sus fuerzas por el campo despejado, hasta que se detuvo en seco y giró hacia el animal que hizo lo mismo y no le pasó por encima por los pelos.

Tal fue mi asombro que tuve que devolver los pasos que había dado hacia el frente cuando pensé que el caballo chocaría con ella.

Leah dijo algo que no alcancé a escuchar, puso una mano en el cuello de Hades y se sostuvo al tiempo que levantaba una de sus piernas y se sacaba un zapato, luego hacía lo mismo con el otro. Giré inmediatamente mi vista hacia el tronco de un árbol cuando comenzó a quitarse los pantalones.



#32726 en Otros
#2214 en Novela histórica
#49553 en Novela romántica

En el texto hay: hermanas, amor, peleas poderes oscuros

Editado: 26.07.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.