Flawless

de imprevisto

ALAN

- Que ella ¿qué? - pregunté atónito ante las palabras de Robert.

-Ella se fue- repitió él con tristeza.

-Pero… Carlos no tuvo ningún inconveniente con aceptar…

-Lo sé, hijo. Pero no tiene nada que ver con nadie, Leah es así. Un alma libre. La única a la que estaba atada era a Loren, pero Leah comprendió que eligió a Carlos para que lo hiciera por ella y yo… no puedo hacer nada.

>> Me duele tanto como a ti que hiciera lo que hizo, pero no puedo retenerla a la fuerza.

-Yo… yo entiendo. Es solo que… ni siquiera me lo dijo; no se despidió.

-Leah mencionó que ya sabías sobre su partida.

-Pero no pensé que fuera tan pronto y yo… lo olvidé. Yo no…

No tenía palabras para expresar el dolor que se abría paso en mi pecho. No era posible. Yo no era así. Este sentimiento no era algo normal en mí.

Robert me miró a los ojos una vez más con gesto lastimero y apenado. Fue lo único que hizo falta para recomponerme.

¿Qué Leah se había ido sin siquiera darme la oportunidad de hablar con ella una última vez? ¿Qué no se halla despedido?

Pues bien. No necesitaba de ella. No necesitaba de nadie. Nunca había sido así.

Apreté mis manos en puños y el gesto de Robert cambió. Supongo que mi expresión me delató.

-Alan, no creo que…

-Está bien- le corté la frase antes de que dijera algo aún más humillante para mí- me retiro Robert. Gracias por su hospitalidad.

Odiaba a Leah, no solo por irse y no decirme nada. La odiaba por el dolor que había dejado, la odiaba porque por primera vez me había interesado en alguien que no fuese mi sangre y me había hecho a un lado.

Pero más que nada, la odiaba porque no podía odiarla, aunque quisiera.

Así que, si en algún momento decidía volver, esperaba no estar presente o por lo menos dejar que el sentimiento de traición me envolviera y poder alejarme de ella.

Mientras tanto… esperaba poder sanar el dolor inexplicable que me consumía y trataría de superarla.

LEAH

Habían pasado 3 meses desde que había vuelto a casa. Comenzaba octubre y yo me sentía tan sola como una ostra. Había terminado la serie de “Lucifer” … bueno, en realidad me había puesto al tanto hasta el capítulo actual, y la sensación de sentirme traicionada al igual que Lucifer me consumía.

Odiaba reconocerlo, pero me hacía falta mi hermana en estos momentos.

Los únicos momentos en los que se apoderaba de mí, ese lado arcoíris que tanto odiaba.

Habían sido unos meses productivos. Había logrado plasmar algunos cuadros que se vendieron a personas que realmente apreciaban mi trabajo. Eran paisajes de las cercanías del palacio Northumberland.

Cada día se aparecían en mi mente momentos que hasta no plasmarlos, no se alejaban de mi mente. Y en todos y cada uno de ellos, aparecía él.

Maldito Alan. Ni siquiera en este siglo me dejaba en paz.

A parte de esos leves contratiempos había logrado adelantar parte de los atuendos que tenía pensado llevar tanto para mi hermana como para mí. Intenté escoger algo que no pasara por muy moderno, pero que no dejara de ser delicado y hermoso.

Era lo menos que se merecía mi hermana.

Si tan solo la tuviera cerca… extrañaba al abuelo, a Loren, incluso extrañaba a Jasmine, Abril y Catrina.

Los paseos en moto ya no me llenaban de la misma adrenalina que fluía libremente por mi cuerpo al ir al galope sobre Hades.

Me giré de un lado a otro en la cama sin poder apartar esos influyentes pensamientos de mi mente, hasta que no pude más y me levanté tomando el móvil de la repisa y marcando el número del modista que me ayudaba con mis deberes de dama de honor.

- Marcus, hola. Es Leah…

“Por supuesto que sé que eres Leah… aún conservo la vista como para leer la pantalla de mi celular y notar que eras tú. Aunque… ¿sabes qué otra cosa noté? – el tono de reproche que tenía me hizo atorar con una carcajada que amenazaba con salir inminentemente pronto.

- ¿qué? – susurré divertida.

“Que son las 2:30 de la madrugada. Así que si no estás en peligro de muerte te sugiero que llames a una hora decente.

-Marcus, viajo en media hora. Mi partida se adelantó, necesito que traslades todo lo que tienes para mí a la mansión lo más rápido posible.

“¿Qué?”- su voz sonó bastante baja, como si le hubiese dado un golpe en el estómago.

-Marcus, es urgente. No puedo irme sin el vestido de mi hermana, me mataría.

Silencio.

>> ¿Marcus? – lo que menos me convenía en este momento era que mi querido modista se desmayara y me hiciera esperar- ¿Marcus? -repetí angustiada.

“ ¡¿QUE QUÉ?! – el grito del otro lado de la línea por poco me hace soltar el teléfono- ¿CÓMO QUE TE VAS? NO HE TERMINADO NADA. LEAH TE VOY A ASESINAR SI ESTO ES UNA BROMA DE MAL GUSTO.



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En el texto hay: hermanas, amor, peleas poderes oscuros

Editado: 26.07.2018

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