20 de Marzo, 2016
Iba bastante tarde, muy tarde y en cuanto Clarisse se enterara, yo misma iba a darle permiso de golpearme. Es que ¿En qué estaba pensando? Estaba durmiendo cuando el sonido de una llamada entrante me despertó.
Hoy le tocaba buscar a su hermano Luca a la escuela (él tiene quince años, pero a sus padres no les gusta mucho que esté solo por la calle) así que a Clarisse le surgió un inconveniente en la universidad y aquí estoy yo, haciéndole un favor a mi amiga, pero no soy muy buena con el tiempo.
Así que he aquí a la despistada Kate, corriendo en dirección a la escuela y tratando de no tropezar con nadie. Iba tan bien, demasiado bien, pero (porque siempre hay un pero) la suerte no estaba conmigo hoy, porque al girar a la izquierda me tropecé con alguien.
Alguien que tiene buena musculatura, porque tropezar con él dolió.
Alcé la mirada y fruncí el ceño al notar de quien se trataba. Esto tenía que ser una broma ¿verdad?
- Pero mira que sorpresa encontrarte por aquí, menuda casualidad ¿no? - la seriedad con la que lo dijo me hizo alzar las cejas con petulancia.
- No te estoy acosando.- aclaré y éste se rio a carcajadas.
- Ven, te ayudo.- me ofreció ambas manos y yo las tomé para levantarme, en cuanto sentí mi pecho chocar contra el suyo, me forcé a alejarme, pero lo hice tan rápido que casi me caigo de nuevo y él para prevenirlo, me arrastró hacia su cuerpo para estabilizarme.
La cercanía de nuestros cuerpos por un momento me descolocó y al respirar profundamente, pude sentir su fragancia masculina y exquisita.
Iba a desmayarme aquí mismo.
- Tal vez yo te esté acosando a ti - retomó la conversación y sonrió con suficiencia mientras se separaba de mí lentamente. - Y dime ¿Qué hace sola en el parque una linda rubia, niña de mami y papi?
- No es de tu incumbencia.- escupí al sentir el sabor amargo en la boca. No quería hablar de mis padres justo ahora, sabiendo que en toda esta semana no me habían hecho ni una sola llamada, a pesar de que los llamé tantas veces y siempre me contestaban sus secretarias, diciéndome que estaban atendiendo asuntos muy importantes.
A veces me preguntaba si es que era tan complicado para ellos amarme.
O es que yo estaba siendo demasiado dramática al respecto.
Y a veces no sabía si quería saber la respuesta.
- Presiento que de ahora en adelante, todo lo que te involucre a ti será de mi interés.- comentó él sacándome de mi ensimismamiento, alcé la ceja en su dirección.
- Espero que tengas lindo día, Aidan. - me despedí con la mano, dándome la vuelta para irme.
- Ya has hecho de mi día algo interesante.
- Eres todo un jugador ¿no?
- ¡Oh, Kate! Créeme que no intento jugar en este preciso momento.
- ¿Entonces que pretendes hacer?
- Solo hablar. - se metió las manos en los bolsillos traseros de su pantalón mientras me miraba fijamente con esa sonrisa socarrona en sus labios.
Bufé.
- Bien.- alzó las cejas con asombro.
- ¿Bien?
- Supongo - pero al ver la hora en mi reloj, abrí los ojos con exageración, suplicando al altísimo que Luca no se enojara conmigo - Pero justo ahora tengo que irme.
- Muy bien, espero volver a tener un encuentro así de... casual contigo, como hasta ahora.
- Sigues insinuando que te acoso.- puse los ojos en blanco y comencé a alejarme de él.
- No sigas corriendo, que puedes tropezarte con alguien de nuevo.- sonreí al escuchar eso y me volteé para ver esa característica sonrisa en su rostro.
- No eres mi padre.- le guiñé el ojo y volví a correr lejos de él.
Llego muy tarde.
Y mientras iba corriendo, solo le rogaba a Dios que Luca no me castigara con ese juego del que ni siquiera sabía el nombre, pero que él siempre me ganaba.
Juro que ese diablillo hace trampa.
*-†-*-*-*-†-*-*-*-†-*
21 de Marzo, 2016
- Es que te lo juro, Nana, él es tan perfecto.- dije lo último con aire soñador, soltando un suspiro al imaginarme como sería Rowan Leister, mi nuevo novio literario.
- En serio, Kate, hablo por todos cuando digo que tienes una manía rara con esos personajes ficticios.- Nana me miró con sus ojos llenos de diversión y escuché como Sofía soltaba una risita mientras seguía cocinando. Konstantin hoy no se encontraba en la mansión porque tenía asuntos pendientes por ahí, no dijo qué era y yo estaba aquí, muriéndome de curiosidad.
Si, a veces era muy metiche.
- Eh, no me juzguen cuando sé perfectamente que se la pasan suspirando por aquel actor de Pasión y Poder ¿Cómo es que se llama?
- Fernando Colunga.- respondió Nana soltando una gran suspiro y esta vez fue mi turno de reír.
- Si, ese.
- Es tan atractivo.- dijo esta vez Sofía, mirando el techo con ojos soñadores.
Mi Nana es Venezolana y adora las novelas latinas, así que nos obligó amablemente a ver con ella todo tipo de novelas, desde las más románticas hasta las de acción como El Capo y aunque Sofía y yo al principio no entendíamos mucho el idioma, mi Nana comenzó a darnos clases de español para no interrumpirla a cada rato por no entender lo que los actores decían.
En cambio a Konstantin se le daba bastante bien entender el idioma.
Y eso fue durante tanto tiempo que simplemente se hizo uno de nuestros pasatiempos favoritos.
- Si - respondió Nana sacándome de mi nube de pensamientos - Y ahora estamos en la parte más interesante de la novela.
- Todas las novelas que ustedes ponen son tan dramáticas que me da ansiedad.
- No digas tonterías, este es el momento que más estábamos esperando. Julia se ha revelado.
- ¿Crees que le dará otra oportunidad?
- Tiene que dársela.- intervino Sofía sentándose en la mesa con nosotras - ¿Te imaginas que no lo haga y él quede todo destrozado?