✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧La Conversación✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧
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Maxwell se acercó con confianza a la oficina donde estaban sentados los padres de Kalina. Con una sonrisa desmesurada, parecía el chico perfecto que estaba preocupado por el bienestar de su hija.
- Hola, señora y señor Federov – Saludó, adoptando un tono afable -. Espero no interrumpir.
-. No, no, Joven Maxwell. ¿Qué necesitas? – Dijo el señor Federov, con un semblante amistoso pero curioso.
- Quería hablarles sobre Kalina. He escuchado algunas cosas que me tienen un poco preocupado – Comenzó, bajando la voz como si estuviera compartiendo un secreto -. Parece que ha estado pasando mucho tiempo en un jardín, cantando con algunas amigas... no muy convencionales.
La madre de Kalina frunció el ceño. -. ¿Qué quieres decir con "no convencionales"?
Maxwell se encogió de hombros, dejando caer una sonrisa despreocupada. -. Solo que no son como los demás chicos. He visto cómo se comportan, y me pregunto si es lo mejor para ella.
El padre, interesado, inclinó la cabeza. -. ¿Y por qué crees que no es bueno? La música siempre ha sido su pasión.
- Eso es precisamente lo que me preocupa. ¿Están al tanto de lo que hace realmente? ¿No sería mejor que se enfocara en algo más... tradicional, como la empresa familiar? – Sugirió Maxwell, con un tono que parecía genuino.
La madre de Kalina miró a su esposo, buscando su opinión. -. Pero, ¿qué hay de malo en que ella cante? Es su forma de expresarse.
- Escuchen, no quiero causar problemas, pero la música puede ser un camino peligroso. Tal vez deberían hablar con ella y ver qué está haciendo en ese jardín. No querrán que se involucre en algo que no comprenda – Insistió Maxwell, su mirada firme.
El padre de Kalina se cruzó de brazos, pensativo. -. Tal vez tienes razón. Kalina debería centrarse en el negocio familiar. Necesitamos que se prepare para asumir responsabilidades, y la música no siempre garantiza un futuro.
La madre, por otro lado, sintió una creciente inquietud. -. Pero, ¿es justo dejar que alguien como Maxwell decida por nuestra hija? No estoy segura de que sea tan grave como él dice.
Maxwell, notando la incertidumbre en el rostro de la madre, aprovechó la oportunidad. -. Solo quiero que ustedes estén al tanto. Si ella está en un ambiente que no es adecuado, podrían ayudarla a encaminarse de nuevo.
La conversación continuó, y mientras el padre se mostraba cada vez más convencido de la necesidad de hablar con Kalina sobre su futuro, la madre dudaba de que realmente hubiera un problema.
Finalmente, se despidieron de Maxwell, y mientras él se alejaba, su sonrisa dejaba entrever su satisfacción.
Los Federov regresaron a casa con una mezcla de preocupaciones. El padre estaba decidido a hablar con Kalina sobre su futuro en la empresa familiar, mientras que la madre sentía que había algo más en las palabras de Maxwell. Sin saberlo, la sombra de la manipulación de Maxwell comenzaba a extenderse sobre la vida de Kalina.
Esa noche, cuando Kalina regresó, sus padres estaban esperándola. La conversación que se avecinaba prometía ser tensa y emocional. Kalina, ajena a las maquinaciones de Maxwell, sintió un nudo en el estómago al ver las expresiones en los rostros de sus padres. Sin saber que su amor por la música estaba a punto de ser cuestionado, se preparó para enfrentar sus dudas.
Kalina entró en casa con una sonrisa, feliz por su día. Pero al ver a sus padres sentados en la sala, su alegría se desvaneció lentamente. La tensión en el aire era palpable, y su madre la miraba con preocupación.
- Kalina, siéntate, necesitamos hablar – Dijo el señor Federov, su voz grave y autoritaria.
Ella se sentó, inquieta, sintiendo que algo no estaba bien. -. ¿Qué sucede? – Preguntó, tratando de mantener la calma.
- Hemos estado hablando sobre tus actividades en el jardín – Comenzó su madre, vacilante -. Maxwell nos mencionó que pasas mucho tiempo allí... cantando con tus amigas y un chico de nombre Alaric
Kalina frunció el ceño, sintiendo la incomodidad crecer. -. ¿Y? Eso es lo que me gusta hacer. Estoy trabajando en mi música.
El señor Federov se cruzó de brazos, su expresión era seria y dura. -. Eso es precisamente de lo que queremos hablar. La música es un pasatiempo, pero no es un futuro. Deberías centrarte en la empresa familiar, en lo que realmente importa.
Kalina sintió un golpe en el pecho. -. ¿Estás hablando en serio? No puedo dejar la música. Es lo que me hace feliz.
- No estoy diciendo que la música esté mal – Intervino su madre -. Pero Maxwell tiene razón al señalar que debes considerar tu futuro. La empresa es importante, y necesitamos que estés preparada para ayudar.
El patriarca de la casa, interrumpiendo, dijo con tono firme: -. Esto no es un juego, Kalina. La vida real requiere decisiones difíciles. Tienes que ser responsable y dejar de lado esas fantasías de cantante.
Kalina lo miro, sintiendo que el mundo se desmoronaba a su alrededor. -. ¿Así que piensas que mis sueños son una fantasía? – Su voz temblaba de ira y decepción -. No puedo creer que estés escuchando a Maxwell. Él solo quiere arruinarme.
- No se trata solo de él, Kalina. Se trata de tu futuro – Dijo con una mirada que no admitía discusión -. Si sigues así, te vas a quedar atrás, y no te permitiré desperdiciar tu potencial.
- ¿Y si la música es lo que realmente quiero hacer? – Preguntó, luchando contra las lágrimas -. ¿Por qué no pueden apoyarme en eso?
El patriarca se mantuvo firme. -. Porque es mi deber asegurarme de que no te desvíes. Si quieres seguir en esta familia, debes hacer sacrificios. La empresa familiar necesita de ti, no tus ilusiones.