✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧La Búsqueda de Kalina✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧
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El día siguiente en el instituto transcurrió como cualquier otro, pero había un aire de inquietud entre las amigas de Kalina. Mientras se sentaban en la cafetería, la ausencia de su amiga se hacía cada vez más evidente.
- ¿Dónde está Kalina? – Preguntó Nefe, mirando hacia la entrada, esperando ver aparecer a su amiga con esa sonrisa brillante.
- No lo sé. La vi ayer antes de que se fuera a casa, pero no ha llegado a clase – Respondió Cathe, frunciendo el ceño -. ¿Le habrá pasado algo?
- No creo. Siempre se presenta, aunque esté enojada – dijo Evander, cruzando los brazos -. Pero esto ya es raro.
Los tres se miraron, preocupadas. Kalina no solo era su amiga; era su compañera de aventuras, su apoyo en los momentos difíciles.
- Quizás deberíamos ir a buscarla – Sugirió Nefe, con determinación en su voz -. No me gusta esto.
Cathe asintió. -. Sí, es una buena idea. Tal vez necesite nuestro apoyo más que nunca.
Los chicos se levantaron y decidieron ir al jardín donde Kalina solía cantar. Aunque sabían que podría no estar allí, sentían que era el lugar adecuado para buscarla. Caminaron juntos, intercambiando palabras de aliento y preocupaciones sobre su amiga.
Al llegar al jardín, se encontraron con el silencio de las flores azules, meciéndose suavemente con el viento. El lugar parecía igual de hermoso y sereno, pero la ausencia de Kalina lo hacía lucir vacío.
- Kalina, ¡estamos aquí! – Gritó Evander, con la esperanza de que su amiga respondiera.
Pero solo hubo silencio. Las chicas se miraron, el miedo comenzando a apoderarse de ellas.
- ¿Y si algo le pasó? – Dijo Nefe, la preocupación evidente en su rostro.
Cathe frunció el ceño. -. No podemos pensar así. Vamos a buscarla en otros lugares. Tal vez esté en la biblioteca o en algún otro lugar del instituto.
Los chicos decidieron regresar al instituto, preguntándose en cada pasillo si alguien había visto a Kalina. A medida que pasaban los minutos, la inquietud crecía.
Finalmente, se encontraron con Russell y su grupo, quienes estaban riendo y charlando despreocupadamente. Nefe, sintiendo que era el momento de confrontar, se acercó.
- ¿Han visto a Kalina? No ha venido a clase hoy.
Russell la miró con desdén. -. ¿Y a mí qué me importa? Tal vez se está escondiendo de ustedes – Río, acompañado por sus amigos.
Los chicos intercambiaron miradas de frustración. No tenían tiempo para las tonterías de Russell. Sin embargo, la broma había dejado un pequeño rayo de duda en la mente de Nefe.
- No estamos jugando, Russell. Es importante.
Al ver la seriedad en sus rostros, él levantó una ceja. -. No la he visto. Pero, si quieres mi consejo, quizás deberías dejarla en paz. Tal vez esté ocupada con cosas más importantes que ustedes.
Con esas palabras, Nefe sintió un nudo en el estómago. Sin más, se alejaron, decididas a encontrar a Kalina.
A medida que avanzaban por el instituto, las amigas se sintieron cada vez más inquietas. La preocupación las unía, y sabían que no podían descansar hasta saber que su amiga estaba bien. Mientras se preguntaban dónde podría estar, la sombra de la manipulación de Maxwell seguía acechando, y la tormenta que se avecinaba amenazaba con separarlas aún más.
Mientras los chicos continuaban buscando a Kalina, decidieron que necesitaban información de alguien que pudiera saber más. Recordaron que Alaric, un compañero de clase, era un buen amigo de Kalina y tal vez supiera dónde estaba.
- Vamos a preguntarle a Alaric – Sugirió Nefe, esperanzada.
Al llegar a la sala de Idiomas, los tres vieron a Alaric hablando con el señor Mickee. Estaban en una conversación tensa, y el rostro de Alaric mostraba preocupación.
- ¡Alaric! – Gritó Cathe, interrumpiendo su charla. Él se volvió y, al verlas, su expresión cambió.
- ¿Qué sucede? – Preguntó, acercándose rápidamente, notando la seriedad en sus rostros.
- No hemos visto a Kalina hoy. Estamos preocupadas – Dijo el gemelo de Nefe, casi sin aliento -. ¿La has visto?
Alaric frunció el ceño. -. No, no la he visto. Pero la última vez que hablamos, me dijo que estaba lidiando con algunas cosas. Parecía un poco abrumada.
- ¿Sabes si estuvo en el jardín? – Preguntó Nefe, sintiendo que cada minuto que pasaba era crucial.
Alaric miró hacia el lado, pensativo. -. No creo que estuviera allí. Ella mencionó algo sobre necesitar espacio... No sé si eso sea bueno o malo.
El señor Mickee, que había estado escuchando, intervino. -. La señorita Federov es una chica fuerte, pero si siente que necesita alejarse, es importante que sus amigas la apoyen. A veces, todos necesitamos un tiempo a solas para procesar nuestras emociones.
Todos asintieron, sintiendo que las palabras del profesor resonaban en sus corazones. Pero la preocupación no desaparecía.
- ¿Y si no la encontramos? —preguntó Cathe, su voz temblando ligeramente -. ¿Y si le ha pasado algo?
Alaric, percibiendo la inquietud, trató de tranquilizarlas. -. No se preocupen. Tal vez solo esté en la biblioteca o en algún rincón del instituto, tratando de aclarar sus pensamientos. Vamos a buscarla juntos.
Decididos, se unieron a Alaric y comenzaron a recorrer el instituto. Alaric lideraba el camino, y los demás lo seguían de cerca, sintiendo un rayo de esperanza al tener a alguien más que se preocupaba por Kalina.
Mientras caminaban, Alaric compartió anécdotas sobre aquella rusa, recordando momentos en los que había demostrado su fortaleza. Las chicas sonrieron entre sus preocupaciones, recordando por qué Kalina era tan especial para ellas.