✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧El Precio del Silencio✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧
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El ambiente en el instituto seguía siendo extraño después del festival. Kalina continuaba recibiendo flores azules de un remitente desconocido, y aunque no había hablado con nadie al respecto, cada vez le resultaba más difícil ignorar el misterio. Lo que no sabía era que alguien más había notado lo que estaba sucediendo: Maxwell. Y mientras él veía a Kalina recoger el pequeño ramo en su casillero esa mañana, una idea empezó a formarse en su mente.
Maxwell sabía que lo que estaba viendo podría ser utilizado a su favor, y, además, estaba consciente de algo mucho más grande que ocurría entre bastidores: la rivalidad entre las tres familias. Los padres de esos tres chicos dirigían empresas poderosas, y aunque los dos chicos nunca habían hablado de ello abiertamente, la tensión estaba ahí. Y Maxwell pensó que ya era hora de sacarla a la luz.
Cuando vio a Alaric sentado en un aula vacía, absorto en sus pensamientos, supo que era el momento adecuado para actuar. Con un aire de falsa camaradería, Maxwell se acercó lentamente, fingiendo una sonrisa casual.
- ¿Qué pasa, amigo? – Dijo Maxwell, sentándose a su lado sin ser invitado. Alaric lo miró de reojo, sabiendo que Maxwell nunca aparecía sin una razón.
- Nada, ¿Qué quieres Russell? – Preguntó, sin disimular su incomodidad.
Maxwell soltó una carcajada suave, inclinándose hacia adelante como si estuviera a punto de contarle un secreto.
- He notado algo interesante estos últimos días – Empezó, con un tono más bajo -. Algo sobre la friki… y esas flores que ha estado recibiendo. No es que me importe demasiado, claro, pero pensé que quizá te interesaría saber.
Alaric sintió cómo una tensión incómoda se instalaba en su pecho. Ya había oído de Maxwell sobre las flores, pero la forma en que ahora lo abordaba lo hacía sentirse como una trampa.
- ¿Flores? – Murmuro Alaric, fingiendo desinterés -. Ya lo sé, no es gran cosa
Maxwell alzó una ceja, visiblemente entretenido por la respuesta indiferente de Alaric.
- Oh, ¿en serio? ¿Y sabes de quién son? – Preguntó con una sonrisa astuta, disfrutando del momento. Alaric lo miró directamente, con los músculos de la mandíbula tensándose.
- ¿Qué estás insinuando, Maxwell? – Preguntó, su tono ahora claramente a la defensiva.
Maxwell se reclinó en su asiento, cruzando los brazos, disfrutando del poder que sentía sobre la situación.
- Nada, realmente. Solo que… podrías empezar a preguntarte quién está intentando ganarse el corazón de tu chica en las sombras. Quiero decir, es un poco sospechoso, ¿no crees? Alguien enviándole flores, sin una sola pista de quién es. Y tú, ¿sin hacer nada al respecto? – Maxwell sonrió -. ¿No te preocupa, Alaric?
Alaric frunció el ceño, sintiendo cómo la irritación empezaba a crecer dentro de él. No entendía cuál era el objetivo de Maxwell, pero algo no estaba bien.
- Si tienes algo que decir, dilo ya – Respondió Alaric, cruzándose de brazos.
Russell sonrió aún más, sus ojos brillando con malicia. Esta era la oportunidad que había estado esperando.
- Está bien, lo diré. No se trata solo de Kalina y esas flores. Alaric, tú sabes tan bien como yo que nuestras familias… no se llevan precisamente bien. La competencia entre las empresas ha sido intensa estos últimos años. Tu padre y el mío tienen una rivalidad que va más allá de lo que vemos, y honestamente, eso te pone en una posición bastante incómoda, ¿no crees?
Alaric lo miró fijamente, sin decir una palabra. Maxwell había tocado un tema sensible, algo que había tratado de ignorar desde que era niño. Sabía que sus padres estaban atrapados en una guerra de poder, pero nunca había querido verse involucrado directamente. Sin embargo, estaba claro que Maxwell estaba usando eso en su contra.
- ¿Qué tiene que ver esto con Kalina? – Preguntó el de mechas azules, tratando de mantener la calma, aunque su voz revelaba la tensión creciente.
Maxwell sonrió de nuevo, con una expresión de triunfo en su rostro.
- Todo, Alaric. Porque si alguien llegara a enterarse de la relación que estás comenzando con la friki… bueno, podría complicar las cosas para tu familia, ¿no crees? Imagina lo que pasaría si tu padre supiera que estás involucrado con la hija del señor Federov mientras la empresa está en una situación crítica. No creo que le gustara la distracción.
Alaric se puso de pie, su paciencia agotada. Se inclinó hacia Maxwell, sus ojos oscuros y llenos de ira.
- ¿Estás intentando chantajearme, Maxwell? – Hablo fuertemente
Maxwell no se inmutó, y su sonrisa se amplió.
- No lo llamaría chantaje. Simplemente… te estoy ofreciendo un consejo amistoso. Ya sabes, podrías evitar muchos problemas si decides dejar a la rusa a un lado. Es una distracción innecesaria para alguien en tu posición. Y si no lo haces, bueno… nunca se sabe quién podría empezar a hacer preguntas sobre esas flores, o sobre lo que podría suceder en tu familia si tu padre se entera.
Alaric apretó los puños, tratando de contenerse. Sabía que Maxwell estaba jugando un juego peligroso, pero no iba a dejarse intimidar tan fácilmente.
- No tienes idea de lo que estás hablando, Maxwell. Mi relación con Kalina no es asunto tuyo ni de mi familia – Respondió Alaric con firmeza -. Si crees que puedes usar eso para hacerme daño, estás equivocado.
Maxwell se levantó también, enfrentándolo cara a cara.
- Tal vez no sea asunto mío – Lo miro con una sonrisa maliciosa -. Pero sí es un problema para ti. Así que, piénsalo bien, amigo. ¿Estás dispuesto a arriesgarlo todo por una chica? Porque si sigues con esto… las cosas podrían ponerse feas.