✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧Aquella Carta Misteriosa✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧
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Los días después del encuentro en el jardín de flores azules transcurrieron con una tensión sutil en el aire, como una cuerda que estaba a punto de romperse. Kalina intentaba enfocarse en su vida diaria, en la música, en sus amigas y en sus estudios, pero la aparición constante de las flores azules y las advertencias de Maxwell seguían en su mente como una sombra oscura.
En el instituto, los rumores sobre la creciente relación entre Kalina y Alaric no dejaban de correr, y cada vez que Kalina se cruzaba con Maxwell en los pasillos, no podía evitar el nudo que se formaba en su estómago. Maxwell parecía siempre tener una mirada burlona y autosuficiente, como si supiera algo que ella no. Pero Kalina se aferraba a la promesa que ella y Alaric se habían hecho: enfrentar todo juntos.
Era una mañana fría, y la clase de química transcurría con la misma rutina de siempre. Kalina llegó temprano, sentándose en su asiento habitual, preparándose para una larga jornada de experimentos. Catherine y Nefeli se sentaron cerca de ella, compartiendo sus típicos comentarios sarcásticos sobre lo aburrida que les resultaba la clase. Pero algo no estaba bien.
Kalina lo notó de inmediato cuando vio el sobre. Estaba cuidadosamente colocado sobre su asiento, como si alguien lo hubiera dejado a propósito, asegurándose de que ella lo viera. La textura del papel era suave, y en el exterior no había nada escrito. Ningún nombre, ninguna pista.
- ¿Qué es eso? – Preguntó Nefeli, inclinándose para ver mejor el sobre -. ¿Lo encontraste aquí?
La chica solamente asintió, frunciendo el ceño mientras lo tomaba entre sus dedos.
- Estaba aquí cuando llegué – Respondió en voz baja, sintiendo un ligero escalofrío recorrer su columna.
- ¿Qué esperas? – Dijo Catherine con una sonrisa intrigada -. Ábrelo, vamos.
Kalina miró a sus amigas antes de deslizar sus dedos por el borde del sobre. El silencio en el aula se volvió más denso cuando sacó una hoja de papel doblada cuidadosamente. La desenrolló despacio, y lo que vio hizo que su corazón latiera con fuerza.
La carta traía flores dibujadas y una caligrafía perfecta y elegante:
Querida Flor Azul
He intentado, por mucho tiempo, no escribir estas palabras, pero ya no puedo detener lo inevitable. Hay algo que debo confesar, algo que ha permanecido en la penumbra entre nosotros desde el principio… una presencia, un vínculo que nos une, más allá de lo humano, más allá de lo que puedes entender.
Te he observado en las sombras, no como un amante ordinario, sino como algo más... algo que se oculta donde la luz no alcanza. Cada susurro del viento, cada crujido en la oscuridad de la noche, soy yo, siempre cerca, siempre mirando. ¿Lo has sentido? Esa sensación de ser observado, de no estar sola, de que algo está justo fuera de tu vista. Soy yo.
No temas, o quizá deberías hacerlo. Mi amor no es como los otros, no está hecho de caricias y palabras tiernas. Es un amor que se arrastra por los rincones, que se enreda en tu mente cuando crees que estás a salvo. Es la sombra que ves con el rabillo del ojo, la brisa que acaricia tu piel cuando no hay viento. Mi amor te envuelve como una niebla espesa, penetrante, imposible de ignorar.
No pido que me ames de vuelta. No es necesario. Yo ya te poseo de una manera que aún no entiendes. Cada latido de tu corazón me llama, cada respiración que tomas resuena en lo más profundo de mí. Y aunque no lo quieras admitir, en algún lugar de tu ser, tú también lo sientes. Te he visto dudar, mirando sobre tu hombro, buscando una presencia que no puedes ver, pero que sabes que está ahí.
No busques escapar. No puedes. Ya somos uno, entrelazados en esta danza oscura que apenas comienza.
Con un afecto que quizás nunca desees comprender,
Tu Romeo Escondido
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Kalina sintió que el aire de la sala se volvía más denso a su alrededor. Sus dedos temblaban ligeramente mientras sostenía la carta. Catherine y Nefeli, que habían estado mirando con curiosidad, ahora tenían una expresión de preocupación.
- ¿Qué significa esto? – Nefe se encontraba sería observando aquella hoja
Kalina leyó la carta en voz alta para que ambas pudieran escuchar, y un silencio cayó sobre el grupo. Catherine fue la primera en hablar, su ceño fruncido mientras intentaba procesar lo que acababa de escuchar.
- Esto es una amenaza. Quien haya dejado esto sabe algo... y está tratando de asustarte.
- Pero ¿por qué dejarlo aquí? – Se preguntó Cathe en voz alta -. ¿En clase? Esto significa que están observándote, Kali. Esto es serio.
Kalina miró a su alrededor, pero no había ninguna pista de quién podría haber dejado la carta. Nadie en el aula parecía estar prestando atención a su grupo, como si todo fuera completamente normal. Pero ahora, la sensación de estar siendo vigilada era imposible de ignorar.
- No puede ser casualidad – Dijo mientras su respiración se hacía más rápida -. Las flores, Maxwell, y ahora esto. Todo está conectado. Y esto va más allá de Alaric y de mí.
Catherine cruzó los brazos, pensativa.
- Esos malditos juegos de poder entre familias. Esto ya se está poniendo personal. Pero no podemos permitir que te intimiden.
Kalina se inclinó hacia adelante, susurrando con urgencia.
- Esto podría tener que ver con las empresas de nuestras familias. Alaric me habló sobre una vieja rivalidad entre nuestras familias que va mucho más allá de lo que pensábamos. Tal vez alguien está intentando desenterrar ese conflicto. Maxwell claramente lo sabe, y está usándolo para su propio beneficio.