✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧Tensiones Y Conflictos✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧
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Los días en el instituto habían tomado un rumbo incómodo para todos. Kalina, siempre perceptiva, notaba cómo Alaric se iba distanciando poco a poco de ella y del grupo. Ya no era el mismo chico relajado y sonriente de antes; algo lo estaba consumiendo por dentro. Las conversaciones con él se habían vuelto tensas, y aunque ella intentaba acercarse, él siempre encontraba una excusa para apartarse, como si algo lo estuviera atormentando.
En el grupo, la falta de Alaric era evidente. Evander y Catherine lo notaban, pero ninguno sabía cómo abordar el tema. Nefeli, que solía ser muy directa, se contuvo, intuyendo que había algo más grande de lo que podían imaginar. Mientras tanto, Maxwell se había vuelto aún más sombrío, su mirada siempre fija en Alaric, como si lo estuviera vigilando.
Ese día en particular, el ambiente estaba más cargado de lo habitual. Durante la clase de la mañana, Kalina intentó una vez más hablar con Alaric, pero él simplemente le lanzó una mirada rápida, murmurando que tenía cosas que hacer. Su corazón se hundió, pero decidió darle espacio. No sabía qué más hacer.
Cuando llegó la hora del receso, Kalina se dirigió a la cafetería con Catherine y Nefeli, pero Alaric no fue con ellos. En lugar de unirse al grupo, como solía hacer, se quedó solo en un rincón, con los puños apretados, mirando a Maxwell desde el otro lado del patio.
Maxwell, por su parte, había estado esperando este momento. Desde que había descubierto las flores azules y las cartas misteriosas que Kalina había recibido, no había dejado de maquinar planes en su cabeza. Sabía que podía usar eso como una herramienta para chantajear a Alaric, y hoy era el día en que todo saldría a la luz.
Se acercó a Alaric con una sonrisa arrogante.
- Vaya, Jhonson, parece que las cosas no están yendo tan bien para ti últimamente, ¿verdad? – Dijo Maxwell con un tono burlón.
Alaric levantó la vista, sus ojos llenos de furia contenida.
- ¿Qué quieres, Maxwell? – Respondió en un tono áspero, intentando mantener la calma.
Maxwell se inclinó un poco más cerca, como si estuviera compartiendo un secreto.
- Solo me pregunto qué pensaría la friki si supiera todo lo que está ocurriendo con el tema de las flores y la carta… tal vez alguien quiera apartarla de ti. ¿Te has preguntado quién podría ser?
Alaric apretó los puños con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Sabía a lo que Maxwell estaba jugando, y el simple hecho de pensar en alguien intentando lastimar a Kalina lo hizo explotar.
- ¡No te atrevas a meterte en esto, Maxwell! – Rugió, dando un paso hacia él.
Maxwell se echó a reír, pero la tensión en su rostro delataba que había tocado un punto débil en Alaric.
- Relájate, solo digo que no sería ideal que Kalina se enterara de algunas cosas... —su voz se volvió más oscura -. A menos, claro, que me ayudes con algo. No sería tan difícil, Alaric, solo tienes que convencer a tu padre de que ceda un poco en esa rivalidad de empresas que tanto daño nos ha hecho a los dos.
El nombre de su padre fue la chispa final que desató la tormenta. Alaric ya estaba al borde del colapso, y mencionar a su padre en ese contexto lo hizo perder el control. Con un grito de rabia, lanzó el primer golpe, impactando directamente en el rostro de Maxwell.
Maxwell tambaleó, pero no se quedó atrás. Recuperó el equilibrio y respondió con un puñetazo que alcanzó a Alaric en la mandíbula. Lo que había comenzado como una tensa discusión rápidamente se convirtió en una pelea descontrolada.
Ambos cayeron al suelo, intercambiando golpes con una furia que había estado acumulándose durante semanas. Los estudiantes que estaban alrededor comenzaron a gritar, algunos animando la pelea, otros corriendo en busca de un profesor.
Kalina, Catherine, y Nefeli, que estaban en la cafetería, escucharon el alboroto y corrieron hacia el patio. Cuando llegaron, vieron a Alaric y Maxwell rodando por el suelo, llenos de rabia, con los puños volando. El corazón de Kalina se detuvo al ver a su novio envuelto en esa escena caótica.
- ¡Alaric, basta! – Gritó su novia, corriendo hacia él.
Justo en ese momento, un grupo de profesores apareció y los separó a la fuerza. El director del instituto, con su expresión severa, llegó poco después.
- ¡A la oficina, los dos! – Ordenó, su voz retumbando con autoridad.
Maxwell y Alaric, ambos respirando con dificultad y con sangre en el rostro, fueron escoltados por el director y los profesores hacia la oficina. Kalina se quedó allí, inmóvil, mirando cómo se llevaban a Alaric, sintiendo un nudo en el estómago. Algo estaba muy mal, y sabía que esto era solo el principio.
El aire en la oficina del director era espeso y sofocante. Alaric y Maxwell se sentaron en sillas opuestas, ambos todavía recuperándose del altercado. El director, un hombre de expresión seria y porte intimidante, observaba desde su escritorio con los brazos cruzados. Unos segundos de silencio parecieron eternos mientras ambos chicos intentaban calmar su respiración y sus pensamientos.
Finalmente, el director Slovak rompió el silencio.
- ¿Qué demonios creen que estaban haciendo? – Su voz sonó grave pero un poco de preocupación al ver los moretones de ambos chicos
Alaric miró al suelo, su mandíbula apretada. Sentía un dolor sordo en el rostro donde Maxwell lo había golpeado, pero no podía decir nada. Sabía que había perdido el control y que tendría que pagar las consecuencias. Por otro lado, Maxwell se mantuvo en silencio, pero su postura era relajada, como si estuviera disfrutando del caos que había desatado.
El director los observó en silencio durante unos segundos antes de volver a hablar, esta vez con más severidad.