✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧La Promesa˚.⋆☾⋆⁺₊✧
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El sol de la tarde bañaba la ciudad con tonos dorados, pero el ambiente entre Kalina y Alaric seguía tenso desde su última conversación. Había demasiadas preguntas sin responder, demasiadas emociones reprimidas, y ambos sabían que no podían seguir ignorando lo que estaba ocurriendo.
Esa tarde, Kalina recibió un mensaje de Alaric.
"¿Puedes reunirte conmigo en el jardín de flores azules? Necesito hablar contigo."
El corazón de Kalina dio un vuelco. No era la primera vez que iban juntos a ese lugar especial, pero la formalidad en el mensaje de Alaric la llenó de incertidumbre. No dudó mucho antes de responder.
"Estaré allí a las cinco."
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El jardín de flores azules estaba a las afueras de la ciudad, escondido entre colinas y bosques. Era un lugar que pocos conocían, lo que lo hacía aún más especial para ellos. Kalina caminó con paso firme, aunque su mente estaba llena de dudas.
Cuando llegó, encontró a Alaric esperándola junto al viejo roble que marcaba la entrada. Vestía una chaqueta oscura y jeans desgastados, pero lo que más llamó su atención fue la expresión en su rostro: parecía aliviado, pero también cargado de algo más profundo.
- Viniste
- Claro que vine – Respondió ella, sin apartar la mirada de sus ojos -. Dijiste que querías hablar.
Él asintió y extendió una mano hacia ella.
- Ven. Hay algo que quiero mostrarte.
Caminaron juntos por el sendero hasta llegar al corazón del jardín, donde las flores azules crecían más densas y vibrantes. El lugar estaba bañado por la luz del atardecer, lo que hacía que los pétalos brillaran como pequeños zafiros.
Alaric se detuvo en el centro del claro y se giró hacia Kalina.
- Este lugar siempre ha sido especial para mí – Comenzó, su voz un poco temblorosa -. Y sé que también lo es para ti. Es nuestro refugio.
Kalina lo miró en silencio, esperando que continuara.
- He estado… distante – Admitió, bajando la mirada -. No porque quiera, sino porque siento que todo lo que está pasando a mi alrededor podría arrastrarte conmigo. Maxwell, mi familia, la empresa… todo está fuera de control, y no sé cómo protegerte de ello.
Kalina dio un paso hacia él, tomando su mano.
- No necesitas protegerme, Mon Amour. Soy más fuerte de lo que crees, y lo único que quiero es estar a tu lado, pase lo que pase.
Él levantó la mirada, encontrando los ojos sinceros de Kalina.
- Lo sé – Dijo con un suspiro -. Pero todavía me cuesta dejarte entrar en todo esto.
Ella sonrió levemente, apretando su mano con más fuerza.
- Entonces empieza ahora.
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Alaric sacó un pequeño reproductor de música de su bolsillo y lo conectó a un altavoz portátil que había llevado consigo. Un suave ritmo comenzó a llenar el aire: "All For Us", una canción que ambos habían escuchado juntos en innumerables ocasiones.
- ¿Recuerdas cómo siempre decíamos que esta canción era perfecta para nosotros? – Preguntó él, con una pequeña sonrisa.
Kalina asintió, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y nostalgia.
- Porque habla de sacrificios, de hacer todo por alguien que amas.
Él le ofreció su mano nuevamente, esta vez con una intención diferente.
- ¿Me permitirías bailar contigo?
Ella no respondió con palabras; simplemente tomó su mano y se dejó llevar por la música. Los acordes de la canción resonaban en el jardín, mientras ellos se movían con lentitud, perdidos en el momento.
Cuando la voz de la canción alcanzó su punto más emotivo, Alaric comenzó a cantar suavemente junto a la música, su voz un poco temblorosa al principio, pero ganando confianza con cada palabra. Kalina lo siguió, sus voces mezclándose en perfecta armonía.
"I did it all for us..."
Alaric dejó de moverse por un momento, tirando suavemente de Kalina para acercarla más. Sus frentes se tocaron, y ambos cerraron los ojos, dejando que las palabras de la canción hablaran por ellos.
- Te amo, Kalina Federov, por favor jamás me dejes – Murmuró Alaric, apenas audible sobre la música.
El corazón de Kalina latió con fuerza, y cuando abrió los ojos, encontró los de Alaric llenos de sinceridad y vulnerabilidad.
- Yo también te amo, Alaric Jhonson, prometo que jamás te dejaré – Respondió, antes de que sus labios se encontraran en un beso lleno de promesas no dichas.
El beso fue largo y dulce, uniendo todo lo que habían estado sintiendo, pero no podían expresar con palabras. Cuando se separaron, ambos respiraban profundamente, como si el mundo hubiera desaparecido por completo, dejando solo el jardín y a ellos.
- ¿Lo ves? Juntos podemos con todo.
Alaric asintió, su sonrisa finalmente sincera después de días de tormento.
- Juntos – Repitió.
Mientras el sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, dejando el jardín envuelto en tonos dorados y azules, ambos se prometieron que, pase lo que pase, enfrentarían el futuro juntos. Y aunque las pruebas no habían terminado, sabían que el amor que compartían era lo suficientemente fuerte como para resistir cualquier tempestad.
El jardín de flores azules se convirtió, una vez más, en su refugio. Pero esta vez, también se convirtió en el lugar donde reafirmaron que, a pesar de todo, estaban destinados a estar juntos.
Después de su promesa en el jardín, Kalina y Alaric no querían que la noche terminara. El aire fresco de la tarde se había transformado en un suave manto nocturno, y las estrellas comenzaban a iluminar el cielo, como si celebraran el momento que acababan de compartir.