✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧Una Verdad Oculta˚.⋆☾⋆⁺₊✧
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La mañana había llegado con un cielo nublado, un reflejo perfecto del ánimo de Alaric. Había pasado las últimas horas de la noche intentando dormir, pero los pensamientos de la carta misteriosa, su padre y el constante conflicto con Maxwell lo habían mantenido despierto. Ahora, sentado en el borde de su cama, se encontraba nuevamente en esa encrucijada emocional, sin saber qué hacer ni a quién acudir.
El teléfono vibró sobre la mesa. Era un mensaje de Kalina.
"¿Nos vemos más tarde? Hay algo que necesito contarte."
Alaric suspiró, aun con la sensación de estar atrapado entre dos mundos. El de su familia y el de su vida personal. Sabía que Kalina quería hablar sobre lo que había encontrado en su casillero, pero en ese momento, la verdad era lo que más lo aterraba. La sensación de que todo estaba a punto de desmoronarse era abrumadora.
Sin embargo, no podía escapar de esto. No podía alejarse de Kalina ni de lo que su corazón le dictaba. Respondió rápidamente.
"Sí, claro. Te veré después de clase."
El resto de la jornada transcurrió entre largas miradas al reloj y la incomodidad de saber que, tarde o temprano, tendría que enfrentar los secretos que había estado guardando. Alaric sabía que estaba en una cuerda floja, tanto con Kalina como con Maxwell, y la creciente amenaza que parecía envolver a todos los que estaban cerca de él solo aumentaba su ansiedad.
Finalmente, al terminar las clases, se dirigió hacia el lugar acordado, el jardín de flores azules, donde Kalina solía pasar sus ratos de calma. La fragancia de las flores llenaba el aire, pero Alaric no podía relajarse. Cada paso que daba lo acercaba más a la confrontación que sabía inevitable.
Allí estaba Kalina, sentada en uno de los bancos, mirando hacia el horizonte. Alaric se acercó y se sentó a su lado en silencio, sin saber cómo comenzar.
- ¿De qué querías hablar? – Preguntó él, sin apartar la vista de las flores. Kalina lo miró por un momento, buscando las palabras adecuadas. Finalmente, suspiró y le entregó una carta. Alaric la tomó y comenzó a leer, su expresión cambiando al instante mientras sus ojos recorrían las palabras escritas en la hoja.
"Lo que estás buscando está más cerca de lo que imaginas. No todo es lo que parece. Alaric, la verdad está oculta detrás de cada mentira. El reloj está corriendo, y la próxima pieza de este rompecabezas te cambiará para siempre."
El mensaje era críptico, pero algo en su tono le dio escalofríos. Alaric sintió cómo el peso de la carta se incrementaba en sus manos.
- ¿Sabes quién está detrás de esto? – Preguntó, su voz tensa. La pelinegra negó con la cabeza, pero había una preocupación evidente en su rostro.
- No sé, Alaric. Pero siento que todo esto está relacionado con tu padre, con lo que ocurrió años atrás... y con la rivalidad entre las empresas. Algo no encaja.
Alaric se quedó en silencio, mirando la carta mientras las palabras de Kalina resonaban en su mente. Sabía que su padre estaba involucrado de alguna manera, pero nunca había querido enfrentarse a la posibilidad de que el pasado estuviera afectando tan profundamente su presente.
- ¿Qué quieres decir con eso? – Dijo finalmente, sin mirarla a los ojos. -. ¿Qué tiene que ver mi padre con todo esto?
Kalina respiró hondo, mirando las flores frente a ellos como si buscara la respuesta en la naturaleza.
- Creo que alguien está manipulando todo desde las sombras, Alaric. No quiero asustarte, pero algo me dice que lo que está pasando ahora no es solo sobre nosotros. Es mucho más grande, y tú eres el objetivo.
Alaric la miró con incredulidad, pero al mismo tiempo, no podía dejar de sentir que había algo de cierto en sus palabras. El vínculo entre su familia y la competencia con la empresa de Maxwell nunca había sido un tema fácil de tratar. Y ahora, con las cartas misteriosas apareciendo, todo comenzaba a cobrar un nuevo significado.
- Maxwell... – Murmuró Alaric, la idea comenzando a tomar forma en su mente -. Él sabe algo más. Tiene que saberlo.
Kalina asintió, consciente de que sus sospechas podían ser correctas. Pero, en ese momento, lo que más le preocupaba era cómo Alaric estaba reaccionando. Su mirada se había endurecido, y podía ver que se estaba cerrando a ella, a pesar de sus esfuerzos por ayudar.
- Alaric, por favor, no te alejes de mí. No sigas cargando todo esto, solo – Dijo, tomando su mano con suavidad. Alaric la miró, sus ojos llenos de conflicto. No sabía cómo reaccionar ante sus palabras, ni qué hacer con todo lo que estaba pasando en su vida.
- No sé si puedo confiar en nadie en este momento, Princesse – Admitió, su voz quebrándose un poco. -. Todo lo que pensaba que sabía sobre mi familia está en duda. Mi padre... la empresa... todo está mezclado, y no sé si tengo la fuerza para enfrentarlo.
Kalina apretó su mano, mirando sus ojos con determinación.
- No tienes que hacerlo solo, Alaric. No quiero que te pierdas en todo esto. Estamos juntos en esto. Siempre lo hemos estado.
Las palabras de Kalina parecieron calmar un poco la tormenta interna de Alaric. La mirada de duda comenzó a desvanecerse, pero aún quedaba un largo camino por recorrer. Sabía que la verdad estaba a su alcance, pero también sentía el peso de su legado familiar como una carga que lo estaba sofocando.
El silencio entre ellos se alargó mientras el viento susurraba entre las flores azules. Alaric cerró los ojos y dejó que las palabras de Kalina calaran hondo. Aunque no tenía todas las respuestas, algo dentro de él le decía que no podía seguir luchando contra lo que había en su interior.