✩₊˚.⋆☾⋆⁺₊✧Solo Una Carta˚.⋆☾⋆⁺₊✧
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Querida Kalina, Mon Princess
Las palabras no son suficientes para abarcar lo que siento, pero necesito intentarlo. Escribirte es lo único que parece calmar el caos en mi interior. Me siento como un náufrago en medio de un mar interminable, y estas palabras son mi única forma de mantenerme a flote. Sé que no las leerás, pero escribirte me ayuda a sentirte cerca, aunque solo sea por un momento.
Desde que te fuiste, cada día ha sido una batalla contra mí mismo. Cada rincón que compartimos, cada lugar donde solías estar, ahora está impregnado de tu ausencia. Tu risa, tus bromas, tu forma de mirar el mundo con esperanza... Todo eso es un eco que retumba en mi mente. Y me duele. Me duele de una manera que no puedo describir. Es como si el mundo hubiera perdido sus colores, como si el aire fuera más pesado y respirar fuera un desafío constante.
Pienso en ti cada día, Kalina. En tus ojos brillando bajo la luz del sol, en cómo tus labios se curvaban en esa sonrisa que iluminaba todo a tu alrededor. Pienso en tus palabras, en cómo siempre sabías qué decir para hacerme sentir menos perdido, menos quebrado. Tú eras mi ancla, mi guía. Y ahora que no estás, me siento a la deriva, luchando por encontrar un rumbo que tenga sentido.
He intentado seguir adelante, de verdad lo he intentado. Pero cada paso que doy parece llevarme más lejos de ti, y eso me aterra. No quiero olvidarte, Kalina. No quiero que te conviertas en un recuerdo borroso, en algo que solo existe en las sombras de mi mente. Quiero mantenerte viva, aunque sea en mi corazón, aunque sea a través de estas palabras.
A veces me pregunto si sabías cuánto significabas para mí. Si entendías cuánto me inspirabas. Nunca fuiste solo mi novia, Kalina. Eras mi mejor amiga, mi confidente, mi luz en los momentos más oscuros. Cuando todo parecía derrumbarse a mi alrededor, tú estabas ahí, recordándome que aún había algo por lo que luchar.
Recuerdo la primera vez que te vi. Estabas sentada en aquel jardín, rodeada de flores azules que parecían absorber tu energía. Tenías esa mirada de relajación que siempre me hacía sonreír, como si el mundo pudiera derrumbarse a tu alrededor y tú ni siquiera lo notarías porque estabas demasiado absorta en aprender algo nuevo. En ese momento, pensé que eras la persona más fascinante que había conocido. Y no me equivoqué.
Conocerte cambió mi vida de maneras que nunca imaginé. Me enseñaste a mirar más allá de las apariencias, a buscar la belleza en las cosas simples, a valorar los momentos pequeños que solíamos dar por sentados. Y, sobre todo, me enseñaste a amar. A amar con todo mi ser, sin reservas, sin miedo.
Cuando cerré mis ojos por última vez esa noche en aquel lugar, sosteniendo tu mano, pensé que el mundo se detendría contigo. Que la vida no tenía sentido si no estabas a mi lado. Pero aquí estoy, intentando sobrevivir, intentando encontrar un propósito en un mundo donde tú ya no estás.
Han pasado días, semanas... tal vez meses desde que te perdí. El tiempo se ha convertido en algo extraño, como si no tuviera sentido. A veces siento que todo fue un sueño, que en cualquier momento despertaré y te encontraré a mi lado, mirándome con esa expresión divertida que siempre tenías cuando me sorprendías soñando despierto. Pero luego despierto de verdad, y la realidad me golpea como una ola implacable.
Kalina, no sé cómo explicarte el vacío que dejaste. Es como si una parte de mí hubiera muerto contigo. Cada vez que escucho tu canción favorita, cada vez que paso por el jardín de flores azules, siento que me estoy rompiendo un poco más. Pero al mismo tiempo, me aferro a esos recuerdos porque son lo único que me queda de ti.
Me he preguntado tantas veces si las cosas habrían sido diferentes, si yo hubiera hecho algo más, si hubiera sido más fuerte, más rápido, más capaz. La culpa es un peso que llevo todos los días, y aunque sé que tú odiarías que me sintiera así, no puedo evitarlo. Siento que te fallé, que no hice lo suficiente para protegerte.
Pero también sé que tú no querrías que viviera atrapado en el pasado. Siempre me decías que la vida era demasiado corta para desperdiciarla en arrepentimientos. Y aunque es difícil, estoy tratando de honrar tus palabras. Estoy intentando vivir de una manera que te haga sentir orgullosa, aunque no siempre sé cómo hacerlo.
¿Sabes? A veces pienso que aún estás aquí, cuidándome de alguna manera. Hay momentos en los que siento una calma inexplicable, como si estuvieras a mi lado, susurrándome que todo estará bien. Y quiero creer que es cierto, que aunque físicamente no estás, tu espíritu sigue conmigo, guiándome como siempre lo hiciste.
El otro día encontré una carta que me escribiste cuando estábamos en el instituto. Era simple, pero tan tú. Me dijiste que no importaba cuán oscuros fueran los días, siempre habría algo de luz si yo estaba dispuesto a buscarla. Me aferré a esas palabras como un náufrago se aferra a un pedazo de madera en medio del océano. Porque tú siempre fuiste mi luz, Kalina. Y aunque ahora siento que estoy rodeado de oscuridad, estoy intentando encontrar esa chispa que me prometiste.
He comenzado a hacer una lista de cosas que quiero hacer en tu honor. Quiero visitar cada lugar al que soñabas ir, escuchar cada canción que amabas, leer cada libro que recomendabas. Quiero vivir de una manera que refleje todo lo que eras, porque así es como quiero mantenerte viva.
Kalina, hay tanto que quiero decirte, tanto que nunca tuve la oportunidad de expresar. Pero por ahora, solo quiero que sepas que te amo. Te amo de una manera que trasciende el tiempo, el espacio y la muerte. Te amo con cada fibra de mi ser, con cada latido de mi corazón. Y siempre lo haré.
Donde sea que estés, espero que sepas cuánto me cambiaste. Espero que sepas que mi vida nunca será la misma sin ti, pero que estoy intentando seguir adelante porque sé que eso es lo que querrías para mí.