Una semana pasó sin que Ethan volviera a ver a la chica que había salvado, negar que había dejado de pensar totalmente en ella sería una mentira, tal vez no estaba tan recurrentemente en su mente como en los primeros días, pero pensaba ocasionalmente en ella, y a veces volvía a él esa inquietante y molesta necesidad de saber qué había pasado con ellos después de aquello.
Sabía en donde vivía, pero eso no quería decir que iría a verla, no se conocían más que de vista, ni siquiera sabía su nombre. Prefirió suponer que ella se encontraría bien, y tuvo que recordarse más de una vez que pensar tanto en la chica no tenía sentido, ella sólo era una desconocida a la que había salvado por coincidencia.
Era un sábado por la mañana el día en que volvió a saber de ella. Estaba en el trabajo, como solía ser, en fines de semana, no había mucha clientela, sólo tres chicas que almorzaban en el local y un grupo de chicos que, en otra mesa, esperaban a que su orden estuviera lista.
Eran cerca de las once de la mañana cuando Daphne entró al lugar, para su suerte era Ethan quien estaba detrás del mostrador, éste inmediatamente dirigió la mirada a ella al entrar, se veía sorprendido. Daphne sonrió amablemente al verlo y se acercó a él. Desde el día después del ataque, había pensado en que tenía que buscar a su salvador y agradecerle por su ayuda aquella noche.
Aquella noche en que había llegado a su casa desaliñada, sucia y llorosa, aunque había pensado en que no quería preocupar a su tía y a su abuela, tuvo que contarles todo lo ocurrido en cuanto comenzaron a hacer preguntas. Esa misma noche llamaron a la policía, tomaron fotos y muestras de saliva que ese hombre había dejado en ella, al día siguiente, le informaron que tenían al responsable, su ADN ya estaba en la base, ya tenía cargos anteriores por acoso y estaba bajo fianza, esta vez iría a prisión, también habían arrestado al sujeto que había estado con él esa noche, este aún estaba en proceso, probablemente saldría bajo fianza.
Aunque se sintió aliviada porque el tipo que intentó abusar de ella ya no estaba por las calles, no se había sentido segura para salir al exterior durante los dos días posteriores al incidente, aún se sentía nerviosa, sólo lo había hecho una vez cuando tuvo que reconocer a los hombres detenidos. Su tía y su abuela no la habían presionado para salir, también había faltado a su trabajo en el salón durante esos dos días.
Sólo había salido hasta el tercer día acompañada de su tía, y este era el primer día que salía totalmente sola, ya no se sentía tan ansiosa en la calle, realmente después de una media hora fuera de casa se sentía muy tranquila, aunque definitivamente no quería estar en la calle de noche, al menos no sola.
Mientras se acercaba a él con una sonrisa en su rostro, el chico mantuvo sus ojos fijos en ella, no era una mirada nada disimulada, y extrañamente se veía muy sorprendido, por eso puesto él la conocía, después de todo la veía todo el tiempo cuando venía a almorzar. En este momento Ethan la miraba tan intensamente que por un instante se sintió un poco incómoda.
—Hola —saludó Daphne a Ethan al llegar a él, dejando sobre el mostrador una caja de cupcakes que llevaba con ella.
—H...Hola —saludó de vuelta Ethan, distraídamente.
Al estar ella justo frente a él, se sintió incómodo, había pensado que ella no volvería a comprar comida en ese lugar en vista de que hacía ya muchos días que no se aparecían ella ni sus amigas por ahí.
—Emm, ¿te acuerdas de mí cierto? —preguntó Daphne, ya sabiendo la respuesta, por la forma en que la miró era obvio que sí.
—Claro, solías venir con otras dos chicas a almorzar aquí —respondió Ethan evitando mencionar algo sobre aquel incidente, o mostrarse interesado y preocupado por ella.
Trató de mantenerse con la mirada fija en en sus ojos y lo hizo por unos segundos, pero esos ojos... en verdad se le dificultaba mirarlos; le perturbaban, así que, en lugar de apartar la mirada, trató de mantener su vista no en ellos sino en el espacio entre estos.
—Sí..., esa soy yo —a Daphne le pareció extraño que él no la reconociera también como la chica a la que había ayudado aquella noche, le parecía muy poco probable, pero pensó que tal vez no quería incomodarla con eso—. Tú me salvaste hace una semana de un hombre que trató de... abusar de mí —dijo la última parte en voz baja.
—Oh, claro —Ethan se quedó callado y centró su mirada en sus ojos de nuevo un segundo, antes de bajar la mirada hacia el mostrador y comenzar a limpiar este con un paño, aunque ya se hallaba limpio.
—Bueno, vine para agradecerte por ayudarme —dijo Daphne bajando su mirada tratando de buscar la de él.
Él parecía nervioso e incómodo. Tal vez realmente era un chico retraído y por eso tenía una aptitud tan rara cuando ella y sus amigas iban a almorzar al lugar.
—Esto es para ti —dijo empujando hacia él la caja de cupcakes sobre el mostrador. Ethan miró la caja—. No es nada en comparación con lo que hiciste por mí, pero es mi forma de agradecerte.
—No es necesario —dijo Ethan ligeramente en voz baja. Y llevando una mano a la caja de cupcakes para empujarla hacia ella.
—Por favor, acéptalo, es lo mínimo que puedo hacer por ti —insistió Daphne, volviendo a empujar la caja hacia él—. Sólo es un detalle.
Ethan la miró un momento indeciso, nuevamente evitando centrarse en sus ojos. Después tomó la caja de cupcakes y la puso aún lado de la caja registradora, haciendo que Daphne sonriera.
—Gracias —dijo apartando la mirada de ella para volver a frotar el mostrador.
Daphne sonrió al verlo, se veía muy nervioso y tenso, hace una semana cuando la rescató se había visto muy peligroso al golpear a su atacante, ahora no lo parecía en absoluto. Una ocurrencia vino a su mente:
—«¿Será que se siente nervioso sólo por mi presencia?» —entonces pensó en todas esas veces en que él la miraba extraño cuando ella y sus amigas iban al lugar.
#3766 en Joven Adulto
#20021 en Novela romántica
romance y drama, amor inesperado y complicado, abuso y tragedias
Editado: 02.11.2023