Flor de Daphne

CAPÍTULO 5

HACE CUATRO AÑOS:

De camino al trabajo, Ethan se detuvo en la cafetería en la que había visto a aquella chica que había tomado los restos de tarta de una de las mesas. La había estado observando los últimos días, casi todos los días venía a este lugar y se quedaba del otro lado de la calle esperando ver algo que poder tomar de las mesas.

Le daba cierta pena esa chica, siempre parecía estar hambrienta, tal vez había días en los que no comiera. Sentía gran empatía por ella, él sabía muy bien lo que era pasar hambre; dormir con el estómago vacío. En sus peores momentos había robado algunas billeteras para conseguir dinero y poder comprar comida.

Ethan se quedó al otro lado de la calle, a unos metros del lugar en donde generalmente se colocaba la chica. Esperaba verla, así que se quedó ahí unos minutos, no pasó mucho para que la chica apareciera, como de costumbre se quedó parada junto a la pared de uno de los negocios y se quedó mirando hacia la cafetería. Ethan no perdió el tiempo y rápidamente se acercó a ella.

—Oye —le habló, caminando hacia ella.

La chica dio un pequeño respingo al oírlo, dirigió su mirada hacia él de inmediato, y retrocedió un paso, se quedó mirándolo con precaución y desconfianza. Notando la incomodidad de la chica, Ethan mantuvo su distancia.

—¿Estás buscando comida cierto? —preguntó Ethan mirando un momento hacia la cafetería, ella no contestó, sólo se quedó mirándolo—. Te he visto aquí varias veces cuando voy al trabajo, y... —elevó la bolsa plástica que llevaba consigo— quise traerte esto —le extendió la bolsa—. Debes tener hambre.

Ella miró un momento la bolsa sin animarse a tomarla, veía en sus ojos el ansia por tomarla, pero también mucha desconfianza. Finalmente, de manera tímida extendió su mano hacia la bolsa y la tomó. Ethan sonrió al verla abrirla rápidamente para ver su contenido. En ésta había un sándwich de jamón, dos manzanas y una botella de agua.

—Bueno —habló Ethan—, tengo que irme —le dirigió una ligera sonrisa y la rodeó para continuar su camino al trabajo.

—Oye —le habló ella. Ethan se detuvo y la miró—. G...Gracias —dijo casi en un susurro —Ethan le sonrió.

—No es nada —dicho esto de alejó, aun sonriendo.

Ni siquiera conocía a esa chica, pero se sentía bien ayudarla. Se alejó de ahí sin mirar atrás y sin percatarse de que la chica le dirigió una agradecida sonrisa antes de también alejarse de ahí.

PRESENTE:

Como todos los días Ethan fue al trabajo. Salió de su departamento sin desayunar y nuevamente tomó el camino largo para no ver aquel lugar en donde conoció a Ellie, el lugar en el que él, casi todas las mañanas le regalaba algo para comer.

Al llegar al trabajo, durante la mañana estuvo trabajando en la cocina, y al medio día le tocaba como casi siempre tomar pedidos. Todo el día estuvo con la expectativa de que Daphne aparecería por ahí para almorzar. Hacía más de una semana que ella había venido a agradecerle el haberla salvado de ser violada y le había entregado aquellos cupcakes. Desde ese día, como había dicho venía nuevamente a almorzar con sus amigas.

No podía admitírselo a sí mismo, pero todos los días ansiaba verla llegar al restaurante. Desde aquel día de los cupcakes, al venir al restaurante solía comportarse con él de manera muy cálida y confiada, como si fueran amigos. Ethan trataba de no corresponder a su manera de tratarlo, intentaba serle indiferente, o al menos de tratarla como a cualquier otro cliente. No era como que ella tratara de mantener una larga y entretenida charla con él, pero siempre antes de ordenar se tomaba el tiempo de saludar, e incluso comentar el clima.

Que Daphne se comportara como si fueran amigos, molestaba a Ethan, o de eso trataba de convencerse, lo cierto era que, aunque él no lo reconociera, el verla todos los días y que ella lo tratara de manera tan amistosa, le agradaba y le daba cierta calidez. Él se negaba a ver esto; a reconocerlo, simplemente no podía admitir sentirse bien con la presencia de esa chica en su vida.

Cerca de las doce, Daphne y sus amigas llegaron al restaurante, al verlas entrar por la puerta, o más bien, al verla a ella, Ethan bajó la mirada un momento, respiró profundamente, y regresó la mirada hacia Daphne, ella le sonrió amablemente.

—Hola, Ethan —saludó la chica.

—Chicas —dijo él simplemente.

—Un día caluroso, ¿no? —comentó Daphne.

—Sí, supongo —se limitó a decir.

—Esto no es nada. Ha habido veranos peores en la ciudad, ¿Verdad? —comentó Jannette mirando hacia Ethan.

—Sí, es verdad —dijo Ethan.

—Supongo que aún no me acostumbro, en mi antigua ciudad el clima era un poco más fresco —comentó Daphne.

—Bueno, ¿qué van a pedir chicas? —dijo el chico tratando de cerrar la conversación.

Las tres ordenaron y fueron a sentarse a una de las mesas, Ethan no pudo evitar observarlas, o más bien observar a Daphne unos segundos después de que se sentaran. Después de que les entregara su orden una vez que ésta estuvo lista, trató de no mirarla mucho, porque tratar de no mirarla en absoluto le era imposible.

Después de que las chicas terminaron de comer se pusieron de pie, Daphne y ya una de sus amigas, la pelirroja, se acercaron a él.

—Ethan —habló Daphne—, Jannette dará una fiesta mañana por su cumpleaños.

—Pensamos que te gustaría ir —dijo esta vez Jannette, al tiempo que le extendía una invitación.

—Emm... —por un momento, Ethan no supo qué decir, no se sentía amigo de la cumpleañera, sólo se conocían de vista—, bueno, no sé si podría ir.

—Vamos —dijo Jannette—, ¿alguna vez sales a algún lugar que no sea éste? Esta ciudad es muy pequeña y yo salgo demasiado como para nunca haberte visto por ahí. Sólo te he visto aquí.

Ethan dudó un momento, pero tomó la invitación. La miró un momento y después miró a las chicas, en este momento se percató de que Daphne lo miraba con una sonrisa, Jannette también lo hacía, pero a ella no le prestó mucha atención ni importancia.




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