Flor de Daphne

CAPÍTULO 8

Cuando Ethan regresó a su departamento se dejó caer en su viejo sofá. Por un momento se reprendió el haber ido a la fiesta, tal vez sólo debió de quedarse ahí. Tal vez sólo debería de alejarse de Daphne, mantenía en su mente que ella no era Ellie y que no tenía por qué relacionarla con su recuerdo, pero por supuesto que tenía una razón.

Por un momento surgió de nuevo en el ese deseo de que Daphne no volviera a presentarse en la cafetería y en su vida, pero rápidamente el deseo desapareció. Por mucho que le costara aceptarlo, le gustaba tenerla cerca, no quería alejarse de ella, además, ¿cómo podría alejarse de ella? Daphne y sus amigas iban casi todos los días al restaurante a almorzar. No podía renunciar a su trabajo para ya no verla y tampoco podía ignorarla cuando ella fuera, no podía, no debía y no quería hacerlo.

—Vamos, Ethan —dijo para sí mismo—. Ella es sólo una amiga, nada más. Ella misma te dijo que te considera un amigo. No hay problema con que sigas viéndola.

Se quedó un momento ahí en el sofá, convenciéndose de eso, mientras miraba hacia un punto indefinido en una pared de la sala. Después de algunos minutos se levantó de ahí y se dirigió su habitación, fue hacia a un viejo buró que se hallaba en ésta. Abrió uno de los cajones de éste, y sacó una fotografía en un marco dorado.

Tan sólo de ver la foto, se le contrajo el corazón, hacía mucho que no sacaba esa foto, hacía casi un año, desde su primer aniversario luctuoso. Era la única foto que tenía de ella, a ninguno de los dos les gustaban las fotografías, esta era la única ocasión que se habían tomado una.

Se sentó en el borde de la cama, con el marco en sus manos. Se habían tomado esa foto hace tres años cuando fueron a la feria de la ciudad. Ahí estaba ella, sonriendo posando junto a él sujeta de su brazo, mostrando una pequeña sonrisa, y con un fondo de atardecer detrás de ellos. Esa era ella, realmente ella, Ellie. El amor de su vida.

Miró el cuadro por varios minutos, repasando cada detalle de ella, observando sus ojos, su cabello, su sonrisa; su rostro. Después de un rato se dejó caer hacia atrás en la cama, recargando contra su pecho la foto, y pensando en Ellie. Aun cuando sólo eran amigos, ella se volvió la persona más importante en su vida. Recordaba bien cómo comenzó su amistad: con él llevándole sándwiches o alguna comida casi todos los días, aunque esa pequeña amistad se detuvo por unas semanas en aquel tiempo.

HACE CUATRO AÑOS:

Ethan llegó al lugar de siempre, frente a la cafetería, no vio a la chica ahí, a Ellie. No le extrañó tanto en algunas ocasiones él la esperaba unos minutos en ese lugar. Hacía ya tres semanas desde que había comenzado a regalarle comida.

Ella aún la recibía bajando la mirada y notablemente penosa. Pero la necesidad era más que su vergüenza, no todos los días se encontraba con gente dispuesta a regalarle comida sin tener otras intenciones.

En todo este tiempo, habían entablado una cierta amistad, o algo así. Sólo una vez habían tenido una conversación, hace dos días, en la que sólo habían intercambiado nombres y edades, eran de la misma edad. Él le había dicho que podía ayudarla a conseguir un empleo para salir de la calle, en realidad no estaba muy seguro de poder hacerlo por sí mismo, pero había pensado que podía pedirle ayuda con eso a Gina, ella le había dicho que si necesitaba algo alguna vez sólo se lo dijera y ella haría lo posible por ayudarlo, seguramente no se refería a algo así, pero no creía ella que se negaría. Sin embargo, a pesar de su sugerencia, Ellie se había negado, ella le había dicho que no había nada que supiera hacer para un trabajo, además de que no vivía sola en la calle y que no podía abandonar a su única amiga.

—Ethan —escuchó Ethan la voz de Ellie. La vio acercándose por la calle, él le sonrió y se acercó a ella.

Justo en ese momento una chica salió de la esquina de la que Ellie había llegado. Era alta y castaña, su ropa estaba muy andrajosa al igual que la de Ellie, la chica miró la espalda de la joven pelinegra y después a Ethan, se acercó rápidamente a Ellie y la sujetó del brazo. La chica volteó a verla sorprendida.

—Khate —dijo Ellie.

—¿Qué estás haciendo, Ellie? —le reprendió la chica y dirigió una molesta mirada a Ethan, que sólo se quedó mirando extrañado—. Ella no necesita tu caridad —expresó con desprecio—, aléjate de ella.

Dicho eso tiró del brazo de Ellie para alejarse de ahí, la joven no opuso resistencia

—¡Oye! —habló Ethan y fue detrás de ellas.

—¡Aléjate! —gritó la chica sin dejar de avanzar y sin soltar a Ellie.

Cuando las personas en la calle comenzaron a mirar hacia las chicas y hacia él, se detuvo. Pero escuchó a la tal Khate hablar:

—Te dije que ya no te acercaras a él. No sé qué quiera de ti, pero no creo que sea agradecimiento —Ellie volteó hacia él mirándolo con pena.

Para ella, Ethan no parecía ser una mala persona, era demasiado amable con ella y de manera tan desinteresada como para ser alguien peligroso.

PRESENTE:

Ethan pensó en aquel suceso al mismo tiempo que razonaba en algo. Tal vez Khate tenía razón, tal vez Ellie debió alejarse de él. Ethan realmente quería ayudarla, pero al final, nunca supo cómo, y fracasó terriblemente en su intento por salvarla. Aunque, por otro lado, las cosas pudieron acabar mal con Ellie aún mucho antes de haber estado con él, con Khate después de todo no estaba mucho mejor que con él, simplemente pasaban miseria juntas.

Fue por Khate que ellos dejaron de verse durante un tiempo, por la insistencia de la chica en que él buscaba algo de ella, para Khate, Ellie estaba mejor a su lado, ella no lo conocía, nunca tuvieron ni siquiera una conversación, pero claramente no confiaba en él, trató de ser comprensivo en eso, él tampoco la conocía, no sabía por qué cosas habría pasado, la vida en la calle era difícil, lo sabía perfectamente.




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