Flor de Daphne

CAPÍTULO 16

—¿De qué hablas? —preguntó Daphne con temor de escuchar que tan mal podría haberse puesto todo.

—Aquel día que fuimos a la feria, vi una nota periodística en la televisión que se hallaba en el aparador de la tienda. Era sobre el orfanato, vi ahí la foto de Arthur, lo reconocí de inmediato con sólo voltear a esa televisión sólo un segundo; finalmente había caído. La nota decía que en ese lugar habían explotado, torturado y abusado de niños durante años. Investigué mucho sobre eso al día siguiente, y lo que encontré fue horrible.

»No sólo siguieron mandando a los niños a la calle, comenzaron a aumentarles las cuotas, si no cumplían con ella, no sólo les quitaban la comida, sino que los azotaban y los quemaban con cigarrillos. Comenzaron a… prostituir a varias de las niñas mayores de diez años —eso sorprendió y asqueó mucho a Daphne, le dolió pensar en esas niñas.

»Si algún niño se enfermaba —continuó Ethan—, lo dejaban en el sótano sólo llevándole comida y agua, casi nunca les daban medicinas, si mejoraban los regresaban al trabajo, sino, los dejaban morir ahí y los enterraban detrás del orfanato. La policía encontró cinco cadáveres ahí; tres niños y dos niñas, uno de ellos claramente era el de Toby.

»También me enteré de que la razón de que nunca progresaran las solicitudes de adopción era que Arthur alteraba los documentos para impedir las adopciones. Y efectivamente, él y sus amigos se quedaban con el dinero de las donaciones y los apoyos del gobierno.

»Durante años ninguno de los niños se atrevió a escapar, tenían miedo y tampoco se atrevían a pedir ayuda. Cuatro chicos pudieron salir libremente del orfanato durante esos años al cumplir la mayoría de edad, Arthur les daba una gran suma de dinero, ropa y los dejaba ir, todos se fueron de la ciudad y ninguno dijo nada de lo que habían pasado ahí, probablemente por miedo, la policía no pudo contactar a ninguno para el juicio. También se supo que varios de los miembros de la comunidad sabían o sospechaban que algo ocurría ahí, pero nadie dijo nada —después de decir esto, Ethan se quedó en silencio mirando hacia la calle con una expresión triste y acomplejada. Había juzgado demasiado a todos eso chicos y esos vecinos que decidieron quedarse callados, pero siempre detenía esos pensamientos con el reconocimiento de lo absurdo que era para él atreverse a juzgarlos por algo que él también hizo durante todo este tiempo; también se había quedado callado.

—¿Cómo fue que la policía se enteró de lo que ocurría en el orfanato? —consultó Daphne.

—Un niño se atrevió a hablar, al parecer él aún no estaba completamente sometido por ellos, era un niño de nueve años que acababa de haber sido dejado en el orfanato por su madre. Buscó ayuda de un policía al día siguiente de que una niña murió en el orfanato. Cuando la policía llegó esa tarde al lugar, Arthur y sus amigos no tuvieron tiempo de arreglar todo para dar una buena apariencia. Finalmente cayeron, y todos los niños dieron su testimonio de todo lo que pasaron durante estos años.

»Eso ocurrió hace varios meses, hace unos días terminó el juicio contra el grupo de Arthur, todos recibieron cadena perpetua. Y ahora los niños están en hogares temporales y otras instituciones en donde los están ayudando psicológicamente.

—Al menos, las cosas terminaron bien —habló Daphne—, esos tipos pasarán el resto de sus días en prisión. Y esos niños tendrán una nueva oportunidad en sus vidas —Daphne le sonrió conciliadoramente, pero Ethan ni siquiera la miró, permaneció en silencio con la mirada hacia abajo, aún se veía muy acomplejado—. Ethan —lo llamó Daphne—, ¿qué pasa?

—En estos cuatro años, yo tampoco denuncié lo que ocurría —un gran dolor se reflejó en su rostro, y llevó sus manos a su su cabeza con frustración, recargando sus codos sus rodillas—. Cuatro niños más murieron. Si hubiera hablado entonces..., pero... fui un cobarde, sólo quería olvidarme de eso, fui muy egoísta. Debí haberlo denunciado.

—Ethan —lo llamó Daphne le dolió verlo así, se veía realmente afectado—. No puedes cambiar lo que pasó, además tú no sabías que tan mal se habían puesto las cosas, y no fuiste el único que no habló, ninguno de los niños se atrevió a hablar antes, ni los que salieron, ni los miembros de la comunidad que sabían o sospechaban que algo pasaba.

—Que ellos no hayan hablado no me quita culpa —insistió bajando sus manos—. Pude haber hecho algo.

—Sí, pudiste, pero no eras el único que pudo hacerlo —lo miró con preocupación—. No intentes culparte como si todo fuera tu culpa.

Esta vez Ethan volteó a verla. “No es tu culpa”, había escuchado esa frase muchas veces, eso no lo convencería de lo contrario.

—Claro —dijo para evitar que Daphne insistiera—. Muchos padres abandonan a sus hijos porque les resultan una molestia, y otros lo hacen porque no pueden mantenerlos, me preguntó cuántos padres dejaron a sus hijos en ese lugar creyendo que era lo mejor para ellos.

Ambos se mantuvieron en silencio durante unos segundos.

—Oye —habló Daphne—, ¿qué pasó el anterior director del orfanato?

—Según lo que leí, aún sigue internado en un asilo. La policía decidió no decirle nada del asunto, ya está muy viejo, su salud mental se ha deteriorado, está senil. Así que prefirieron no perturbarlo con eso.

—Tal vez fue lo mejor —concordó Daphne—. ¿No sabes que pasó con las familias biológicas de esos niños? —preguntó—, ¿no acudieron con la policía al enterarse del ocurrido?

—Oh, sí, dos de los padres biológicos estaban tratando de recuperar la custodia de sus hijos, sólo de esos se ha sabido. De los demás que se supone dejaron a sus hijos ahí por su bien no se ha sabido —sonrió irónicamente—, y bueno, que tan probable es que realmente a todos los hayan dejado sus padres por su bien. Probablemente todos a excepción de ellos, sí éramos un estorbo.

—No puedes saber eso —dijo Daphne.




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