Flor de Daphne

CAPÍTULO 18

Toda la hipótesis de Daphne había permanecido mucho en la cabeza de Ethan, no quería pensar en ello, pero había terminado reflexionando mucho sobre esa idea; todo ese escenario que la chica le había planteado.

No era verdad que nunca hubiese pensado en buscar a su madre, aunque no había pensado en eso desde hacía muchos años, esa posibilidad pasó en algún momento por su cabeza cuando se fue de la granja en la que Sophie y él se refugiaban. Pensó tan sólo un momento en buscarla, pero casi de inmediato descartó eso, su madre lo había abandonado por algo, no tenía sentido buscarla. Además, ¿cómo se suponía que debería empezar a buscarla? La única información que podría encontrar de ella sería en los registros del orfanato, y no había manera de que él regresara a ese lugar.

Pero después de que Daphne le contara su hipótesis sobre su madre, había comenzado a pensar mucho en ello de nuevo. No sabía si es que realmente deseaba ver a su madre o sólo quería saber de ella, pero, aun así, deseaba buscarla, toda su vida había tenido la duda de su origen, y esta vez tenía una manera de saber algo sobre ella, ahora que habían desmantelado el orfanato podía acudir a las autoridades para pedir información sobre su registro en ese lugar.

—Entonces —habló Daphne—, ¿irás a Dryfield?

—Sí —contestó Ethan—. Tengo pensado pedir un permiso en el trabajo mañana, me iría este martes por la mañana.

—Aguarda —se detuvo a pensar Daphne—, eso significa que tienes que hablar con las autoridades para obtener información sobre tu madre, ¿qué pasa si te interrogan sobre el por qué jamás hablaste sobre lo ocurrido en ese lugar? —dijo Daphne muy preocupada, no se había detenido a pensar en ello antes.

—Pensé en eso, no creo que puedan presentar un cargo en mi contra por haber huido del orfanato y no haber hablado, o quiero creer que es así, pero si no lo es así de todas formas me arriesgaré —aseguró Ethan muy serenamente.

Escuchar eso preocupó a Daphne, no quería que él tuviese problemas, si fuese así se sentiría culpable por haber tocado en primer lugar el tema de su madre.

—¿Puedo acompañarte? —preguntó de pronto Daphne. Ethan se sorprendió por la pregunta. Nerviosamente apartó la mirada de Daphne.

—No tienes que acompañarme —dijo Ethan—. No creo que me pasé nada, además es un viaje muy largo, serían al menos cuatro horas en autobús.

—No tengo problema con ello —aseguró Daphne—, puedo pedir un permiso mañana mismo en el salón para ausentarme.

Ethan no estaba dispuesto a aceptar que ella fuera con él a ese lugar, y estaba por volver a negarse, cuando de pronto Daphne se acercó más a él y tomó una de sus manos entre las suyas. Ante esto Ethan regresó su mirada hacia ella.

—Por favor, no hay mucho que pueda hacer por ti, pero quiero al menos darte apoyo moral —insistió mirando a los ojos a Ethan—. Y admito que sí me preocupa un poco que pueda pasarte algo, o haya alguna especie de represalia contra ti.

Al tener tan cerca los ojos gris-azul de Daphne, Ethan se sintió un poco perdido, su mirada fija y el calor de sus manos lo hacía sentirse más perdido. Cualquier palabra que estuviera a punto de decir se perdió en su garganta, y cuando sintió sus latidos aumentar y volverse más fuertes, apartó su mano de las de ella dando un paso atrás. Y sintiéndose ligeramente molesto consigo mismo por tener esa reacción ante la cercanía de Daphne.

—Está bien —antes de darse cuenta ya había dicho eso. La chica sonrió por su respuesta.

—Entonces, nos iremos este martes —dijo Daphne. Ethan no dijo nada—. Es un poco tarde, creo que debo irme. Le dije a mi tía Angelique que sólo saldría unos veinte minutos.

—Claro —finalmente habló el chico.

—Nos vemos mañana —se despidió Daphne.

—Aguarda —habló cuando Daphne se dio la vuelta para irse—. Te acompañaré a casa.

Daphne sonrió al escucharlo, a veces él parecía querer mantener aquel semblante frío e indiferente de cuando se conocieron, pero le parecía un chico dulce, y se notaba que era considerado, lo demostraba con él solo hecho de preocuparse por su seguridad como para acompañarla a casa.

Una vez que llegaron a casa de la chica y se despidieron, Ethan partió hacia su departamento, nada más llegar se desplomó sobre su sofá y se reprochó nuevamente su reacción ante la cercanía de Daphne. Tal vez no debería dejar que ella siguiera tan cerca de él, la había dejado entrar mucho en confianza. Aunque ya era más capaz de separar la imagen de Daphne de sus recuerdos de Ellie, aún le causaba algo verla y aún más si la tenía tan cerca.

Lo cierto es que tal vez ya había entrado demasiado en confianza con ella, había salido con ella y sus amigos, había ido a cenar a su casa, se habían juntado bastante fuera del restaurante, e incluso él le había contado sobre su pasado en el orfanato. Y ahora había aceptado que ella lo acompañara a Dryfield.

De pronto algo vino a la mente de Ethan, un recuerdo de hace casi cuatro años. Por aquel tiempo, Ellie llevaba ya dos meses viviendo con él. Las cosas iban relativamente bien con él. La chica había llegado a él es una pésima condición física, estaba muy delgada, incluso en sus dedos se notaba, se veían muy delgados, era evidencia de la mala alimentación que había llevado durante el tiempo que estuvo viviendo en la calle.

Ethan le permitió recuperarse durante estos meses antes de ayudarla a conseguir trabajo, se habían acomodado bien durante este tiempo. Aunque Ethan le había ofrecido ocupar la cama en la habitación, ella se negó y terminaron alternando todas las noches quien dormía en la cama y quien en el sofá.

Desde el primer mes la condición de Ellie mejoró bastante, muy notablemente, ganó algo de peso, las ojeras bajo sus ojos empezaron a desaparecer, y ahora podía usar ropa decente. Ethan la proveyó de todo lo que necesitara durante este tiempo. Ella se dedicó totalmente a ocuparse de mantener limpio el departamento. Fue aproximadamente en el cuarto día después de que la chica comenzara a vivir con él cuando Ethan encontró el departamento impecable después de llegar del trabajo. También fue Ellie la primera persona en cocinar algo en la estufa de Ethan después de tanto tiempo, puesto que él ni siquiera la usaba. Prácticamente Ellie se volvió un ama de casa. Todo parecía ir muy bien, ella estaba muy cómoda con su compañía al igual que él. Realmente ambos sentían cada vez un mayor afecto hacia el otro.




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