Flor de Daphne

CAPÍTULO 23

Según Thomas, Gwerdlle era una zona rural, algo apartada de las ciudades al rededor, era un pequeño poblado en el que había estado en un par de ocasiones, era conocido en los alrededores por el cultivo de plantas de flores. No había un autobús que fuera directamente a este lugar, tenían que tomar un autobús de paso que los dejaría en el camino que llevaba a dicho poblado, después harían unos veinte minutos a pie.

 

Aunque la intención de los chicos era partir directamente desde Dryfield hasta ese lugar, Thomas les había informado que el autobús pasaba sólo una vez al día por la ciudad muy temprano, y que este mismo pasaba por Lowelm, el pueblo en el que se hallaba la granja, alrededor de las diez de la mañana. No tenían que comprar un boleto para subir a él, sólo tenían que esperar al autobús en la parada por la que pasaba y pagar su pasaje. Ya que tendrían que esperar hasta mañana para ir a Gwerdlle, Sophie inmediatamente les ofreció quedarse en su casa a pasar la noche, a lo que ambos accedieron.

 

Finalmente, todos regresaron a la granja. Para la tarde, Thomas volvió al trabajo en la granja, Daphne se ofreció ayudarle a Sophie con los quehaceres de la casa, a lo que ella se negó demasiado alegando que ellos eran sus invitados y que no debían hacerlo, sin embargo, Daphne insistió demasiado como agradecimiento por dejarlos pasar ahí el resto del día y la noche además de toda la ayuda que les habían brindado.

 

Al final, Daphne ayudó a la chica a realizar la limpieza de su hogar, a pesar de las insistencias de Daphne para que descansara y la dejara realizar las tareas domésticas, ella se rehusó, el avanzado embarazo no parecía ser un impedimento para ella al realizar cualquier tarea.

 

Ethan no pasó el tiempo cerca de ellas, mientras realizaban los quehaceres, estuvo un largo rato en la sala sólo observándolas moverse de aquí para allá mientras limpiaban. Aunque ambas bromearon entre ellas un momento sobre obligarlo a levantarse y ayudarlas, sabían que no querían que lo hiciera, se imaginaban que el pobre debía tener en ese momento muchas cosas en la cabeza. Y por supuesto, no estaban equivocadas.

 

El día había agotador mentalmente para Ethan, desde que habían hablado con el señor Garret había tratado de mantenerse tranquilo. Había hecho este viaje asegurándose de mantener cualquier expectativa muy baja, no creía tanto en las posibilidades de averiguar algo, prácticamente había hecho el viaje para tener la conciencia de que al menos lo había intentado, casi aceptando desde el inicio que no lograría nada, sin embargo, realmente había hallado algo.

 

Tenía información bastante concreta sobre su madre, Emilia Rain, y el lugar del que aparentemente era, si dicho lugar realmente era tan pequeño como Thomas lo afirmaba, aumentaban las probabilidades de encontrarla, incluso si justo ahora ella no se hallara ahí. Sin embargo, tenía miedo de las esperanzas y expectativas que se formaban en él; no quería esperar nada.

 

—¿Hueles eso? —preguntó Sophie mientras estaba con Daphne en la cocina, ya habían comenzado a preparar la cena.

 

—¿Qué cosa? —preguntó Daphne dejando un momento la carne que cortaba para comenzar a olfatear el aire.

 

—Huele a humo de tabaco —aseguró la joven embarazada acercándose a la ventana de la cocina.

 

—Tal vez Ethan está fumando allá afuera —sugirió Daphne.

 

—¿Ethan fuma? —cuestionó extrañada—, ¿desde cuándo tiene vicios? —preguntó haciendo hizo un gesto de desagrado.

 

—No creo que sea un vicio como tal —aseguró Daphne—, o bueno..., no me parece que fume mucho, sólo lo he visto fumar una vez, y no suele oler a cigarro.

 

—Bueno, no se fuma en esta casa —sentenció Sophie—. Regreso en un momento —dijo antes de salir de la cocina.

 

La chica salió de la casa y en efecto, se encontró a su viejo amigo, sentado en las escalinatas del pórtico de la casa, fumando tranquilamente un cigarrillo. Sophie negó en un gesto de desaprobación y se acercó a él.

 

—No se fuma en esta casa —dijo tomando de la boca del chico el cigarro para arrojarlo hacia el césped del patio. Ethan no se vio molesto, sólo volteó a hacia ella.

 

—Por eso salí de la casa —obvió el chico.

 

—El viento arrastra el humo hacia la ventana de la cocina y se cuela dentro de esta —replicó la chica, soplando con su mano como si tratara de alejar el humo del pórtico—. Estamos cocinando, ten un poco de consideración, no es bueno inhalar humo de tabaco durante el embarazo.

 

—Como sea —le restó importancia Ethan y regresó la vista al frente—. Disculpa.

 

—Es un hábito desagradable —dijo la chica cruzándose de brazos y mirándolo como si le estuviera reprendiendo, lo cual el chico no notó—. ¿Desde cuándo fumas?

 

El chico guardó silencio unos segundos antes de hablar:

 

—Hace algunos años antes de llegar a Forddgul, estaba por ahí, cubriéndome de la lluvia bajo el techo de una parada de autobús. Un tipo junto a mí me ofreció un cigarrillo y... bueno, el resto es historia.

 

—Insisto —habló Sophie—, es un hábito desagradable.

 

—Trató de no hacerlo todos los días —explicó Ethan—, y si lo hago sólo fumo uno.

 

Ambos permanecieron callados durante unos segundos, Ethan sólo miraba hacia el terreno frente a la casa, de pronto Sophie bajo las escalinatas para sentarse junto a él. Ethan centró en ella su vista en ella, mientras con algo de dificultad tomaba asiento en el pórtico.

 

—¿Cómo te fue en Forddgul? —preguntó la chica una vez que tomó asiento.

 

—No muy bien —admitió el chico, Sophie lo miró preocupada, al percatarse de esto Ethan se apresuró a corregir—. Me refiero a que nada excepcional, tengo un reducido departamento, y un empleo en un restaurante de emparedados, nada más. Sólo... sobrevivo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.